Por Fernando Manzanilla Prieto
Es un hecho que cuando esto termine, casi todos nos habremos contagiado de Covid y muchos presentarán alguna secuela de esta enfermedad. La Organización Mundial de la Salud ha advertido que, de acuerdo con diversos estudios, el hecho de superar con éxito el contagio “no supone quedar libre de peligro”, ya que un número importante de personas que han padecido la enfermedad presentan secuelas como fatiga, tos, dificultad para respirar, mal funcionamiento de algunos órganos e incluso efectos neurológicos y psicológicos.
Aunque los científicos señalan que todavía falta mucho por investigar, la realidad es que no sabemos qué tan graves y duraderas serán las secuelas por Covid. Pero de lo que sí podemos estar seguros es que se convertirán en otro más de los enemigos a vencer una vez superada la emergencia. Ello nos exige actuar de manera preventiva desde ahora para evitar que las secuelas post Covid se nos conviertan en un serio problema de salud pública.
En general, las iniciativas a nivel internacional para enfrentar las secuelas post Covid coinciden en la necesidad, primero, de reconocer la magnitud del problema y, segundo, de estar preparados para brindar una respuesta sistemática, profesional y efectiva a la población que requiera de algún tipo de rehabilitación.
Un reciente estudio en Gran Bretaña sugiere que el 4% de los pacientes infectados por Covid, requerirán algún tipo de rehabilitación y que el 40% de este universo necesitará apoyo institucional dada la magnitud de sus secuelas. En México algunos analistas esperan que el 70% de la población termine contagiándose de Covid. Estamos hablando de alrededor de 90 millones de personas.
Si de este universo, 4% requiriera algún tipo de rehabilitación, estaríamos hablando de 3.6 millones de personas. Y si de ese total, solo el 40% llegara a necesitar apoyo institucional, estaríamos hablando de alrededor de 1.4 millones de mexicanos. Desde mi punto de vista estaríamos ante un serio problema de salud pública que demandaría toda la atención del sistema de salud nacional.
Por eso creo que debemos ir pensando en un verdadero Plan Nacional de Rehabilitación Post Covid apegado a los lineamientos internacionales. En este sentido, resulta interesante, por ejemplo, el camino seguido en Gran Bretaña para enfrentar esta problemática.
A partir de la iniciativa de un grupo de especialistas y expertos del Centro de Rehabilitación Médica Stanford Hall, ha surgido una estrategia denominada Declaración de Consenso de Stanford Hall para la rehabilitación posterior a COVID-19. Esta iniciativa parte de la idea de que aun cuando el Covid-19 afecta predominantemente el sistema respiratorio, la evidencia indica que estamos ante una enfermedad “multisistémica” que afecta y deja secuelas en otros sistemas vitales (cardiovascular, multiesquelético, neuronal), deteriorando la función física y pulmonar, y reduciendo la calidad de vida de quienes la padecieron.
Considero que México debería seguir un proceso similar, en el que un grupo de expertos y especialistas en rehabilitación, medicina deportiva, reumatología, psiquiatría, psicología y especialistas en dolor del sector salud, tanto público como privado, diseñen una estrategia de atención post Covid para pacientes recuperados. El objetivo debe ser contar cuanto antes con un plan a la altura del reto que pronto tendremos que enfrentar. Porque al igual que con las heridas de guerra, no hay duda de que se requerirá un esfuerzo institucional extraordinario de parte del sector salud para superar las secuelas que dejará esta terrible enfermedad.