Por Fernando Manzanilla Prieto
Como lo he venido comentando, la ONU acaba de publicar un estudio sobre cambio climático que pone en alerta roja a toda la humanidad. ¿Cómo afectará a nuestro país esta crisis climática que amenaza con salirse de control en los próximos años?
En el reporte de la ONU, México aparece como uno de los países que más sufrirá las consecuencias de esta crisis climática. Lo anterior, derivado de las grandes extensiones costeras y la biodiversidad climática que tenemos en nuestro territorio.
Las afectaciones, que ya estamos padeciendo hoy, se agudizarán hasta convertirse en verdaderas amenazas catastróficas. Las sequías en el norte del país (Estados Unidos acaba de anunciar el recorte de suministro de agua a México debido a la sequía histórica del Río Colorado), los incendios forestales, así como los ciclones, huracanes, las precipitaciones pluviales y el desbordamiento de ríos, sobre todo en el sur y sureste del país, serían no solo más frecuentes, sino más devastadores por su mayor fuerza y duración. Esto significará desplazamientos poblacionales constantes, pérdida de cosechas, pérdida de patrimonio de las familias, mayor daño a la infraestructura y, desafortunadamente, mayor pobreza.
Muchas de estas situaciones ya son una realidad. En todo el país, una y otra vez, padecemos la furia de la naturaleza. Fenómenos meteorológicos totalmente atípicos comienzan a convertirse en normales, como las nevadas en época de calor o las precipitaciones que, en horas, condensan meses de lluvia.
Lo mismo pasa con los hundimientos y anomalías en el subsuelo cada vez más frecuentes y riesgosos. Según los científicos, se trata de fenómenos ligados al calentamiento global. Los expertos aseguran que “el imparable aumento de las temperaturas ha provocado cambios en el subsuelo” que no han sido suficientemente estudiados. Además, esto podría estar asociado también a la fuerte actividad tectónica en la cadena de volcanes y fallas geológicas conocidas como el “Cinturón de Fuego” que se extiende por más de 15 países, entre los que destacan Japón, indonesia, Filipinas, Rusia, Estados Unidos, México, Guatemala, Perú y Chile.
Ya no hay duda de que la actividad humana es la que ha alterado, casi irremediablemente, el equilibrio natural del planeta. Y lo más preocupante es que, de acuerdo con el informe de la ONU, en un plazo no mayor a 30 años podría comenzar a configurarse un escenario catastrófico, no solo en México, sino en todos los rincones de la Tierra.
De hecho, a raíz de la reciente alerta de la ONU, se ha comenzado a hablar de la necesidad de que los países aumenten sus compromisos más allá de lo acordado en París. Recordemos que en 2015, en el marco del Acuerdo de París, México estableció el compromiso de que, en 2024, el 35% de la energía generada provendría de fuentes limpias, y que para el 2030 este porcentaje aumentaría a 43%. Para ello, nuestro país fijó la meta de reducir 25% la emisión de gases de efecto invernadero de vida corta y 51% las emisiones de carbono negro. Objetivos que será posible alcanzar mediante transformaciones en los sectores productivos (energía, transporte y uso de suelo), particularmente del eléctrico, responsable del 30% del total de la meta de reducción de emisiones establecida al 2030.
Además, es necesario aprovechar el acceso a financiamiento para el desarrollo de tecnologías limpias y garantizar el cumplimiento de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. No olvidemos que durante las recientes negociaciones de la 25 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático celebrada en diciembre pasado en Madrid, México refrendó su compromiso de cumplimiento del Acuerdo de París y de reafirmar su liderazgo regional en el combate al cambio climático.
Así que, por el bien de todos, urge darle prioridad a ésta, que es la siguiente “pandemia” a vencer, la pandemia del calentamiento global.