- La violencia machista bucea en los móviles de las más jóvenes: amenazas y control de las redes sociales
EBBABA HAMEIDA / RTVE
¿Con quién hablas? ¿Dónde estás? ¿Qué haces en línea? ¿Por qué te llama? ¿Por qué no coges el teléfono? Son solo algunas de las preguntas a las que se enfrentan las mujeres víctimas de la violencia de género digital. María tiene 35 años y lleva nueve años divorciada por mutuo acuerdo, tras sufrir durante años malos tratos por parte de su pareja. Pero separarse no puso fin a su pesadilla, ya que tres meses después comenzó a perseguirla a través del móvil. «Al divorciarnos ya no tenía el control constante de mi vida en sus manos, empecé a recibir llamadas telefónicas de día y de noche«, explica en una entrevista con RTVE.es. «No usaba mensajería instantánea y se compró un terminal para amenazarme en todo momento», añade.
María, nombre ficticio para proteger su identidad, asegura que en ningún momento fue consciente de que estaba sufriendo un tipo de violencia más. ONU Mujeres denuncia que «lo que es virtual también es real» al detectar cómo las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) han generado nuevas formas de violencia contra las mujeres y las niñas por razón de género. Naciones Unidas ha corroborado, a raíz de la COVID-19, que, a medida que más mujeres y niñas se vuelcan a los espacios digitales la ciberviolencia aumenta. «Llegué a normalizarlo», dice Laura. La primera voz de alarma la recibió un día que la llegó a llamar 100 veces durante dos horas, «un amigo me dijo que era acoso y no era normal».
La normalización se debe a la invisibilidad de este tipo de agresiones para una parte de la sociedad. «Sus consecuencias tienen un impacto psicológico, social y económico en las mujeres que la sufren«, indica el último informe de Violencia digital de género: una realidad invisible, elaborado por el Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (ONTSI). «Una de cada cinco mujeres cierra su perfil en redes sociales harta de soportar situaciones en que la dañan o limitan su privacidad», asegura Rosa Díaz, directora del observatorio, en declaraciones a RTVE.es.
Afecta a la salud mental y aísla a las víctimas
«Esta violencia afecta muy negativamente a quien la sufre: afecta a la salud mental, a la autoestima, puede aislarlas socialmente y perjudicar seriamente a su carrera profesional«, dice Díaz. De hecho, la ONU indica que tres de cada diez mujeres que han experimentado algún tipo de violencia digital de género han visto afectada su salud mental. El Observatorio revela que el 54% de las mujeres que ha sufrido acoso a través de redes sociales ha experimentado ataques de pánico, ansiedad o estrés. Laura relata que estaba constantemente en alerta y que, cuando no recibía mensajes o llamadas, sentía como si su agresor quisiera atacarla físicamente, «tenía la sensación de que estuviese viendo lo que hacía, y por eso no tenía la necesidad de estar molestándome», cuenta.
Se queda en silencio y, a continuación, reflexiona en voz alta sobre lo atrapada que estaba. No podía apagar el móvil, sus padres son mayores, y a su vez tenía miedo de que se le presentase en persona. «Un día me dio un gran ataque de ansiedad y necesité hospitalización. Una enfermera se dio cuenta de que el teléfono no paraba, por la luz de la pantalla, se dio cuenta de mi reacción cada vez que esto ocurría», relata. Estuvieron hablando y la redirigió a una asociación de violencia de género y terminó llamando a Stop violencia de género digital. «Me acompañaron a poner la denuncia, no fue un camino fácil, más bien todo lo contrario, pero ya no sufro ataques de ansiedad. Me enseñaron a protegerme en Internet y eso me está dando la seguridad para volver a usarlo, pero lo imprescindible», zanja. La directora del ONTSI explica: «Un riesgo que hemos señalado es que la violencia digital de género puede llegar a trasladarse al plano físico, o, al contrario».
Ciberacoso a mujeres: pautas para evitarlo y reaccionarVERIFICARTVE
«Las víctimas en general tardan mucho en darse cuenta de que están siendo maltratadas o violentadas a través de los móviles«, explica Encarni Iglesias Pereira, Presidenta de la Asociación Stop Violencia de Género Digital, en una entrevista con RTVE.es. Es una violencia, explica, que las víctimas no saben por dónde les viene y les hace vivir en un estado de alerta las 24 horas del día los 365 días del año. «Es incontrolable e insufrible. Hoy por hoy la violencia digital es la más peligrosa«, asegura Iglesias Pereira. En otras ocasiones, les llegan a controlar con programas espías. Además, es una violencia que suele deteriorar la situación en la que se encuentran mujeres que ya han sido víctimas. Es un tipo de vejación tipificada como delito; sin embargo, en España «no hay suficiente información sobre este tipo de violencia, ni las suficientes campañas de publicidad para concienciar a la sociedad civil», lamenta.
La clave está en diferenciar lo que es acoso del amor
Es una violencia invisible que se manifiesta con pequeños gestos hacía las víctimas: espiarles el teléfono, exigirles las claves, interferir en sus relaciones con otras personas, controlar sus redes sociales, reclamarles que demuestren la geolocalización, ordenarles que muestren su chat con otra persona o enfadarse al no tener una respuesta inmediata. Muchas veces el conflicto reside en saber diferenciar lo que es acoso del amor. «Cuesta mucho diferenciarlo, porque se puede ver como una insistencia. Pensar que ‘me quiere mucho o no quiere que rompamos’. Se produce mucha confusión y cuando ya lo detectan no quieren cortar para no enfadar al agresor», explica Lorena Manrique, psicóloga y colaboradora de la organización Coordinadora de Profesionales por la Prevención de Abusos (CoPPA).
Apagar el móvil no es la solución y bloquear al agresor tampoco. «Si no mantienen este tipo de conversaciones, les costará demostrar el acoso. El conflicto que se genera es muy contradictorio», dice Manrique. Se les recomienda cortar cualquier contacto con el agresor, pero si no se sostiene, se quedan sin argumento para demostrar que hayan sido víctimas de agresiones en el ámbito digital, y necesitan recopilar lo que esté sucediendo para poner la denuncia. «El acoso online es difícil de medir, difícil de detectar, incluso de denunciar», concluye. De ahí que todas las oenegés coincidan en la necesidad de apostar por la educación digital como única forma de prevenir este tipo de violencia.
Un tipo de violencia que afecta a las más jóvenes
Este tipo de violencia afecta sobre todo a las jóvenes. De hecho, el mismo estudio del ONTSI, concluye que en menos de una década se han multiplicado por cinco los delitos cometidos mediante tecnología con menores de 16 años con fines sexuales en España. También afirma el estudio que el 42% de las niñas y las jóvenes que sufrieron acoso online mostraron estrés emocional, baja autoestima y pérdida de confianza. Este tipo de violencia cuando salpica a las jóvenes es más peligrosa porque «no están preparados psicológicamente para sufrir estos daños», asegura Iglesias Pereira. «Se producen situaciones muy graves y es inevitable mirar con lupa las estadísticas de este año porque ha subido el suicidio en edades adolescentes», advierte.
La violencia digital ha comenzado a preocupar a organizaciones como Save The Children a raíz del confinamiento. El último informe que ha elaborado la organización concluye que siete de cada diez jóvenes en España sufrieron violencia online en su infancia. Según el estudio, «se estima que más de 529.000 jóvenes habrían sufrido ciberbullying durante su infancia, un tipo de violencia que afecta especialmente a las niñas; ya que, casi la mitad de las chicas preguntadas había sufrido ciberacoso frente al 33,1% de los chicos». «Las niñas siguen siendo el 70 % de las víctimas, además ellas nos referían haber recibido imágenes con contenido sexual sin haberlas solicitado«, asegura a RTVE.es la experta en prevención de la violencia hacia la infancia en Save The Children, Cristina Sanjuán.
De ahí la tendencia en alza, que también se observa en las últimas memorias anuales de la Fiscalía General del Estado de los delitos contra la libertad sexual, delitos contra la vida y la integridad física y violencia doméstica contra padres y hermanos. El Ministerio Público advierte de un «fuerte repunte» de las amenazas y coacciones a través de las redes. «El grave problema es que esta violencia sobrepasa el mundo digital y posteriormente se traslada a un entorno físico. Se puede pasar a través del engaño, el agresor hará todo lo posible para llegar a un encuentro físico», añade Sanjuán.
La especialista de la organización que se dedica a la infancia reitera la importancia de una educación afectivo-sexual que ayude a las más jóvenes a distinguir las situaciones de riesgo de las que no lo son. Y es que, según ONTSI, más de un 25% de las mujeres entre 16 y 25 años en España ha recibido insinuaciones inapropiadas a través de redes. «Es preocupante que más de la mitad de las niñas, adolescentes y el resto de las mujeres, perciban inseguridad en Internet y en el uso de la tecnología digital«, lamenta Rosa Díaz.
Las fotos sin consentimiento y la expulsión de las redes
Las fotos sin consentimiento y los insultos sexistas son dos de las conductas más repetidas en las redes. «Hace tres años en la app de Tinder contacté con algunas personas, pero en dos ocasiones lo primero que recibí fue fotos de los genitales de ambos chicos«; cuenta Laura a RTVE.es. Esta joven recibió fotos sin haber hablado con ellos. «Fue lo primero que recibí, así que les bloqueé». Esta violencia no solo se produce por parte de la pareja o expareja sino también en las redes. Cada vez es más común, que las mujeres y las jóvenes reciban este tipo de contenido sexual. «Me sentí desprotegida; tú buscas contactar con alguien para poder charlar y quedar, pero al final recibir ese tipo de fotos hace que no confíes en lo que puedas encontrar. Obviamente, también había personas con las que podías hablar sin recibir nada ofensivo, pero el hecho anterior ya te condiciona».
https://www.rtve.es/play/videos/telediario/decada-app-citas-tinder/6704847/
Una década de la app de citas Tinder
Este tipo de vejaciones expulsa a las mujeres de las redes. Al menos, a una de cada cinco, según el estudio de ONTSI. «El famoso candado de Twitter o de Instagram… Se protegen así de amenazas e insultos, o intentan que sus datos no sean utilizados para dañarlas en el plano físico, además del social o laboral», denuncia la presidenta del Observatorio.
De hecho, Laura cuenta que abandonó las apps para conocer gente. «No tenía necesidad de que alguien me mandase algo que yo no quería ver. Pero hace un año decidí volver a probar suerte, esta vez en Happn, y mi experiencia fue totalmente diferente, de hecho conocí a mi pareja actual a través de ella«, concluye.