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TDAH, TOC, depresión: Muchos creen tenerlo, pero ¿cuántos tienen un diagnóstico profesional? | La-Lista

Mariana Gutiérrez Lara, académica de la UNAM, advierte que no todos los síntomas indican una condición y que un autodiagnóstico puede «puede generar un verdadero trastorno» en personas vulnerables.

autodiagnóstico de trastornos mentales
Ilustración: Majo Vázquez/La-Lista

Melissa Galván / La-Lista

En una conversación casual, alguien comenta que “cree” tener ansiedad porque sus problemas lo abruman. Otro dice que sus interacciones sociales limitadas y rutinas estrictas “parecen” un indicio de autismo. Alguien más menciona su tristeza y desmotivación, sugiriendo que “podría” estar enfrentando depresión. Y uno más dice “sentir” que tiene TDAH porque se distrae con facilidad.

Todos lo dicen aunque no hayan consultado a un profesional.

El Instituto de Medicina John Hopkins ha documentado, gracias a profesionales de la salud, una tendencia creciente en el autodiagnóstico de trastornos mentales en niños y adolescentes, influenciada por las redes sociales y exacerbada por la pandemia de Covid-19. Este fenómeno también se observa en adultos.

Expertos en psiquiatría, psicología y sociología advierten que la popularización de los trastornos mentales, principalmente en Tiktok e Instagram, ha orillado a los usuarios a asociar experiencias problemáticas, frustrantes o decepcionantes con afecciones más complejas y que requieren de un especialista médico para ser detectadas.

No cualquier síntoma puede traducirse en depresión o déficit de atención, dice Mariana Gutiérrez Lara, académica de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en entrevista para La-Lista. Y lanza una alerta: un autodiagnóstico en una persona vulnerable eventualmente “puede generar un verdadero trastorno”.

¿A qué podemos atribuir que el autodiagnóstico de problemas mentales sea tan común?

Por un lado hay un tema cultural acerca de la salud mental y de confusión sobre los profesionistas en psicología o psiquiatría. En esa confusión, a las personas les sigue dando miedo acercarse a los especialistas para no ser estigmatizados.

Es curioso que por un lado haya tantos autodiagnósticos y, por el otro, pocas personas que buscan ayuda. Todavía hay muchas personas que dicen: “de la escuela me mandaron al psicólogo o al psiquiatra, pero ¡no! Eso es para locos”. Hay un gran desconocimiento sobre la salud mental. 

También está el factor de la inmediatez. Actualmente lo queremos saber todo rapidísimo por las redes sociales, que brindan ese “diagnóstico” en tres clics. Existe esa falsa creencia de que rápidamente puedo obtener información especializada, un autodiagnóstico y hasta un “tratamiento”.

Ahora bien, atenderte con un especialista tiene un costo y una inversión de tiempo. En México, no todas las personas tienen ingresos suficientes para ponerse en manos de un especialista. Además, el experto va a tardar más tiempo en diagnosticarme y en dar un tratamiento. La gente no está dispuesta a gastar tiempo ni dinero cuando las redes sociales te van a dar un diagnóstico inmediato y sin gastar un solo peso.

Pero también culturalmente no es una población que esté acostumbrada a decir:  “estoy dispuesto a trabajar sobre mi proceso”. Si existe un trastorno o una posibilidad de trastorno, las personas asumen que ellas solas pueden, que tienen la capacidad y las herramientas de autorregularse. “Yo sola voy a tomar medidas al respecto”.

La pandemia también influyó en el aumento de los autodiagnósticos. Al estar confinados tuvimos mucho tiempo para estar en redes sociales respondiendo a estos cuestionarios. Además, hubo mucha información por parte de especialistas que trataron de ayudar para tratar de señalar ciertos síntomas como llamadas de atención, pero que las personas lo usaron como autodiagnóstico.

¿Este fenómeno realmente es algo nuevo?

Antes, en las revistas –sobre todo que estaban enfocadas en cuidado, belleza y espectáculos– también había cuestionarios en los que podías palomear características que respondan a ciertos tipos de trastornos, y la gente se queda con eso, asumiendo que algunos síntomas son compatibles a alguna patología y se declaran con ese problema de salud mental. Hoy, con el internet, esto se está expandiendo. 

¿Cuáles son los riesgos de que las personas se autodiagnostiquen con trastornos mentales?

Es sumamente peligroso y tiene riesgos en varios niveles. Si tú eres una persona con cierto tipo de vulnerabilidad y el cuestionario arrojó que tienes características de un trastorno mental, es fácil que confíes en ese resultado y empiezas tú mismo a “lavarte el coco”, es decir, que asumes que de verdad tienes ese trastorno y navegas con la bandera de “soy depresiva”, “soy ansiosa”, “soy bulímica”. Ahí empieza el verdadero problema: te la crees y actúas como una persona con trastornos, y eso va a generar un verdadero malestar psicológico. 

El problema de que tú creas que eso es real es que te autoengañas. Y si hay algún problema, el que sea, no lo trabajas de manera seria ni te pones en manos de un especialista para asumir que necesitas un tratamiento, porque ya asumiste que estás en un proceso de automanejo.

Esto tiene como consecuencia que si padeces algún problema de salud mental se vuelva más agudo, se retrase que vayas a terapia y busques ayuda. Pero si no tienes ningún padecimiento y asumiste que sí, te etiquetas y te encasillas, eventualmente te puede provocar un verdadero trastorno. 

En México, las personas tardan de cinco a 10 años en buscar ayuda profesional. Un autodiagnóstico puede ampliar todavía más este periodo. Imagínate todo el tiempo que puede pasar para que mi problema se haga mucho más grave. Algo que puede ser un malestar psicológico leve, que podría ser tratable rápidamente por un psicólogo, tendrá repercusiones graves si no hay acompañamiento especializado. 

El otro riesgo es la automedicación. Las personas que encontraron su “diagnóstico” en redes sociales buscarán alternativas para atenderse. Tenemos mucho pensamiento mágico en nuestra cultura, de repente la gente te va a recomendar muchas cosas para que tú puedas lidiar con lo que crees que estás pasando, y no necesariamente serán tratamientos probados científicamente, sino recomendaciones que ponen en riesgo tu salud física y mental: desde consumir cualquier cosa hasta usar medicamentos controlados, porque nunca falta el familiar o amigo que le sobraron ansiolíticos o antidepresivos. 

Fíjate que preocupante, porque las dosis que te estás tomando de un medicamento que no sabes si te hace falta puede tener consecuencias fatales.

¿Qué se necesita para un diagnóstico de salud mental?

El diagnóstico es un proceso sumamente complejo que implica varios pasos: se requiere de múltiples entrevistas, de evaluaciones, de cuestionarios, integración de pruebas, observación por parte de un especialista, por eso estudiamos una carrera en específico. 

Todo esto forma un historial clínico completo, con el cual te pueden dar un diagnóstico. Es un proceso muy complejo y muy personal, que lleva tiempo. 

Pero tampoco hay que minimizar los trastornos mentales…

No, claro que no. México es un país que suele minimizar el malestar mental y emocional de las personas, sobre todo de la gente joven, pues se asume que no tienen problemas, que son fuertes simplemente porque son niños o adolescentes. 

Con los adultos mayores también se minimiza muchísimo el problema de salud mental, cuando es una población que enfrenta muchos desafíos y limitaciones, no solo económicas, sino de oportunidades por el deterioro físico, pero también atraviesan por procesos de soledad. Y eso hace que uno mismo también pase por alto los síntomas que puede llegar a tener.

Tú puedes estar experimentando síntomas de malestar, por ejemplo, un llanto fácil, falta de energía, cambios en la alimentación o cambios en el sueño. Si son síntomas que persisten en el tiempo, que no se pasan en dos o tres días, sino que duran hasta seis meses, lo que yo recomiendo es buscar ayuda de un especialista.

El malestar no se debe guardar para uno mismo ni tomar a la ligera, lo ideal es ir con alguien experto en la materia.

Fuente: La-Lista

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