Lejos del tono diplomático que suele emplear en otros comunicados, esta vez la CEM rechazó enfáticamente “el uso desproporcionado de la fuerza letal” que considera, ocasionó la muerte de seis personas y 10 heridos a manos de efectivos militares.
Arturo Rodríguez García / Proceso
El asesinato de migrantes en Chiapas motivó un rechazo enfático de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) que, entre otras consideraciones, llamó a limitar el uso de las fuerzas armadas en labores de orden público y en materia de control y política migratoria.
Lejos del tono diplomático que suele emplear en otros comunicados, esta vez la CEM rechazó enfáticamente “el uso desproporcionado de la fuerza letal” que considera, ocasionó la muerte de seis personas y 10 heridos a manos de efectivos militares.
“Esta tragedia surge no como un hecho aislado, sino como consecuencia de la militarización de la política migratoria, y una mayor presencia de fuerzas armadas en la frontera sur del país, la cual ha sido una constante”, expuso.
La reflexión sobre lo ocurrido fue realizada por la “Dimensión Episcopal de la Patronal de Movilidad Humana” de la propia CEM, instancia de la que es titular el obispo de Ciudad Juárez, José Guadalupe Torres Campos.
Además, consideró que, por la naturaleza y gravedad de los hechos “y al existir un contexto de violación sistemática de derechos humanos, así como una política migratoria basada en la militarización”, el Estado mexicano está obligado a realizar una investigación seria, imparcial y efectiva.
De lo contrario, afirman los obispos, se vería comprometida la responsabilidad internacional del país.
Además, piden que se adopten medidas de no repetición, limitar el uso de la fuerza en materia migratoria a situaciones excepcionales y asegurar el cumplimiento de medidas preventivas.
Citando al papa Benedicto XVI, la CEM exige anteponer siempre la seguridad personal a la nacional y, para eso, recomienda formar adecuadamente al personal encargado del control en las fronteras.
Fuente: Proceso