Por Itandehui Rodríguez
@Itandehui_RoMa
Corría el año de 2021, no tan lejano, pero definitivamente ya no es ayer. En aquellos días estaba plenamente convencida del mal trabajo que estaba llevando a cabo Claudia Rivera, no nada más yo, cientos de miles de poblanos de la capital que no la reeligieron, pero esa es otra historia.
Durante la campaña de ese año, tuve la oportunidad de entrevistarla en el estudio de Paralelo19, medio que dirigí hasta septiembre del año pasado.
Ese día yo estaba muy enojada, iba a ver cara a cara a la presidenta con licencia que estaba solapando que el personal de la Secretaría de Seguridad Ciudadana que trabajaba, tal vez en ese momento no bajo su mando, pero sí a su servicio porque ella las y los reclutó, había empezado a acosarme por Twitter.
Por supuesto que lo documenté con capturas de pantalla que fácilmente podrían ubicar en mi TL.
En un pésimo momento de inseguridad para la ciudad, la Secretaría estaba empezando a seguir a tuiteros.
Fue en el tiempo en el que Santiago Nieto, entonces titular de la UIF, comenzaba también a seguir a usuarios de esa red social.
Acoso, se llama.
Deletreen conmigo: a-co-so. ¡Acoso!
Pues bien, empezaron a seguirme. No seguían ni a 400 tuiteros, pero sí a una ciudadana poblana. Por supuesto, me dí a la tarea de darlo a conocer en la misma cancha. Si lo que iban a intentar era amedrentarme, no se los iba a permitir:
Y, por supuesto, en cada oportunidad que tuve, señalé que me estaban siguiendo en lugar de seguir a criminales y abatir la delincuencia.
Si iban a tomarse el tiempo de buscar qué demonios publicaba, mejor les ahorraba la chamba, así que empecé a etiquetarlos en todo lo que hacía.
Hasta que chingué tanto, que me dejaron de seguir:
Días después, llegó Claudia Rivera al estudio para que la entrevistáramos.
Y creo que cualquiera de Ustedes hubiera hecho lo mismo que yo, hacerla responsable, al aire, de mi seguridad y la de mi familia.
Por cierto, casi maté de un infarto al pobre de Paulo Yolatl, quién entonces era el director del medio.
Mi enojo era enorme, no podía creer que una activista como ella, o exactivista, porque por supuesto se le olvidaron las causas y todo por lo que luchaba, pudiera consentir que se acosara a ciudadanos que exigían resultados a los políticos o, en este caso, a ella, vía redes sociales. Claro que en ese momento podía decirlo: ¡yo no te creo, Claudia Rivera!
Es el mal de los políticos, que toman como ataque personal cuándo se les critica, cuándo en realidad deberían entender que como ciudadanos tenemos todo el derecho de señalar lo que consideramos, están haciendo mal desde el quehacer público.
Por supuesto que al salir de cuadro, me veía con ojos de pistola, no sé quién me odió más en ese momento, si ella o Magaly Herrera. Cosa que por supuesto me tenía sin cuidado y no me movió un segundo.
Claro que no fue Claudia Rivera la que intentó intimidarme en redes sociales, pero sí la gente de confianza que integraba su equipo.
Nada diferente a lo que pasó con todas las empleadas acosadas o agredidas durante su gestión. Sí eso pasaba en casa, ¿por qué iban a tratar diferente a la ciudadanía?
Si al interior acosaban, maltrataban, hostigaban, amedrentaban, perseguían, ¿por qué al exterior no?
La violencia que se ejerció durante la administración pasada fue palpable y fue comprobable, tanto así que ya comienzan a salir las sanciones y los fallos en contra, no solo de ella, sino también de varios miembros de su equipo.
¿Quieren que crea en mujeres que agredieron o permitieron que se agrediera a otras mujeres? ¿Creen que voy a comprarle que hoy puede hablar de cifras relacionadas con la seguridad en Puebla, cuando la Secretaría Seguridad Ciudadana bajo el mando de la titular que ella designó para salvaguardar la seguridad de los ciudadanos en la capital de este hermoso estado, me amedrentó? Por supuesto que en ese momento podía decirle: ¡Yo no te creo, Claudia Rivera!
#SorryNotSorry
Cuando excluyas de tu equipo a violentadoras y violentadores, cuando dejes de hacer equipo con comunicadores violentadores y misóginos para que te defiendan, cuando realmente vuelvas a ser la activista que luchaba por las causas en las que creía, cuando vuelvas a tu escencia y te reencuentres a tí misma, ese día hablaremos y las cosas serán diferentes.
Claro que hoy también puedo decirlee: ¡Yo no te creo, Claudia Rivera!