Hay exageraciones sobre el nivel de yihadistas que cruzan la frontera. Sin embargo, hay una historia de grupos terroristas islámicos en América Latina que no se puede ignorar
REDACCIÓN EL INDEPENDIENTE
De acuerdo con Ioan Grillo, especialista en temas del narcotráfico en su artículo titulado ¿”Terroristas islámicos” en el Río Grande? Verdad y mitos, el radicalismo islámico en América es anterior al 11 de septiembre en al menos una década.
Ha habido miembros de grupos terroristas islámicos designados en México y aún más en todo el hemisferio, desde Argentina hasta Trinidad, desde hace décadas. Y si bien hay informes falsos, ha habido casos confirmados de miembros que cruzaron con éxito la frontera sur y algunos vínculos creíbles entre narcotraficantes y yihadistas, señala Grillo.
Inteligencia del ejército mexicano
Los rumores de los radicales no han escapado al ejército mexicano. Los documentos revelados por las llamadas “fugas de Guacamaya” muestran que los soldados encontraron al menos cinco casos de vínculos terroristas islámicos con México entre 2015 y 2017.
Entre ellos se incluye un británico-iraquí en Guanajuato que presuntamente ayudó a entre 30 y 40 voluntarios de la ronda el mundo viaja a Siria para luchar por ISIS. Otro caso, una niña de 14 años en Cuautitlán, Estado de México, estuvo involucrada a través de Internet con varios combatientes de ISIS e incluso aprendió árabe por su cuenta.
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En 2022, el ejército mexicano escribió un análisis de la amenaza terrorista yihadista. “Aunque México no es considerado un objetivo del terrorismo internacional”, dijo, “el riesgo proviene de utilizar al país como una plataforma yihadista para afectar los intereses de Estados Unidos”.
Ese parecía haber sido el caso en 2010, cuando los marines mexicanos afirmaron que habían frustrado un complot del grupo somalí Al-Shabab para atacar la embajada de Estados Unidos en México.
Los marines siguieron a un militante somalí hasta una casa en el barrio de la colonia Roma, a menos de un kilómetro de la embajada, y encontraron 22.7 kilos de material explosivo junto con detonadores. Otro ciudadano somalí vinculado a Al-Shabab fue arrestado y deportado.
Acusaciones internas en EU
Mientras el mundo apenas comenzaba a asimilar los horrores de la masacre del 7 de octubre perpetrada por Hamás en Israel, Donald J. Trump intervino para señalar con el dedo la frontera de Estados Unidos con México:
“Las mismas personas que atacaron Israel están llegando a lo que alguna vez fue hermoso Estados Unidos, a través de nuestra frontera sur totalmente abierta, en números récord”, dijo Trump el 9 de octubre en su red SocialTruth: “¿Están planeando un ataque dentro de nuestro país? ¡El corrupto Joe Biden y su jefe Barack Hussein Obama nos hicieron esto!“
En las semanas posteriores, mientras Israel bombardeaba la Franja de Gaza provocando protestas masivas en todo el mundo, sus compañeros republicanos se hicieron eco de Trump, ya sea afirmando que los yihadistas están cruzando o advirtiendo que podrían hacerlo.
Los comentarios provinieron de la aspirante a la presidencia Nikki Haley, que habló de otro 11 de septiembre, del senador James Lankford, que citó “cárteles mexicanos que trafican con hombres en edad militar de todo el mundo”, y del coronel retirado Douglas Macgregor, que tuiteó: “Estamos a punto de aprender algunas lecciones difíciles de las fronteras abiertas. Hezbolá y Hamás tienen una presencia muy grande en México”.
Más pertinentemente, un mensaje supuestamente procedente de la oficina de Aduanas y Patrulla Fronteriza de San Diego advirtió a los agentes que estuvieran atentos a los yihadistas:
“Es posible que se encuentren combatientes extranjeros del conflicto entre Israel y Hamas en la frontera suroeste”, decía en un boletín. A los agentes se les dijo que buscaran viajeros solteros en edad militar con “planes de regreso indeterminados”, así como que investigaran sus vínculos con Hamás, Hezbolá y la Jihad Islámica.
Ataques en América Latina
En 1992, un atacante suicida atacó la embajada de Israel en Argentina y mató a 30 personas. El mérito lo reivindicó un grupo fachada de Hezbolá, el “Partido de Dios” formado por clérigos chiítas en el Líbano. Se alega que un miembro libanés-colombiano de Hezbollah, Amer Mohamed Akil Rada, tuvo algo que ver.
Dos años más tarde, en 1994, una bomba suicida aún mayor estalló en un centro comunitario judío en Buenos Aires y mató a 86 personas. Ese ataque fue reivindicado por otro grupo aliado de Hezbollah y nuevamente involucró a Akil Rada.
Fue uno de los peores ataques antisemitas desde Hitler, y especialmente alarmante para la comunidad judía más grande de Sudamérica en Argentina, señala Grillo.
Simon Cottee, en su libro Banderas negras del Caribe, describe cómo los musulmanes actúan en algunos aspectos como las pandillas del continente americano. Ganan dinero vendiendo armas y realizando extorsiones mientras controlan los vecindarios. También hay bandas de narcotraficantes de Trinidad que afirman estar afiliadas al Islam radical, como una que se autodenomina “ISIS rebelde”.
Sin evidencias
Al repasar los casos, se puede ver que no hay pruebas de que terroristas hayan cruzado la frontera para detonar bombas con éxito en los Estados Unidos, como algunos afirman. Los ataques terroristas en suelo estadounidense desde el 11 de septiembre han sido en su mayoría perpetrados por estadounidenses, ya sean musulmanes en San Bernardino y Orlando o supremacistas blancos en El Paso o Charleston.
Pero la serie de incidentes a lo largo de décadas es real y no hay garantía de que no haya un ataque exitoso en el futuro. Los cárteles mexicanos no son ideológicos, pero eso significa que algunos agentes pueden trabajar con malos actores ideológicos por dinero.
El porcentaje de yihadistas en general bien puede ser pequeño. Pero el problema del terrorismo es que necesita muy pocos perpetradores y ni siquiera tantas muertes para tener un impacto enorme.
Como escribe Yuval Noah Harari: “Los terroristas organizan un aterrador espectáculo de violencia que captura nuestra imaginación y la vuelve contra nosotros. Al matar a un puñado de personas, los terroristas hacen que millones de personas teman por sus vidas”, concluye Ioan Grillo.
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