Reconocida como una de las grandes renovadoras del género, la portuguesa fue una de las intérpretes más célebres en el mundo.
J. CEDILLO / El Cultural
La cantante portuguesa Mísia ha fallecido este sábado en un hospital de Lisboa a los 69 años tras una larga lucha contra un cáncer, según anunció el Gobierno luso en un comunicado. Fue una de las intérpretes más conocidas a nivel internacional y fue considerada una innovadora del género.
Susana Maria Alfonso de Aguiar, su nombre real, nació en Oporto en 1955. Su padre era portugués y su madre catalana. Durante años vivió entre Madrid y Barcelona, donde vivía su abuela, hecho que sería determinante para que incluyera en el género sonidos y matices de la cultura española.
Trabajó en un cabaret y fue parte activa de la movida madrileña, donde entró en contacto con la escena cultural del momento que influiría en su posterior carrera. Volvió a Portugal ya en la treintena y decidida a dedicarse al fado. Consiguió convertirse en uno de las grandes figuras a nivel internacional, aunque en su propio país pasó a la historia por la renovación que hizo del género.
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Escogió su nombre artístico en honor a Maria Zofia Olga Zenajda Godebska, conocida por el diminutivo polaco de ‘Misia’. La musa del pintor catalán Josep María Sert fue una figura que fascinó a la cantante de fados tras leer su biografía.
Su primer álbum, Mísia, fue publicado en 1991 y contenía canciones escritas por compositores como José Niza o José Carlos Ary dos Santos. «Ahora el fado tiene mucha visibilidad mediática y hay muchas posibilidades de grabar. Cuando grabé mi primer disco no estaba de moda y no se vendía nada por lo que era más difícil», relató la intérprete en una entrevista con El Cultural en 2015.
A lo largo de su carrera grabó quince discos. Un vasto repertorio que incluye no sólo fados sino también tangos y boleros, entre otros géneros musicales, en los que mezcla tendencias, diferentes culturas y sonidos.
Cantó en portugués, francés, napolitano, catalán y español, con piezas de artistas tan diversos como la gran fadista Amália Rodrigues o los cantautores españoles Joan Manuel Serrat y Luis Eduardo Aute. Además, interpretó poemas y otras composiciones literarias, y puso voz a letras de José Saramago, Fernando Pessoa o António Lobo Antunes.
Más allá del fado
Durante su carrera colaboró con artistas como Maria João Pires, Isabel Huppert, María de Medeiros o María Bethânia, con la que realizó una gira por Brasil en 1998. En 2015 lanzó un disco doble dedicado a quien fue su mayor referencia en el fado, Amália Rodrigues. Para Amália contenía muchos de sus grandes éxitos y algunas composiciones originales.
Un año después fue diagnosticada con un cáncer, pero siguió con su carrera musical de forma intermitente y publicó los álbumes ‘Pura vida’ (2019) y ‘Animal sentimental’ (2022). Además de la música, se inmiscuyó en el teatro y el cine, participando, por ejemplo, en el documental Passione, filmado en Nápoles y dirigido por el estadounidense John Turturro.
Mísia recibió diversos reconocimientos durante su vida, como la Orden del Mérito otorgada por el Gobierno portugués y la Gran Medalla Vermeil de la Ciudad de París, y fue nombrada Caballero de la Orden de las Artes y las Letras del Gobierno francés. También fue galardonada con los premios Amália Rodrigues (Portugal), Carossone (Italia) y un ‘In Honorem’ a su carrera de la Academia Charles Cros (Francia).
La ministra de Cultura lusa, Dalila Rodrigues, lamentó su fallecimiento en un comunicado remitido a los medios, en el que se destacaba que Mísia fue una voz fundamental en la renovación del fado, sin miedo de experimentar nuevas sonoridades y abordajes menos convencionales.
A propósito, la propia artista expresó en aquella entrevista con El Cultural que «el fado es un género urbano, por lo que sería una novedad que se estancara. Se mueve desde sus inicios, un fado de finales del siglo XIX tiene poco que ver con uno de 1950. Ahora hay puristas y me parece bien, hay espacio para todos».