Con sólo dieciséis años se hizo popular en todo el mundo como coprotagonista de «Romeo y Julieta»
Manuel Román / Libertad Digital
En su casa de Burbank, California, a la edad de setenta y tres años, ha fallecido la actriz Olivia Hussey, quien con sólo dieciséis años se hizo popular en todo el mundo como coprotagonista de «Romeo y Julieta», que en 1968 dirigió Franco Zeffirelli. Nueve años después rodó también a sus órdenes «Jesús de Nazaret», en el papel de la Virgen María. Y ya con cincuenta y dos años asumió en un filme italiano la vida de Teresa de Calcuta. Se casó en tres ocasiones y fue madre de tres hijos. Un cáncer de mama ha acabado con su vida. Ya estaba retirada de la vida artística desde 2016, cuando se cumplía medio siglo de su debú en la pantalla.
Se llamaba Olivia Osuna, hija de un conocido cantante de tangos y había nacido en Buenos Aires el 17 de abril de 1951. De su madre, Joy Alma Hussey, que era secretaria y abogada inglesa, tomó su apellido artístico. Su matrimonio se rompió en 1954. Para su hija Olivia significó que pasara unas temporadas ingresada en un orfanato. Cinco años más tarde su madre resolvió llevársela a Londres, que es donde ingresó en una academia de arte dramático. Debutó en la escena enrolada en la compañía de Vanessa Redgrave.
Enterada Olivia de que la productora Paramount convocara unas pruebas, el consabido «cásting», para elegir a la protagonista femenina de la película «Romeo y Julieta», basada como es sabido en la obra de William Shakespeare, se presentó muy ilusionada, en una larga lista de quinientas aspirantes. Fue la elegida. Como pareja tuvo junto a ella al joven de diecisiete años Leonard Whiting. Formaron un convincente dúo interpretativo. Al respecto, nos hemos enterado que Paul McCartney pudo haber sido Romeo, anécdota que nos sorprende, porque en esa época Los Beatles se encontraban en todo su apogeo.
«Romeo y Julieta» convirtió a Olivia Hussey en una actriz muy popular. Su dulzura conmovía a los millones de espectadores que la contemplaron en los cines de medio mundo. Ganó un Globo de Oro y el mayor galardón cinematográfico italiano, el David de Donatello. Luego fue la Virgen María en «Jesús de Nazaret», interpretación que volvió a depararle críticas positivas. Y que rodó después de unas temporadas ausente de las pantallas. Padecía agorafobia.
Esas dos películas antedichas marcaron su filmografía, integrada por una cuarentena de títulos entre los que descolló asimismo su papel en «Muerte en el Nilo», de 1978, adaptación para la pantalla de una de las novelas policíacas más conocidas de Agatha Christie. Luego fue la madre de Norman Bates, aquel desequilibrado de «Psicosis», que interpretó Anthony Perkins, sólo que esta vez era una precuela con otros actores, en «Psicosis IV: el comienzo».
Bastantes años más tarde del estreno de «Romeo y Julieta», Olivia Hussey y Leonard Whiting se reencontraron en otro rodaje, «Social suicide», que era la versión de un clásico de Shakespeare. Donde por cierto debutó una hija de aquella, Eisley.
Ya en la década de los 80 Olivia Hussey, aunque era requerida para producciones internacionales, acusaba el paso del tiempo y sobrevivía más que nada por el recuerdo de su Julieta fílmica, sin que desmereciera su talento. Sabido es, y acaso innecesario insistir en ello, que en la industria cinematográfica prima que un actor lleve espectadores a sus películas. Y de protagonistas taquilleras son muchas las actrices como lo fue Olivia Hussey, que iban descendiendo de categoría. En su currículo figura su participación junto a otros nombres destacados del espectáculo en un videoclip de Michael Jackson, «Liberian Girl», fechado en 1987.
La vida sentimental de ella no fue todo lo estable que quisiera. Yo la conocí estando casada con su primer marido, el hijo de Dean Martin, Dino. Una pareja encantadora. Vinieron a Madrid, invitados a un torneo de golf, mantuve con ellos una grata conversación. Olivia hablaba perfectamente nuestro idioma, en razón de su nacimiento en la capital argentina. Tuvieron un hijo, Alexander, Me dio la impresión de que estaban enamoradísimos. Pero sólo lo fueron durante siete años, desde su boda en 1971. Dos años después de su divorcio, en 1980 Olivia volvía a contraer segundas nupcias con el músico japonés Akira Fuse, con quien fue madre de otro varón, Maximilian. Nueve años duró esta vez esa unión. Y también un par de años más tarde la actriz argentino-británica celebró su tercer y definitivo enlace con el norteamericano David Glen Eisley, con el que alumbró una hija, la antes mencionada India Eisley. Con ellos, Olivia alcanzó esa felicidad que ansiaba, y estuvieron a su lado hasta su triste final.
Llegado 2016 Olivia decidió dejar para siempre su condición de actriz. La salud que atravesaba fue la causa: en 2008 le detectaron un cáncer de mama, que volvió a reproducírsele diez años más tarde.
Sorprende que en 2023 nos llegara la noticia que, de acuerdo con Leonard Whiting, juntos demandaran a la productora Paramount por haberse supuestamente lucrado en «Romeo y Julieta» con una secuencia de ambos completamente desnudos. ¿Acaso alteraron alguna cláusula en el contrato, relacionada con un guion que a lo mejor no indicaba que tuvieran que desnudarse frontalmente en pelota picada? Pretendían, nada menos que cincuenta y dos años después del estreno de esa película, ser indemnizados por daños morales y profesionales. Nada sabemos del resultado de aquella demanda. Lo más probable es que, transcurrido tanto tiempo, el asunto fuera desestimado.
Olivia Hussey iba superando el cáncer de mama que la acosaba, hasta que no ha podido resistir su mal cuando estaba a punto de concluir este 2024, maldito para tantos.