Por Román Sánchez Zamora
Desde adentro, desde mi cama ajena, sábanas blancas, frías e indiferentes, el terror comienza a invadirme; ya no hay marcha atrás, lejos de mi condición de líder, de mis cargos, todo se quedó en un closet, allí los grados, las escarapelas, las estrellas y el águila.
Ya no más desayunos, reuniones, ni brindis frenéticos terminados en gritos ensordecedores, todos se fueron; ya ninguno está aquí, la soledad de Robespierre ante el sueño de Danton, todos están lejos, ya nadie queda en la mesa.
La soledad del yo, en un presente sin caminos, sin opciones, solo un voladero, un coma inducido.
Twitter: @romansanchezz