Por Fernando Manzanilla Prieto
Estamos a pocos días de vivir el cambio de 217 presidentes municipales en la entidad poblana, en algunos casos ya están iniciando procesos de entrega recepción, en otros siguen armando sus equipos, lo cierto es que a partir del próximo 15 de octubre arrancará un nuevo periodo para los habitantes poblanos y de algunos otros Estados.
La ciudadanía está ávida porque el Cabildo entrante pueda cubrir sus más altas expectativas y solucione los problemas que no han sido atendidos en los últimos años, una historia que vivimos y revivimos regularmente cada tres años, en algunos casos; dependiendo de la participación en la jornada electoral, con la esperanza de tener un mejor gobierno.
Por Ley, los ayuntamientos plasman las acciones con las que darán solución a los principales problemas de sus localidades, en el Plan Municipal de Desarrollo a través de “ejes de gobierno”, mismos que abarcan áreas como seguridad pública, desarrollo social, económico e infraestructura o crecimiento de la localidad entre otros.
Es tiempo de que los servidores públicos electos demuestren su capacidad para dar solución a las necesidades de población, en medio de una pandemia por COVID-19.
A continuación, menciono algunos de los retos más importantes que enfrentarán los titulares de la administración municipal.
En el aspecto financiero deberán encontrar las estrategias adecuadas para reactivar la economía local tan lastimada por el COVID-19; distribuir adecuadamente un presupuesto que resulta insuficiente para cubrir las necesidades de gasto, así como encontrar los mecanismos e incentivos adecuados para reactivar la recaudación de los ingresos municipales, generar recursos propios, mismos que tuvieron una disminución desde marzo del año 2020.
Otro de los retos es la cobertura inmediata a los servicios públicos municipales, como el alumbrado público, ejecución de obras que beneficien a la mayor parte de la población, en algunos casos también solucionar la vida útil de los rellenos sanitarios, distribución del agua, ampliación de red eléctrica, mantenimiento a instalaciones de mercados, centros de salud, centros deportivos y sistemas de recolección de basura, entre otros, ya que la pandemia ha visibilizado las carencias que existen en la sociedad.
De igual manera los gobiernos entrantes tendrán que hacer frente a la crisis sanitaria que prevalece, buscar los mecanismos para prevenir contagios y atender a quienes contraigan el virus. Nadie estaba preparado para enfrentar una pandemia, pero hay que plantear acciones y vigilar que se realicen.
La seguridad pública sigue siendo uno de los retos más grandes que deben solucionar todos los niveles de gobierno y que reclama la misma sociedad, lo cual requiere de un trabajo coordinado, además de profesionalizar y capacitar a los elementos de las diferentes corporaciones.
Es importante destacar que, de ahora en adelante, los gobiernos locales deben considerar la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, documento que signaron México y otros 192 países en septiembre de 2015, buscando consolidar mejores condiciones de vida para todas las personas.
Es necesario que, dentro de los planes de desarrollo municipales, incorporen los objetivos que establece la Agenda 2030, para contribuir a alcanzar los 17 objetivos los cuales consideran 169 metas y 230 indicadores. El 65 por ciento de los objetivos de la Agenda 2030 de la ONU involucran a las ciudades; por tanto corresponde a los municipios apropiarse de ellos, detectar necesidades y priorizarlas.
Uno de los temas fundamentales que no están en duda incluir, es el del cuidado al medio ambiente; recordemos que ya existe una alerta climática lanzada por la ONU, y es obligación de cada ente gubernamental plantear estrategias y realizar acciones contundentes para revertir este daño ambiental que ha provocado el calentamiento del planeta.
Otra exigencia social siempre ha sido que exista continuidad en acciones o proyectos que haya hecho la administración saliente, desde luego, sí son de utilidad. Sin importar el partido del cual han emanado, el seguimiento y consolidación de buenas prácticas son fundamentales para el crecimiento de los municipios y sus habitantes. En este sentido la participación social es clave para vigilar que los proyectos planteados a mediano o largo plazo se cumplan.
Finalmente, uno de los principales retos de toda administración municipal son las buenas relaciones con los gobiernos federal y estatal, el oficio político de los representantes de los ayuntamientos para negociar, acordar, conciliar y gestionar obras o acciones que beneficien a sus municipios, pero principalmente a las personas que viven en ellos; aunado a que la curva de aprendizaje para los nuevos servidores públicos deberá ser mínima para que la transición resulte lo mejor posible.