Los objetos sexuales, aunque se crea que son actuales, han acompañado al ser humano desde muchos siglos atrás.
G.P. / EL ESPAÑOL
No es raro ver en las carreteras diferentes carteles que anuncian diferentes tiendas de objetos sexuales. Tras muchos años de tabú sobre este tema, han vuelto a popularizarse estos artículos.
La normalidad con la que se habla sobre estos artefactos ha provocado su masificada compra: consoladores, juguetes anales o bolas chinas son solo algunos de los objetos de los que se suele hablar con frecuencia, pero ¿cuál es la historia detrás de estos dispensadores de placer?
Buscar esclarecer los orígenes de los primeros consoladores no es fácil. Aunque existen ciertos indicios sobre diferentes objetos prehistóricos, la gran mayoría de arqueólogos e investigadores no terminan de concordar con algunas de las hipótesis que se han planteado.
Uno de los objetos que causa discordia entre los arqueólogos e investigadores es el «bastón perforado«. El artefacto había sido catalogado como un objeto de «arte mueble» prehistórico, pero llamó la atención del arqueólogo británico Timothy Taylor.
Taylor explicó en su libro La prehistoria del sexo (1996), que «al observar el tamaño, la forma y, en algunos casos, el simbolismo explícito de los bastones de la era del hielo, parece poco sincero evitar su interpretación más sencilla y obvia. Pero se ha evitado».
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Los investigadores han concretado que un falo de limolita de 20 cm, perteneciente al Paleolítico Superior hace 30.000 años y hallado en la cueva de Hohle Fels en Alemania, se utilizó como consolador en la Prehistoria.
Por lo general, y según ha recogido los expertos, los primeros consoladores conocidos se fabricaban en piedra, madera, hueso o marfil u otros materiales con cierta dureza que permitieran su uso.
Sin embargo, varias investigaciones han apuntado que los dichos juguetes no solo se utilizaban para satisfacer sexualmente a las personas, sino que también eran utilizados para rituales. Durante la Edad de Hielo y en el periodo romano, estos objetos se utilizaban para rituales de desfloración.
Por otra parte, en el año 4.000 a. C., en Pakistán utilizaban estos instrumentos en rituales donde adoraban al dios Shiva.
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Sin embargo, es en la Edad Antigua cuando se encuentran las primeras muestras seguras de juguetes sexuales. De esta manera, alrededor del año 3.000 a. C., en Egipto, se han encontrado pinturas donde se representaban la utilización de distintos consoladores.
Pero fue en la Antigua Grecia donde estos aparatos se consolidaron. En la civilización griega se ha encontrado una gran variedad de consoladores fabricados con cuero relleno de lana, otorgándoles diferentes grosores y firmeza. Luego se lubricaban con aceite de oliva para su utilización.
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A su vez, los griegos fueron los primeros en nombrar a estos aparatos como «juguetes«, estableciendo el término que conocemos hoy en día.
Gracias a los escritos que se han encontrado en diferentes textos de autores griegos, se puede conocer los diferentes usos que se le daba, o la forma que tenían. Así pues, en la obra Lisístrata de Aristófanes se mencionan varias veces el uso que se les daba o las dimensiones que tenía el juguete; o en la obra de Herodas, Mimo VI, del siglo III a. C.
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En la Modernidad, el uso de estos juguetes sexuales ya se había extendido, aunque el material con el que se fabricaban no había cambiado. En el año 1400, en Italia, se encontraron varios dildos hechos de cueros, madera y piedra.
En Japón, los consoladores empezaron a aparecer en los siglos XVII y XVIII, quedando reflejados en impresos de pergamino o papel de un tipo de arte erótico japonés conocido como Shunga. Sin embargo, fue a partir del siglo XIX cuando avanzó en estos aparatos con la invención del vibrador.
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En 1870, el médico británico Joseph Mortimer Granville, inventó lo que hoy conocemos como vibrador. El aparato tenía un funcionamiento electromecánico fácil de utilizar, permitiendo su utilización para varias funciones, aunque principalmente se utilizaba para aliviar y relajar los músculos.
A finales del siglo XIX, el invento llegó a Estados Unidos donde rápidamente empezó a popularizarse. Debido a su fama, se comercializó pronto y todos los catálogos de hogar lo publicitaron, siendo el producto estrella de las secciones de electrodomésticos de las grandes tiendas a inicios del siglo XX.
No obstante, algunos investigadores han atribuido su invención al tratamiento de la ‘histeria femenina’, la cual fue considerada como una enfermedad hasta mediados del siglo XX. El tratamiento consistía en la masturbación.
Cuando se hizo público la forma en la que se empleaban en lo tratamientos añadido a que, estos aparatos comenzaron a frecuentarse en la industria pornográfica, la tiendas y los catálogos optaron por retirarlos de su oferta y, en la década de 1960, se declararon objetos sexuales.