Se trata de uno de los terroristas más buscados por Israel en las últimas décadas
SAL EMERGUI / Sur de Israel /EL MUNDO
Cada vez que los israelíes escuchan en las noticias el nombre de Mohamed Deif saben que «algo malo» les ha pasado o les pasará. Así fue cuando el veterano jefe del brazo armado del grupo islamista Hamas apareció el sábado a primera hora de la mañana para anunciar «el día de la gran revolución» y adelantar lo que horas después se reveló como el peor atentado terrorista en la historia de Israel. Tras su anuncio, Deif volvió a desaparecer del radar mediático en la Franja de Gaza aumentando el aura de intocable entre los suyos que elogian su largo historial tanto de israelíes muertos como de ataques fallidos de su enemigo para matarle mientras sigue al pie de la letra y con profundo acento religioso el viejo lema de Hamas: «Venceremos o moriremos como mártires».
El hombre en la sombra -al parecer con sólo un ojo y un brazo y en silla de ruedas como resultado de varios ataques selectivos israelíes- es un mito entre los simpatizantes de Hamas donde muy pocos saben donde está. Su nombre es coreado por palestinos en el sur del Líbano, Nablus, Gaza o la Explanada de las Mezquitas en Jerusalén. Su nombre está apuntado en la agenda israelí de terroristas más buscados desde finales de los 90.
Nacido en el campo de refugiados de Jan Yunes en la Franja de Gaza bajo la identidad de Mohamed Diab Ibrahim al-Masri en 1965, se afilió a los Hermanos Musulmanes antes de sumarse a Hamas creado en diciembre de 1987. Concretamente en el brazo armado del grupo integrista palestino siendo éste el motivo de su detención. Israel le sentenció a 16 meses de cárcel.
Su admirado mentor era Yahya Ayyash, denominado el ingeniero por su habilidad para fabricar explosivos usados en atentados suicidas en Israel. En 1996, sin embargo, Ayyash cometió un grave error de seguridad al contestar una llamada telefónica sin blindar el aparato en el que el servicio secreto interno logró introducir un explosivo. Deif juró venganza y se la cobró contribuyendo a una cadena de sangrientos atentados con decenas de muertos en las calles israelíes. Eso le ayudó a escalar posiciones en el organigrama de las Brigadas Azzadin Al Qassam mientras otros cabecillas caían en los llamados «asesinatos selectivos» en la Segunda Intifada.https://e308d6bff0a6f08be4ebab6c3df5f798.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-40/html/container.html
Siempre envuelto por una extrema discreción que le protegió y le dio fama y misterio en el seno de su grupo, Deif fue nombrado jefe del brazo armado en 2002 para liderar la planificación de atentados y secuestros.
Su legado se puede ver en numerosas vertientes de Hamas en el Siglo XXI: la fabricación de cohetes Qassam, la creación de una infraestructura de túneles (escondite, canal de distribución de armas y lanzadera de milicianos para infiltrarse en Israel) y la promoción de atentados y secuestros. En muchos casos convenciendo a líderes del ala político que, pese a admirarle, pensaban que era más inteligente adoptar una posición pragmática tras el control de Gaza en 2007 que hizo que Hamas dejara de ser solo grupo de Mukawama (resistencia armada) para gobernar también un ente geográfico entre Israel y Egipto.
A nivel estratégico y pese a que Hamas es un grupo suní, Deif apoyó el acercamiento con Irán para lograr financiación, armas y un paraguas regional frente a Israel y, si también, frente a su gran rival interno, Al Fatah de Abu Mazen.
Para los servicios de inteligencia israelíes, acabar con Deif no solo es un golpe operativo contra Hamas sino también simbólico y moral. «Lo que Alá decida, será lo que pasar», dijo en una ocasión el hombre que vio este sábado cómo se cumplía su gran sueño y se convertía en sangrienta pesadilla para Israel.
Fuente: https://www.elmundo.es/internacional/2023/10/08/6522e346e9cf4abe158b4579.html