Por Itandehui Rodríguez
@Itandehui_RoMa
¡Ya dije, primero los números y luego mi sueño, no coman ansias!
¡Comencemos! La plancha del zócalo de la Ciudad de México mide 46,800 m2. Según cifras oficiales, 280 mil personas se reunieron en el concierto de Grupo Firme; eso implicaría que había casi 6 personas promedio por metro cuadrado… ¡Ajá, sí, ajá!
¡Claro, me van a decir que eso mide la Plaza de la Constitución y que faltan las calles aledañas! Supongamos que sí, que con eso se completa la superficie para que 280 mil mexicanos hayan acudido a ver a Grupo Firme. Pues también cerca de 280 mil mexicanos se movilizaron, tan solo en la CDMX para manifestar su apoyo al INE.
Por supuesto hay gente más optimista que asegura cuándo menos un doble de asistencia. Esto debido a que la gente estaba circulando entre las calles y la plancha del Zócalo.
Pero bueno, dejemos en estuvieron 280 mil mexicanas y mexicanos en ese punto.
A esta cifra habría que sumar a todos los que se movilizaron a otras plazas de las 100 ciudades que estaban anunciadas. En la lista se encontraban ciudades de México y del extranjero.
A esto habría que sumar las concentraciones que no estaban contempladas en el listado, como fue el caso de San Martín Texmelucan, en Puebla.
No he encontrado cifras oficiales y creíbles de la cantidad de personas que se manifestaron, pero para eso están las medidas aritméticas.
Se habla de 3 mil personas en Cuernavaca, 15 mil en Aguascalientes, 600 en Tabasco, 5 mil en Michoacán, 30 mil en Monterrey, 2 mil en Chihuahua, 400 en Tlaxcala, 3 mil en Puebla, 200 en Guerrero y así, podría seguir enlistando. Si queremos jugar con los números lo correcto para poder calcular cuánta gente acudió a manifestarse sería calcular el promedio de asistentes.
Si entre 9 ciudades se reunieron 59,500 personas aproximadamente, entonces tendríamos un promedio de 6,500 personas por plaza. Esto multiplicado por 99, nos llevaría a un cálculo de 643 mil personas más o menos. A eso habría que sumar las 280 mil de la ciudad de México, entonces, hablaríamos de unas 923 mil personas.
Para ser benévolos redondeemos en 1 millón de mexicanos manifestándose en contra del Plan B de la Reforma Electoral del presidente López Obrador el día de ayer.
Podríamos decir, entonces, que hay 1 millón de promotores al voto en contra del partido de Andrés Manuel López Obrador. Casi podría jurarles que ni en sus mejores tiempos, el PRI tuvo tantos.
Por otro lado están los operadores lopezobradoristas, que son los integrantes de las estructuras de Morena y los Servidores de la Nación, estas dos estructuras de promoción al voto conformarían al gran ejército operativo de Andrés Manuel.
La diferencia entre una estructura y otra es que, mientras en los dos bandos hay mucha gente convencida, solo una tiene a la mayor parte de la gente “en la nómina”. Los otros son convencidos.
Sin duda, lo que identifica a la mayor parte de los que integran a estas dos estructuras es la polarización y la división, que están pasándole ya una factura muy alta a este país.
Ahora vamos a lo que prometí, titulé esta columna como “Mi sueño, después del domingo”.
¿Quieren saber cuál es?
Mi sueño, es que nos dejemos de tonterías y de divisiones. Que nos dejemos de odios provocados por un señor que se va a ir a su rancho a descansar. O que emprenderá la graciosa huida a algún país dónde no haya extradición, cuándo las autoridades norteamericanas continúen jalando el hilo negro y descubriendo los vínculos del gobierno con el crimen organizado.
Se va a ir, no hoy aunque prometió hacerlo cuándo se llenara el zócalo. Se va a ir en 2024 y se va a ir para no volver.
Mientras tanto, nosotros nos vamos a quedar con familias rotas, amistades destruidas y una sociedad confrontada.
Nos vamos a quedar con un país por reconstruir, con una economía por recuperar y la reputación de una nación que pasó de ser la gran anfitriona del mundo, la más alegre, la de los mejores destinos turísticos, la de la gente cálida y solidaria, al narco estado, al país de corruptos, al país de delincuentes, al país en el que desde el pequeño niño que “trabaja” como halcón, hasta el presidente que come con la madre del narcotraficante más peligroso del mundo, dependen del crimen organizado .
Mi sueño, es que nos dejemos de tonterías. Que dejemos de pelarnos con el que piensa diferente e intentemos abrirnos a la tolerancia, al respeto y la reintegración social. Porque así como hay gente mala, también hay gente buena, en todos los partidos.
Lamento ser de las pocas que sueñan con eso, ojalá pronto seamos más, porque no me interesa hablar de chairos y fifís, solo me interesa hablar de mexicanas y mexicanos y si acaso, de mexicanes, pero nada más.
¿Mi sueño? Mi sueño es reconstruir a México.