Martiño Rivas se convierte en Nacho Vidal en la serie sobre la estrella porno española más internacional, mientras que Andrés Velencoso encarna a su archirrival. ‘Nacho, una industria XXXL’, que se estrenará en marzo, muestra las luces y sombras de uno de los negocios más rentables y controvertidos del mundo
MARTÍN BIANCHI / EPS
Martiño Rivas (Vimianzo, 38 años) era un adolescente cuando vio su primera película porno. El actor gallego se inició como espectador del género con Tarzán X (1994), la versión para adultos de la historia de Edgar Rice Burroughs en la que Rocco Siffredi interpreta al rey de la selva. Andrés Velencoso (Tossa de Mar, 44 años) también tuvo su primera aproximación al cine X en la pubertad. El actor y modelo catalán no recuerda el título con el que se “bautizó”, pero no olvida el día en que se metió en una sala para ver la reposición de Garganta profunda, la cinta de culto de 1972 protagonizada por Harry Reems. “Me parecía que tenía que verla. No había nadie masturbándose. Todo el mundo estaba muy atento a la trama”, aclara entre risas. Rivas y Velencoso están dentro de la media española. Según un estudio de la Red Jóvenes e Inclusión y la Universidad de las Islas Baleares publicado en 2019, el 75,8% de los hombres de este país empiezan a consumir pornografía antes de los 16 años, mientras que solo un 35,5% de las mujeres lo hacen antes de esa edad. Un informe de Save the Children de 2020 arroja que siete de cada 10 adolescentes consumen estos contenidos de forma frecuente y que la edad media de iniciación, 14 años, está descendiendo gracias al fácil acceso a la tecnología móvil.
“Todo el mundo ve cine porno, o casi todos. Sin embargo, todavía hay muchos prejuicios sobre esta industria”, dice Martiño Rivas, protagonista de Nacho, una industria XXXL, la serie biopic sobre Nacho Vidal, la estrella porno española más internacional. Andrés Velencoso interpreta a su archirrival, Toni Roca, también inspirado en un personaje real. La ficción, que se estrenará en marzo en Atresplayer Premium, la plataforma de pago de Atresmedia, llega en un momento oportuno, justo cuando Ignacio Jordà González —es el verdadero nombre de Vidal— acaba de cumplir 25 años de carrera en el cine X. Según Pornhub, uno de los sitios web de sexo explícito con más tráfico del mundo, el actor español es uno de los más buscados. “Es nuestro Mike Tyson, el campeón de los pesos pesados en lo suyo”, apunta Rivas. “Tiene un talento natural más grande que la vida misma y ha vivido siempre al filo de la navaja. Yo soy muy racional. Por eso, gente como él me despierta cierta envidia”, continúa.
Hablar de tamaño en el caso de Nacho Vidal no es baladí. Los 25 centímetros de su miembro le permitieron hacer el gran viaje americano con el que sueñan todos los intérpretes españoles: la conquista de Hollywood. Solo que él lo hizo a través de la pornografía, un negocio que genera cada año ganancias estimadas en 14.000 millones de euros y en el que lo ha conseguido todo. Ha sido protagonista en más de 1.500 películas, director, productor y distribuidor, y ha recibido una veintena de premios en los principales festivales eróticos, como los de Las Vegas, Berlín y Cannes. Ahora, a sus 48 años, sigue activo como actor porno y estrella de la plataforma OnlyFans. Pero la serie Nacho, dirigida por David Pinillos, Beatriz Sanchís y Eduardo Casanova, va más allá y ahonda en cómo Vidal utilizó sus atributos para recuperar el esplendor de su infancia. Nació en el seno de una rica familia de industriales textiles de Mataró que se dedicaba, proféticamente, a producir la ropa interior femenina que luego él arrancaría en los sets de rodaje. La crisis del petróleo de 1973 hirió de muerte la empresa familiar, algo que lo marcó. A comienzos de 1996, con 21 años, empezó a trabajar en la Sala Bagdad de Barcelona, el santuario del porno regentado por Juani de Lucía desde 1975. Un año después, ya estaba rodando películas para adultos en Budapest y California, donde se crean la mayor parte de las 15.000 cintas del género que se producen anualmente.
En la década de 1990, Nacho Vidal ya era una leyenda del entretenimiento pornográfico. Pero no se hizo realmente popular en España hasta 2004, cuando el periodista David Barba publicó las memorias del actor, Confesiones de una estrella del porno. Entonces la televisión se interesó en él. Apareció en varias ocasiones en Crónicas marcianas (Telecinco), el programa de medianoche más longevo y más visto en la historia de la tele española. “Recuerdo sus intervenciones. De la noche a la mañana se hizo famoso”, dice Martiño Rivas, que entonces tenía 19 años. El actor gallego nunca imaginó que terminaría interpretándolo. “Si esto fuera un biopic riguroso, no habrían recurrido a mí, porque él y yo no tenemos muchas similitudes. Yo era una opción muy contraintuitiva para hacer de él y eso me gustó. Muchos actores rechazaron este papel”, añade. Teresa Fernández-Valdés, fundadora de Bambú Producciones y cocreadora, productora y guionista de Nacho, lo confirma. “El casting fue muy difícil. Algunos actores me dijeron que no querían ni leer el guion”, dice la productora. “Cuando hice el casting de Fariña, la historia de la Operación Nécora y el narcotráfico en Galicia, todos querían interpretar a Sito Miñanco. Qué contradicción a la hora de retratarnos como sociedad. Demuestra que todavía hay muchos prejuicios respecto a la industria del cine para adultos”.
Andrés Velencoso interpreta una versión libre del verdadero Toni, el antagonista de Nacho, el príncipe del porno destronado tras la llegada de un nuevo talento. El actor y modelo catalán recurrió a referencias noventeras como Mickey Rourke en Orquídea salvajeo el baterista Tommy Lee para construir su papel. “Nacho y mi personaje vivieron instaurados en una guerra de egos por ver quién era el mejor. Mantuvieron un duelo, literal, para ver quién la tenía más grande. Y ganó Nacho”.
Los actores tuvieron varias reuniones con el Vidal real para documentarse. La estrella del porno se involucró tanto en el proyecto que hasta se ofreció a ser doble de Martiño Rivas en las escenas de desnudo y, por tanto, doble de sí mismo. Al final, el actor gallego puso su propio cuerpo para gran parte de las escenas arriesgadas. “Mis herramientas de trabajo para este papel han sido una prótesis de pene que no cabe en un vaso de cubata, un calcetín genital y un spray para colorearme el culo y borrar la marca del sol. He pasado mucho tiempo sin ropa y al principio supuso un desgaste mental muy grande. Los maquinistas ya me decían: ‘Joder, tío, ya conozco tu culo mejor que el de mi mujer’. La desnudez es un elemento que te distancia de los demás, pero luego lo acabas naturalizando”, explica.
A Velencoso, que está más acostumbrado a estar con poca ropa por su trabajo como modelo, también le costó lidiar con la desnudez en pantalla. “En un rodaje hay mucha gente. Intentan hacerlo íntimo, pero sigue siendo muy difícil. Al principio da pudor”, admite. Los protagonistas de Nacho no se atrevieron a romper con el gran tabú del cine y la televisión: el desnudo frontal masculino. Las mujeres llevan desnudándose frente a las cámaras desde aquella escena de Hedy Lamarr bañándose en un lago en Éxtasis, la película del director checo Gustav Machaty de 1933. Los hombres llevan el mismo tiempo evitando exponerse. “Todavía sentimos mucho pudor a la hora de enseñar el pene. Hay algo muy del neandertal, algo muy prehistórico, que nos hace seguir relacionando la masculinidad, el ego y el amor propio con el tamaño del pene. Yo mismo me sigo sorprendiendo cuando veo uno en una película o una revista. No sabría explicar por qué. Te lo puede responder Martín, que ha leído más sobre el tema”, dice el actor y modelo. “En el caso de las series, puede ser porque seguimos viendo la televisión en familia, en el salón de casa”, reflexiona Rivas.
Ambos reconocen que la preparación para esta serie fue, como mínimo, poco ortodoxa. Pasaron meses viendo porno vintage y películas como Boogie Nights, la cinta de Paul Thomas Anderson del año 1997 sobre la industria del cine X en la California de los años setenta. Aunque el entrenamiento más duro lo tuvieron en la Sala Bagdad, el cabaret barcelonés que ofrece espectáculos eróticos en directo desde hace 47 años. Allí nació el mito del verdadero Nacho Vidal. “Vimos a los hermanos Dinio y Rafa García funcionando como verdaderos campeones, haciendo acrobacias sexuales casi olímpicas. Me pareció entre gracioso, bizarro y grotesco”, recuerda Velencoso. Cuando le presentaron a Juani, la dueña de la sala y la mayor reclutadora de actores porno de España, esta le preguntó si quería dedicarse al cine para adultos. “No me conocía. Ella siempre está buscando a su siguiente estrella. Ahora está diseñando una Sala Bagdad en el metaverso. Es una pionera”.
Las noches en ese local de la calle Nou de la Rambla sirvieron a Martiño Rivas para darse cuenta de que los actores de esta industria son “seres extraordinarios” y a la vez personas de “carne y hueso”. “Hacen algo que hacemos todos, que es parte de nuestra historia vital y que es uno de los motores que hacen girar el mundo, pero lo hacen en público. Su trabajo tiene algo de performático, de puesta en escena. Tener una erección frente a un grupo de desconocidos, conseguir levantar eso a voluntad, varias veces en una misma noche, me parece una proeza. Desde fuera parece fácil, pero es casi imposible”, reconoce. “Tienen una concepción del sexo totalmente distinta a la que tenemos la mayoría. Les parece como una clase de yoga, un acto gimnástico, aunque nadie sabe cuál es el precio emocional y psicológico que pagan por ello”.
El rodaje de Nacho no estuvo exento de dificultades. Antes de comenzar a grabar, el propio Nacho Vidal advirtió a la productora y a los protagonistas que no lo tendrían fácil. “Yo no le creía, me parecía que estaba exagerando. Luego comprobamos que era más sencillo rodar una película de nazis en París que una serie sobre él en Barcelona”, dice Martiño Rivas. “Hemos tenido problemas en todos los frentes”, corrobora la productora Teresa Fernández-Valdés. “Mucha gente se sintió moralmente superior y nos negó permisos para rodar en ciertos sitios. También nos rechazaron muchas licencias musicales por la temática de la serie. Los Red Hot Chili Peppers no nos dejaron utilizar sus canciones. Los Red Hot dando una clase de moralidad. ¿Te lo puedes creer?”.
Muchas sombras se posan sobre el negocio del porno: desde la cosificación y la explotación sexual y laboral de la mujer hasta la normalización de la violencia y las prácticas de riesgo. Fernández-Valdés, cocreadora de Nacho, quiso contar con tres guionistas —Gema R. Neira, María José Rustarazo y Flora G. Villanueva— para que la serie tuviera un punto de vista femenino. Trabajando en la historia, descubrieron que Nacho Vidal se convirtió en una estrella gracias a muchas mujeres. “Desde su hermana, que fue su socia durante muchos años, hasta su primera novia, una actriz porno por la que él empezó a trabajar en la Sala Bagdad, pasando por Juani de Lucía, que fue la primera en ver su talento…”, dice la productora. “Queríamos dar visibilidad a todas esas mujeres inteligentes, libres y triunfadoras”. María de Nati encarna a la estrella del cine X Sara Bernat, que fue pareja sentimental de Vidal; Pepa Charro hace de Juani y Miriam Giovanelli interpreta a Bellísima, inspirada en otra actriz del género.
“Nacho es consciente de que sin todas esas mujeres no habría conseguido la fama y el éxito. Él siempre respetó y admiró a las actrices con las que compartió plató. Por eso muchas de ellas solo querían trabajar con él”, señala Martiño Rivas. Tanto él como Andrés Velencoso esperan que la serie sirva para redimir la figura del astro del porno. “Ha tenido una vida épica: empezó de cero y terminó siendo una estrella en Los Ángeles. Es una vida heroica, y los héroes nunca son perfectos. Todos tienen sus luces y sombras”, concluye el actor gallego.
Tras más de 25 años de trayectoria, Nacho Vidal sigue trabajando en la industria del entretenimiento para adultos. Ahora se gana la vida en OnlyFans, la plataforma en la que hay más de 2 millones de creadores de contenidos y más de 130 millones de usuarios. El actor cobra 20 dólares por un mes de suscripción, 48 por tres y 120 por un año completo. Esta app ha roto los esquemas del cine X, borrando de un plumazo a los intermediarios y repartiendo una media de 200 millones de euros mensuales entre los creadores de contenido. “Ahora todo el mundo puede ser una estrella del porno”, concluye Velencoso. “Pero Nacho hay uno solo”.
CRÉDITOS
Fotografía: Pablo Curto.Estilismo: Juan Cebrián. Maquillaje y peluquería: Lucas Margarit @ Another Artist Agency para Givenchy Beauty; Olga Holovanova @ Another Artist Agency para Chanel Beauty y Shu Uemura Art of Hair.Asistente de estilismo: Paula Alcalde.Asistentes de fotografía: Óscar Calleja y Jorge Gutiérrez.Producción: Maia Hoetink.