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Ni orgías, ni herejías ni idolatría: los mitos más pesados sobre los templarios | La Vanguardia

Antiguos rumores de perversión, perpetuados y ampliados por la ficción, siguen acechando a la Orden del Temple. Isabel Margarit y Ana Echeverría los revisan en un nuevo episodio

Godofredo de Bouillon y caballeros templarios durante la primera cruzada
 Art Media/Print Collector/Getty Images

HISTORIA Y VIDA / LA VANGUARDIA

El 18 de marzo de 1314, Jacques de Molay murió en la hoguera. Con la desaparición de su último gran maestre, la Orden del Temple salía de la historia para adentrarse en el territorio equívoco de lo legendario. Sus miembros, mitad monjes, mitad soldados, fueron desprovistos de sus bienes. Unos fueron ejecutados, otros lograron sobrevivir.

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Para explicar el destino de estos últimos surgirían, en los siglos siguientes, todo tipo de conjeturas disparatadas. Muchas de ellas se han propagado en nuestros días a raíz de novelas de éxito, como El código Da Vinci de Dan Brown (2003) y su adaptación cinematográfica (2006). Este tipo de relatos, aunque muy entretenidos, raramente son rigurosos.Lee también

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La orden templaria surgió unos veinte años después de la toma de Jerusalén por los ejércitos cristianos en 1099, durante la Primera Cruzada. Así nació la que sería una de las organizaciones más poderosas de Europa, con más de cincuenta castillos y toda clase de propiedades muy lucrativas en Francia, Aragón, Castilla, Portugal, Inglaterra, Escocia, Polonia, Hungría…

El viaje a Tierra Santa era peligrosísimo para los peregrinos cristianos, que en el camino debían enfrentarse a salteadores, leones, guerrillas musulmanas…, y no había recursos para defenderlos. Por eso se decidió crear una orden religiosa militar para ese fin. En Occidente, importantes padrinos velaban por los templarios a través de numerosas donaciones.

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La verdad sobre los templarios ya es fascinante por sí sola, pero es comprensible que, por su mítico papel guerrero y su dramático final, hayan sido un imán para las leyendas. Se ha dicho que el poder de los templarios fue la razón de su caída en desgracia. Felipe IV de Francia los consideraba una amenaza para su propia autoridad. Además, la Corona gala estaba endeudada con ellos. ¿Eran realmente tan poderosos?

La verdad es que sí, sobre todo por su prestigio entre la realeza europea. Alfonso I de Aragón llegó al extremo de querer entregarles, como herencia, todo su reino. La aristocracia, sin embargo, se negó a cumplir su voluntad. Por su parte, Ricardo Corazón de León se hizo enterrar vestido con el hábito templario.Lee también

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En la batalla, estos temibles guerreros jamás se retiraban: antes preferían la muerte. No obstante, su actitud hacia los musulmanes no fue siempre hostil. Algunos grandes maestros optaron por la diplomacia y entablaron relaciones amistosas con determinados líderes islámicos. Pero estos períodos de tolerancia relativa pudieron dar pie a un rumor infundado: que los templarios estaban perdiendo la fe.

Lo que sí perdieron fueron sus dominios de Tierra Santa. Tras la caída de San Juan de Acre, el último bastión cristiano, reclamaron ayuda para iniciar una nueva cruzada. Ese apoyo nunca se materializaría. En cambio, lo que sí recibieron fue traición, cárcel y muerte.

Felipe IV de Francia ordenó su detención simultánea en todo el territorio francés, al tiempo que presionaba al papa Clemente V para que los condenara por herejía, sacrilegio y sodomía. Se dijo entonces que escupían sobre la cruz y renegaban de Cristo. Sin embargo, según los documentos que dio a conocer el Vaticano en 2007, esto tiene una explicación.

Se trataba de una especie de novatada de mal gusto, concebida para averiguar hasta qué punto los nuevos reclutas estaban dispuestos a obedecer las órdenes de sus superiores. Si cedían con facilidad, se les rechazaba por poco íntegros. Si se negaban en redondo, podía dudarse de su disciplina en el campo de batalla. La mayoría acababa escupiendo a la cruz a regañadientes, con mala puntería intencionada. Automáticamente se les absolvía de este pecado.

Representación de dos templarios a caballo (c.1250).
Representación de dos templarios a caballo (c.1250). Dominio público

Se propagó también el rumor de que los templarios veteranos incitaban a los novicios a mantener relaciones sexuales con ellos y a participar en orgías. Este rumor, por lo que parece, se basaba en una simple bravuconada dentro del mismo ritual iniciático. Cuando el novicio superaba la prueba, se sellaba su admisión con un beso en los labios. Este beso de bienvenida era habitual entre los monjes medievales y no tenía connotaciones eróticas. Simplemente simbolizaba fraternidad.

Pero en ese ambiente militar «gamberro» que se iniciaba en cuanto los altos mandos se retiraban del ritual, algunos veteranos podían exigir un beso en el ombligo. A veces, la novatada iba más lejos y se les proponía besar las nalgas o incluso el pene de un veterano, o se les hacían insinuaciones sexuales. El propósito de todo esto era humillar y escandalizar a los novicios. Una mala práctica, desde luego, pero no una práctica sexual, sino más bien un ejercicio de intimidación psicológica.Lee también

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Otra gran acusación contra los templarios, seguramente la más inverosímil, fue la de idolatría. Se les atribuyó el culto a un ídolo pagano llamado Bafomet, una cabeza barbuda. En realidad, nunca se ha logrado averiguar quién era exactamente el tal Bafomet, ni se ha encontrado una representación suya. ¿Se trataba, tal vez, de una transliteración al occitano de Mahomet, o Mahoma?

Si fuera el caso, la insinuación de que los templarios adoptaran la religión musulmana resulta absurda. Otra cosa es que, por contacto con los pueblos islámicos, adoptaran algunas costumbres turcas o árabes.

Se ha especulado con la idea de que los supervivientes partieran a Inglaterra y regresaran camuflados entre los masones

Clemente V no creyó ninguna de estas difamaciones. Hubiera querido perdonar a los templarios a cambio de unas disculpas por faltas menores, pero, finalmente, incapaz de resistir las presiones del monarca francés, disolvió la orden.

El caso es que las falsedades vertidas sobre los templarios no concluyeron con su desaparición. Todo lo contrario. Han seguido alimentándose hasta nuestros días. Se ha especulado con la idea de que los supervivientes partieran a Inglaterra y regresaran camuflados entre los masones, los constructores de catedrales. Se ha llegado a asegurar que ocultaron el Arca de la Alianza en Chartres y que edificaron las grandes catedrales gracias a instrucciones secretas escondidas en el famoso cofre bíblico.Lee también

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También se supone que han custodiado el Santo Grial durante generaciones. Una fantasía que surgió en el siglo XIII de la pluma del escritor alemán Wolfram von Eschenbach en su versión de la leyenda de Parsifal y que, setecientos años más tarde, seguiría inspirando a George Lucas y Steven Spielberg en Indiana Jones y la última cruzada (1989).

Los templarios aparecen en clásicos como Ivanhoe, de Walter Scott (1819), o en películas de éxito como El reino de los cielos, de Ridley Scott (2005). Y se les ha relacionado con toda clase de sociedades secretas. Algunas, de lo más extravagantes. Umberto Eco se burló de estas teorías en su novela El péndulo de Foucault (1988).Lee también

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Isabel Margarit, directora de Historia y Vida, y la periodista Ana Echeverría Arístegui intentan aclarar en este podcast estos y otros mitos en torno a los templarios. Nos recomiendan también, para profundizar en el tema, el divulgativo ensayo de Dan Jones Los templarios. Auge y caída de los guerreros de Dios (Ático de los Libros, 2018) y, para los amantes de las ilustraciones y los mapas, el interesantísimo Templarios, soldados de Dios, del ilustrador croata Zvonimir Grbasic (Desperta Ferro, 2022).

Fuente: https://www.lavanguardia.com/historiayvida/edad-media/20220428/8224102/episodio-19-podcast-lv-mitos-templarios.html

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