La propuesta para legalizar el cannabis ha sido aprobada por el Congreso y debe avalarla el Senado
PABLO SÁNCHEZ OLMOS / EL MUNDO
La legalización de la marihuana en México está cerca de convertirse en realidad. Más de dos años y medio después de que la Suprema Corte ordenara al Legislativo garantizar ese derecho, por considerar que su prohibición atentaba contra el desarrollo libre de la personalidad de los usuarios, el Congreso de la Unión aprobó ayer la Ley Federal para la Regulación del Cannabis con 316 votos a favor, 129 en contra y 23 abstenciones. La nueva normativa, que deberá ser respaldada por el Senado antes del 30 de abril, va a convertir a México en el mayor mercado legal de marihuana del mundo y en el tercer país, tras Canadá y Uruguay, en legalizar el consumo lúdico en todo su territorio.
El debate que precedió a la votación en el Congreso fue un fiel reflejo de las reticencias que aún genera esta reforma en buena parte de la sociedad. Desde las organizaciones cannábicas señalan que la regulación se queda corta y favorece la entrada de grandes capitales extranjeros, por delante de los derechos de los consumidores y pequeños productores, desde la oposición critican que estos cambios van a fomentar las adicciones. La legisladora del PRI, Cynthia Iliana López Castro, subió a la tribuna con 28 cigarros de orégano para ilustrar la cantidad de marihuana que las personas podrán portar a partir de ahora: «Con tres mordidas a un panqué (bizcocho) de chocolate con 550 miligramos de marihuana, una persona podría estar en un viaje durante cuatro días, ¿eso es lo que quieren?».
El partido gobernante, Morena, y sus aliados en el Senado no van a tener problemas para aprobar esta regulación, considerada como una de las más avanzadas del mundo. A partir de entonces, todas las personas mayores de edad podrán consumir marihuana con fines recreativos y poseer hasta 28 gramos sin incurrir en delito. Estará prohibido fumar delante de menores, así como en escuelas, puestos de trabajo o restaurantes, lo que en la práctica supone que solo podrá consumirse en asociaciones de cannabis o en el propio domicilio.
La medida establece permisos para que una persona pueda cultivar en su casa hasta seis plantas con fines lúdicos, mismas que se elevarán hasta ocho en caso de que convivan dos consumidores. Para ello deberán pedir permisos que se renuevan cada año. Finalmente, no se creará el Instituto Mexicano de Regulación y Control del Cannabis, sino que será la Comisión Nacional contra las Adicciones quien regule el mercado y autorice las licencias.
La regularización supone una oportunidad de inversión sumamente atractiva para las empresas del sector, ya que el dictamen elimina las pocas restricciones que había para que una misma compañía participe en varias etapas del proceso de producción, distribución y comercialización.
También se avala la creación de asociaciones de consumidores de hasta 20 miembros, ninguno de los cuales podrá tener antecedentes por narcotráfico. Estos clubes de fumadores podrán tener un máximo de 50 plantas, no podrán vender el producto a personas externas, ni a menores de edad, ni por medio de máquinas de autoservicio, internet o correo. Todos los productos deberán estar sellados a prueba de niños, alertar sobre los efectos nocivos para la salud y tener un etiquetado con la leyenda «solo para la venta en México».
MÁS DE 30.000 MUERTOS AL AÑO POR NARCOTRÁFICO
A pesar de haber logrado su objetivo principal, las organizaciones cannábicas han criticado que la nueva ley tiene un enfoque principalmente comercial y que sigue criminalizando a los consumidores, ya que no despenaliza del todo la posesión. Quien sea sorprendido con más de 28 gramos se enfrenta a multas de 500 euros y quien tenga más de 200 gramos podría ser condenado hasta 15 años de prisión. Según denuncia el politólogo mexicano Raúl Zepeda Gil, «sin despenalización, ni discusión integral de los campesinos, esta reforma del cannabis es solo la creación de un mercado más para las clases medias proveído por transnacionales canadienses. Nada que tenga que ver con la pacificación del país».
Históricamente México ha sido una tierra fértil para el cultivo de sustancias como el cannabis y la amapola. Hasta 1920 era ampliamente utilizado con fines religiosos y medicinales. Su prohibición supuso la creación de un mercado clandestino que tuvo en EEUU a su principal consumidor y que fortaleció la creación de grandes cárteles de la droga. México tiene uno de los mayores niveles de violencia vinculada al narcotráfico, con un promedio anual de más de 30.000 muertos. El Gobierno confía en que esta legalización ayude a rebajar esta tasa, al mismo tiempo que permitirá crear puestos de trabajo y aumentar la recaudación fiscal. Según apunta un estudio de Grand View Research, en el año 2027, este mercado legal podría tener un valor de 70.000 millones de euros a nivel mundial.
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