La gurú del orden que pasaba más tiempo organizando sus muñecas que jugando con ellas lanza nuevo libro: si primero nos ayudó con los cajones, ahora quiere hacerlo con nuestra vida
NOÉ DE LA TORRE / EL MUNDO
Marie Kondo es una celebridad del orden que, para explicar de dónde le viene su particular pasión, no tiene problemas en destacar que de niña pasó más tiempo organizando sus muñecas que jugando con ellas. Esto ya nos debería dar una idea -o alertar- de cuál es su concepto de la felicidad. Así que la japonesa que logró revolucionar nuestra casa con el best seller La magia del orden y su método KonMari (ella vendió millones pero el consejo era no más de 30 libros en casa) vuelve a llamar a la puerta: si primero ordenó nuestras estanterías y cajones, ahora pretende ordenarnos la vida entera.
Kondo lanza nuevo libro y nuevo método: El método kurashi: cómo organizar tu espacio para crear tu estilo de vida ideal (Aguilar). Pero vayamos por partes como buenos discípulos. En japonés, kurashi es el término para referirse al estilo de vida. Ahora bien, estilos de vida habrá muchos, pero el «ideal» es el que «se refiere a lo que hacemos, no al lugar donde vivimos». Palabra de Kondo.
Viene a significar que «dejar las paredes desnudas cuando podemos utilizarlas para crear los paisajes que nos gustaría ver por la ventana parece un desperdicio». ¿Que no tenemos ventanas? Pues ponemos cortinas al póster de un parque inglés para hacer realidad nuestro deseo de contemplar un jardín mientras desayunamos. Sí, el ejemplo lo pone ella.
La obra viene a ser algo así como una mezcla entre libro de autoayuda y tratado de cómo lograr un hogar que nos haga olvidar que en realidad es un minipiso sin balcón. Es decir, si te atascas ordenando la ropa y te paraliza la decisión de no saber qué tirar, ojo. Igual tienes un problema, y no solo en el armario. «Un bloqueo en un área concreta del proceso de organización siempre se corresponde con otro en un aspecto de la vida de la persona, como sus relaciones o el trabajo».
«Ordenar es un proceso más profundo», escribe Kondo. «Por eso es más efectivo abordar los bloqueos desde ambas perspectivas: nuestras pertenencias y nuestro yo interior». De nuevo, la pregunta es cómo hacerlo. Y la respuesta de la gurú es, cuanto menos, práctica: «Limpiar el suelo es como practicar yoga o meditación mientras arreglas la casa». En la era de la felicidad (impostada), Kondo nos presenta la guía moderna para ser unos amos de casa contentos.
Empecemos por el principio: la entrada de la casa. «Limpia y ordenada, tendría que conseguir que nuestros huéspedes se sintieran alegres y muy bien recibidos», nos alecciona la japonesa. «Limpio el suelo de la entrada con un trapo húmedo bien escurrido. Aunque pueda parecer una lata, te recomiendo limpiarlo así o pasar la fregona si quieres un estilo de vida que te dé alegría». Al parecer, «tener nuestra entrada impecable puede infundirnos la confianza que surge al saber que no tenemos nada que ocultar».
A partir de ahí, la clave es «tener la entrada, o cara, de nuestra casa, resplandeciente; el centro, o intestino, despejado; y las zonas con cañerías, como el baño y el aseo, limpias y relucientes. Si atendemos a estos tres puntos de presión, lograremos una casa contenta y sana». Y nosotros, felices. Que no se trata de complacer al marido como antaño, sino de encontrar nuestro propio camino de la felicidad.Más en El MundoAna de Armas, nominada a mejor actriz en los Premios Oscar 2023Dani Alves y su complejo mapa judicial: indicios, una detención ‘pactada’ y un horizonte difícil
Tal vez lo hallemos en las recetas de miso o de espinacas que nos regala Kondo, o en la lamparita de pan que nos vende en su tienda online por 115 dólares (resulta que si un brioche nos hace felices, hay quien dio con la forma de no tirarlo introduciéndole una bombilla LED entre la miga). Lo importante es que notaremos los cambios hasta en nuestro cuerpo, como los clientes de Kondo: «Una vez que han vaciado su hogar de todos los objetos que no les generan alegría, su cuerpo vacía el intestino de forma espontánea».
La lección definitiva es la siguiente: «Nuestras mentes y cuerpos están conectados, así que, mientras ordenas, imagina que también depuras tu sistema digestivo». Con la satisfacción de saber que el baño estará impoluto.
Fuente: https://www.elmundo.es/cultura/2023/01/25/63cabc13fc6c8331188b45c6.html