La actriz Meryl Streep es de las pocas estrellas de Hollywood que no ha tenido un pasado amoroso turbulento.
Manuel Román / CHIC
Un viejo y a su vez cursi aserto reza que «no hay edad para el amor». En la vida corriente se cuentan bodas de octogenarios en residencias de ancianos, sobre todo. Nada que oponerse a ello, naturalmente. En el mundo artístico ha sorprendido ahora que la más completa de las actrices de Hollywood se ha enamorado a sus setenta y cinco años de edad del coprotagonista de una serie de televisión que han empezado a rodar juntos no hace mucho tiempo. Meryl Streep, la protagonista de este romance, sólo estuvo casada una vez. Imaginamos que si este repentino idilio lo sigue manteniendo y, tal vez, acabe en matrimonio, lo habrá recapacitado lo suficiente. No es una mujer frívola que haya jugado jamás con los sentimientos suyos y los de sus parejas, que han sido pocas en su vida.
Se sabe que su primer gran amor fue compartido con el actor John Cazale, aquel de la cabeza algo despeinada, mirada torva, que rodó junto a Meryl Streep la película «El cazador». La notoriedad de este excelente actor la consiguió después en «El padrino». Un cáncer de pulmón acabó con su existencia en 1978. Llevaba tres años unido a Meryl Streep, quien lo cuidó hasta el final.
Meryl Streep es de las pocas estrellas de Hollywood que no ha tenido un pasado amoroso turbulento. Si acaso, como se rumoreó rodando «Los puentes de Madison», cayó en los brazos de Clint Eastwood, aunque nunca pudo probarse. En la película sí recordarán al fotógrafo de la revista National Geographic. Fuera del rodaje, la compenetración entre ambos fue total.
Lo que está comprobó es que, tras la desaparición de John Cazale, Meryl Streep, destrozada, encontró consuelo en la persona del escultor Don Gummer, a quien conoció de manera circunstancial. Fue cuando Meryl acudió a su apartamento en Nueva York, del que iba a ser desalojada. La acompañaban dos varones, uno era un familiar y el otro, amigo de éste, del que Meryl no tenía idea. Su identidad: la de ese mencionado escultor, prendado al punto de la actriz, con quien se desposaría al poco tiempo. Cuarenta y cinco años duró su matrimonio, al que fueron llegando cuatro hijos de la pareja. Ninguna sombra existió entre los dos. Y resulta que unos días después de que la gran actriz recibiera el Oviedo, en 2023, el premio Princesa de Asturias de las Artes, una publicación norteamericana destapó lo que se ignoraba de ella: hacía seis años que estaba separada de Don Gummer. Ruptura que llevaron lo más secretamente posible, quedando como buenos amigos.
Meryl Streep siempre ha estado considerada amén de una gran profesional, mujer seria, responsable, que no ha dado escándalos de ningún tipo. En sus rodajes nunca se ha comportado como una insoportable diva: todo lo contrario. Sólo durante la filmación de «El diablo se viste de Prada», argumento basado en la vida de una directora de la revista Vogue, que arrastraba fama de dictadora entre sus redactores, Meryl, tan concentrada estaba en el personaje, dio muestras de malhumor entre sus compañeros de reparto, como si fuera la tirana, déspota y miserable responsable de aquella revista de modas. Fuera de aquella ocasión, nunca se mostró hosca con nadie. En la capital asturiana demostró su simpatía entre los ovetenses, que la aclamaron con cariño.
Pasado ya un año de su presencia en España, Meryl Strep comenzó a trabajar en una serie de la cadena Disney + «Sólo asesinatos en el edificio». Su compañero, el actor canadiense Martin Short, demostró la buena química entre ambos, que no pasó inadvertida. Dos enamorados según el argumento que, poco a poco, trasladaban a la vida real esa relación sentimental.
Martin Short, un año menor que Meryl, estuvo casado anteriormente con la actriz Nancy Dolman, con quien tuvo tres hijos. Se casaron en 1980 y ella continuó actuando hasta cinco años más tarde, para ocuparse del hogar. Lamentablemente fue diagnosticada de un cáncer de ovarios, falleciendo en 2010 tras una larga lucha.
Martin Short no es un actor muy conocido. Se sabe que años atrás tomó parte en dos musicales, Jesucristo Superstar y Godspell. Ahora, compartiendo protagonismo en la serie antes mencionada junto a Meryl Streep, qué duda cabe que su nombre irá teniendo mayor relevancia. Mucha más si su idilio con ella prosigue.