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Nino Haratischwili, la escritora de la pesadilla postsoviética: «Ojalá mi novela sirva para que Occidente se despierte» | Papel

La autora georgiana publica ‘La luz perdida’, crónica brutal de los años 90 en su país.

Tiroteo en Tiflis en 1992, tras una marcha en apoyo del entonces presidente. Anatoly MarkovkinAP

CARMEN VALERO / Berlín / PAPEL

Cuando Nino Haratischwili dio por acabada la novela que ahora sale al mercado español con el titulo La luz perdida (Alfaguara), lloró. «Me sentí liberada y al mismo tiempo triste porque me despedía de los personajes» confiesa la escritora georgiana en entrevista con Papel. No fue la única vez que le superaron las emociones mientras daba forma a un relato ambientado en la época de la disolución de la Unión Soviética, cuando Georgia se hundió en el fango de la guerra civil y el caos sin haber saboreado apenas la independencia. Haratischwilini era entonces una niña incapaz de ver que Tiflis se había convertido en una gran cloaca humana. Su madre, que huyó a Alemania en aquellos años convulsos para que no le salpicara el desastre colectivo, prefería negar su memoria. «Fueron tiempos muy difíciles», fue la reacción de la madre de Haratischwili cuando leyó el libro que consagra a su hija como una de las escritoras más importantes del momento.

La novela es como su narrativa, brutal. Tres mujeres se reúnen en Bruselas con motivo de la exposición de fotografía póstuma de una amiga; a través de las fotos los tres personajes deHaratischwilini hacen una retrospectiva de sus vidas en Tiflis, una ciudad que vivía y moría en la penumbra. Como ahora ocurre en Kiev y en tantas ciudades ucranianas, en Georgia no solo escaseaba el gas y la electricidad, sino que la destrucción material y humana anidaba en cada calle, en cada esquina y en cada casa. Las bandas criminales afloraron y la droga, sobre todo la heroína, se extendió como una plaga de ratas. La depresión mató la esperanza, el suicidio se convirtió en una salida para miles de personas, las violaciones se convirtieron en rutina y, entre tanta sangre real o simbólica, los matrimonios forzados se convirtieron en un esparadrapo.

«He luchado durante tanto tiempo por mi seguridad, he exorcizado lo que ha sido con disciplina casi militar, y ahora aquí estoy, caminando por este vestíbulo, […] atravesando estas habitaciones sobredimensionadas y glamurosas, haciendo todo lo posible por luchar contra los recuerdos que me saltan desde los lados como simios hambrientos», dice una de las protagonistas.

Nino Haratischwili.
Nino Haratischwili.DANNY MERZ

Dos días después de que Rusia invadiera Ucrania, el 28 de febrero de 2022, apareció en las librerías alemanas La luz perdida, la quinta novela de la muy premiada Haratischwilini. «Fue una triste coincidencia, pero ojalá mi novela sirva para que Occidente se despierte«, afirma la escritora, que vive en Berlín y escribe en alemán, su idioma de adopción. «No se si sería capaz de escribir en georgiano lo que escribo aunque lógicamente es un idioma que domino», afirma. Puede que no. Si lo hiciera, Haratischwili, perdería la identidad adquirida en Alemania y ella, como su narrativa, es un puzle de muchas piezas.

«Me gustan las grandes historias y las emociones fuertes», confiesa la escritora, que no reniega de la influencia que ha tenido en ella la literatura rusa. «Hablo ruso y he leído mucho en ruso, es un idioma muy bonito», afirma. En la arquitectura de destrucción y destinos quebrados con la que diseña sus obras, el amor, la amistad y la solidaridad suenan en La luz perdida como una balalaica.

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En alemán, el título de esta novela de 717 páginas es Das Mangelde Licht, la falta de luz , pero al margen de los matices, pues lo importante de la novela es que la luz nunca se apaga, Haratischwili está feliz con el hecho de que su libro llegue a manos de los lectores en España. «Siempre es una alegría y motivo de orgullo para el autor que su libro se traduzca a muchos idiomas y llegue al mayor número de personas posibles», sostiene Haratischwili, que se plantea aprender español porque quiere viajar por América Latina.

Proyectos no le faltan; entre los más inmediatos no está escribir otra novela. Lo próximo será, una vez más, el teatro, donde empezó su carrera y donde ha alcazado notoriedad como directora. «Tengo un tema en mente para mi próximo libro pero la forma la veo aun difusa» afirma Haratischwili. La autora de La gata y el general necesita visualizar lo que escribe, proyectar en su mente fotogramas que luego transcribe con una crudeza desgarradora entre pasajes de furiosa humanidad.

Por eso, su próximo libro, no será sobre gente que vive y siente de forma corriente. «Eso no interesa». Igualmente indiferente le resulta el debate de si su novela, por tener a mujeres como protagonistas, es o no feminista. «En Alemania es una pregunta que me hacen siempre y no entiendo por qué, porque el genero es irrelevante. Aquí son mujeres porque puedo como mujer entender mejor a los personajes», dice. Y porque La luz perdida, aunque Haratischwili escarbe y se regodee en los miedos, los pecados y las miserias del ser humano, no deja de ser una historia de amor y amistad. Es sobre cómo el sufrimiento y memoria colectiva pueden servir de antídoto a los dictadores.

Fuente: https://www.elmundo.es/cultura/literatura/2023/02/07/63e2655ce4d4d8726e8b4591.html

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