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Monólogos de Ménade |

Cuando se compara, solo se compara entre manzanas

Por Itandehui Rodríguez

@itandehui_roma

Si quiero iniciar un negocio, ¿comparo las ventas de una tortería con las de una pastelería? Obvio no, son negocios diferentes.

Si quiero decidir quién fue mejor pintor, no voy a comparar a Miguel Ángel Bounarroti con Picasso, pertenecen a corrientes y tiempos diferentes.

Y eso sí, a los hijos nunca, pero nunca se les compara, por favor, háganme caso.

Pues bien, hablemos de la marcha de ayer, que no fue marcha, en realidad fue un desfile ciudadano, recordemos que las marcha revisten por su naturaleza, dos características, la primera, que son la respuesta ciudadana a la injusticia y, la segunda, al hartazgo del pueblo que se manifiesta tomando las calles y que, evidentemente lo hace, en contra del gobierno.

Un desfile constituye un grupo de personas que marchan a pie para poder llevar a cabo una celebración pública y, evidentemente es convocada y auspiciada por el gobierno.

Partamos de ese punto para aclarar que no podemos comparar la marcha de la defensa del INE con la mal nombrada marcha del pueblo.

La primera, tuvo presencia en 60 ciudades, en la CDMX se congregaron 350 mil personas, no las 600 mil que querían «vendernos» algunos ni los 12 mil de Martí Batres.

La segunda marcha aseguran que congregó a un millón doscientas mil personas, supongamos que así fue, les daré el beneficio de la duda, pero lo que es un hecho es que en el zócalo no se reunieron todos, es imposible, no caben.

Recordemos que recientemente, con dicha plaza abarrotada, el Gobierno de la CDMX reportó 280 mil asistentes al concierto de Grupo Firme.

Pues el día de ayer, a las 3 de la tarde, mientras el presidente López emitía su discurso, se veían huecos en la plaza. ¿Pueden culpar a la gente? Obvio no.

Ya no queda tanto «amor» por el líder mesiánico, y los 300 pesitos que les entregaron a algunos, eran insuficientes.

Supongamos que sí marcharon el millón doscientos que reportan oficialmente, pero al evento no esperaron ni 280 mil, eso quiere decir que tuvieron una merma más o menos del 70% de los movilizados.

Y no los podemos culpar, a ver, aguanten con una torta mal preparada y un frutsi en la panza, marchando desde las 10:00 AM y esperando de pie hasta las 3:00 PM a que empiece el «evento del momento».

Bueno, la gente sí espera, cuando lo hace por convicción, cuándo espera a su cantante favorito, cuándo quiere entrar a un concierto gratuito, pero no cuándo te hacen viajar 2, 4 o 6 horas en autobús para caminar bajo el rayo del sol y esperar más horas de pie una plaza pública. Vaya, ni Epigmenio aguantó la primera parte.

La que sí está muy agradecida es la industria del transporte por la derrama generada por la movilización.

Por último, no podemos comprar los objetivos de las movilizaciones, la primera fue ciudadana, espontánea y en defensa de una institución, el INE, la segunda, fue una celebración, muy cara, pero celebración al fin, de 4 años de gobierno de López, beneficiarios y compañía.

¿Que quién estuvo más cerca o más lejos? ¿Que a quién le guillaron el ojo y a quién vieron feo? Eso me parece secundario, entre tantos empujones y con la insolación, hay muchas cosas que dejan de ser claras para los asistentes.

Lo que sí es un hecho es que Ricardo Monreal está con un pie fuera de Morena y que eso obligará a Alejandro Armenta a tener que decidir entre quedarse y morir entre la división y los tiburones que sí tiene peso y capacidad de interlocución o, seguir a su amigo y luchar juntos.

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