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La primera granja de pulpos del mundo en Gran Canaria: un hito científico empañado por la polémica | Rtve

  • El proyecto de Nueva Pescanova para criar cefalópodos en cautividad está a la espera de finalizar los trámites administrativos
  • Ha levantado ampollas en numerosos ámbitos, que creen que irá en contra del bienestar de los animales
Los pulpos poseen unas habilidades que parecen sacadas de una película de ciencia ficción. GETTY IMAGES

SAMUEL A. PILAR / RTVE

Dentro del reino animal, los pulpos son seres extraordinarios. Comparados constantemente con alienígenas, estos moluscos han seguido caminos evolutivos únicos, lo que les convierte en una caja de sorpresas desde el punto de vista científico. Lo cierto es que poseen unas habilidades que parecen sacadas de una película de ciencia ficción, como la capacidad de cambiar de textura, saborear a través de la piel o transformar su cuerpo sin apenas limitaciones. Pero quizá lo que más desconcierta es su inteligencia, que no se corresponde con la del resto de invertebrados y está más cerca de la de mamíferos superiores, córvidos y loros.

Al mismo tiempo, estos animales están considerados como un tesoro gastronómico, y constituyen un producto fundamental para el sector pesquero español. El consumo anual medio en España ronda las 30.000 toneladas, aunque de ellas solo el 20% corresponden a capturas nacionales, según el último informe del Observatorio Europeo del Mercado de Productos de Pesca y Acuicultura (Eumofa), relativo a 2020. El resto se importa de otros países, entre los que destacan Marruecos y Mauritania.

A su vez, España es uno de los principales exportadores de pulpo a nivel internacional. Un estudio, publicado el año pasado en la revista Scientific Reports, analiza la importancia del comercio de cefalópodos, y destaca que España -en especial, Galicia- es líder mundial, junto a China y Japón. Cada año se capturan aproximadamente 350.000 toneladas de este molusco en todo el mundo, y la demanda no ha hecho más que crecer. Su consumo se ha disparado en Estados Unidos, Japón, Corea del Sur y numerosos países de Europa, por lo que actualmente la población salvaje no llega para satisfacer la demanda, lo que se ha traducido en una sobreexplotación de los caladeros.

En esta situación de desequilibrio, muchos han puesto sus ojos en la acuicultura, que ha conseguido recientemente cerrar con éxito el ciclo reproductivo de los cefalópodos en cautividad, después de varias décadas de investigación. La primera granja de pulpos está muy cerca de convertirse en realidad en el puerto de Las Palmas de Gran Canaria, de la mano de la multinacional española Nueva Pescanova, que ha adquirido los derechos de la patente al Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC) para desarrollar el cultivo larvario del pulpo, el principal escollo que había tenido hasta ahora la explotación en cautividad de este animal.

Críticas desde sectores animalistas

Sin embargo, este proyecto ha levantado ampollas en numerosos ámbitos animalistas, que lo califican de «macrogranja» y creen que es «incompatible con las políticas medioambientales de la Unión Europea». Consideran que los pulpos son incapaces de adaptarse a la vida en cautiverio, ya que se trata de animales solitarios y complejos, que precisan de estímulos continuos, por lo que crecer en un tanque de agua, rodeado por otros pulpos y sometidos a condiciones de luz excesiva, los condenaría a un estrés permanente.

«Estamos en contra de la cría industrial de pulpo, que va más allá de este proyecto de Nueva Pescanova. Debido a sus características únicas, los pulpos son particularmente inadecuados para la cría en cautividad, y no creemos que se pueda lograr un cultivo de estos animales en el que se garantice su bienestar», asegura a RTVE.es Keri Tietge, responsable del Proyecto Pulpo de Eurogroup for Animals (Eurogrupo para los animales, en español), una organización no gubernamental con sede en Bruselas que representa a asociaciones animalistas de casi todos los estados miembros de la Unión Europea.​

«En lo relativo a esta granja en concreto, las formas en que se mantendrán y criarán los pulpos son profundamente preocupantes más allá del cruel método de sacrificio propuesto, ya que Nueva Pescanova planea mantener a estos seres solitarios, inteligentes y reacios a la luz en tanques abarrotados e inhóspitos, con pocos estímulos ambientales, así como exponerlos a fotoperíodos de 24 horas durante su etapa reproductiva», describe.

El «cruel método de sacrificio propuesto» al que se refiere es el conocido como «shock térmico», una técnica ampliamente utilizada en acuicultura que consiste en introducir al animal en hielo, con temperaturas inferiores a 0ºC, lo que provoca su muerte en cuestión de minutos. «Estudios científicos han demostrado que el hielo líquido es un método inhumano que puede causar una muerte muy lenta y dolorosa. Debido a este sufrimiento innecesario, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria ya desaconseja su uso para varias especies de peces, mientras que la Comisión Europea está redactando una nueva legislación con el objeto de poner fin a esta práctica en gran parte del sector de la acuicultura. Varias empresas se han alejado de ella por iniciativa propia», objeta Tietge.

Aunque oficialmente no ha trascendido ninguna información por parte de Nueva Pescanova con respecto a su proyecto en el puerto de Las Palmas, Eurogroup for Animals habría tenido acceso a los documentos que esta empresa ha facilitado al Gobierno de Canarias dentro de los trámites necesarios para la construcción de la granja. Roberto Romero, director general de Acuicultura de la multinacional gallega, se defiende aduciendo que «el sacrificio por shock térmico está permitido por la Unión Europea y está siendo utilizado para muchas especies en acuicultura. Es un método perfectamente legal y validado por las autoridades europeas, por lo que no debería generar polémica». Pero también matiza a RTVE.es que «siempre hay recorrido de mejora, y nosotros estamos investigando métodos alternativos que llegarán cuando tengan que llegar».

Respecto a las críticas generales hacia la granja, el directivo de Nueva Pescanova deja claro que «respetamos todas las opiniones, incluso en este caso que básicamente lo que quieren es evitar el cultivo de cualquier animal», pero recalca que «en el mundo se consumen de 300.000 a 380.000 toneladas de pulpo anuales, y toda esa presión, que está en aumento, se produce sobre los caladeros, por lo que las pescas están cayendo». «Mientras haya demanda de alguna proteína animal, cultivarla será una de las mejores formas de obtenerla. Ahí entra la acuicultura, y la del pulpo no es muy distinta a la de cualquier otra especie», asegura Romero, quien define la cría de cefalópodos como «una fuente de obtención de proteína supernutritiva, supersostenible y muy respetuosa con el medio ambiente».

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El «pulpo a la gallega» es uno de los platos emblemáticos de la gastronomía española. GETTY IMAGES

Un hito científico con firma española

En lo puramente científico, el proyecto nace de un hito que tiene firma española. Después de más de 20 años de trabajo, investigadores de los centros oceanográficos de Tenerife y Vigo, pertenecientes al Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC) lograron reproducir pulpos en cautividad, tras derribar la barrera hasta entonces insalvable del cultivo larvario. «El principal problema era que no conseguíamos sacar adelante a la larva. El alimento que le dábamos no servía, y no encontrábamos otro adecuado y fácil de conseguir», detalla a RTVE.es Eduardo Almansa, científico titular del IEO-CSIC en el Centro Oceanográfico de Canarias, quien lideró los estudios que finalmente consiguieron resolver el rompecabezas de la fase más temprana en estos cefalópodos, superando a grupos de trabajo de todo el mundo que también llevaban décadas persiguiendo este objetivo.

Con respecto a la polémica que ha suscitado el proyecto de granja, este biólogo aclara que «nosotros hemos proporcionado a la empresa el protocolo larvario, pero la queja de los animalistas que se refiere al bienestar del animal está sobre todo en su fase juvenil y adulta, y en esos protocolos nosotros no hemos trabajado».

Almansa opina que se trata de «un debate en el que no hay ninguna solución sencilla», ya que «va más allá del bienestar del animal». «Tenemos que poner todos los datos sobre la mesa, y ser conscientes de las consecuencias que habrá si no cultivamos pulpo y tampoco cambiamos nuestros hábitos de alimentación«, advierte, al mismo tiempo que se muestra contrario a opinar sobre el proyecto de Nueva Pescanova «sin conocer las condiciones de cultivo, que la empresa no está haciendo públicas», porque mientras no sea así, «no se puede saber si el animal va a sufrir o no», por lo que pide que se hagan «estudios de bienestar» para comprobarlo.

Acerca de la controversia de la muerte del animal por «shock térmico», Almansa indica que hay al menos dos grupos de investigación trabajando en el sacrificio de cefalópodos, para intentar medir su grado de sufrimiento, lo que ayudaría a encontrar la opción menos traumática para ellos. Uno en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y el otro en la Estación Zoológica Anton Dohrn de Nápoles.

La piscifactoría prevista en Gran Canaria comenzaría produciendo 500 toneladas anuales de pulpo, para llegar a las 3.000 toneladas a partir del tercer o cuarto año, lo que significa criar alrededor de un millón de cefalópodos cada año. Nueva Pescanova solicitó hace dos años los permisos para su construcción, y aunque la idea inicial era empezar a construir en 2023, ya ha asumido que no podrá hacerlo al menos hasta 2024, debido a los plazos administrativos. «En cuanto consigamos las licencias del Gobierno de Canarias, que siempre son procesos largos, el plan es empezar a construir y producir»», prevé Roberto Romero.

Volviendo a las críticas recibidas, el director general de Acuicultura de Nueva Pescanova subraya que su proyecto «está basado principalmente en el bienestar animal», con «18 científicos trabajando para este fin» y «un centro de investigación dedicado en exclusiva, ubicado en O Grove». «Otro punto muy importante es que trabajamos dentro del ámbito legislativo de la Unión Europea, que es muy claro en este sentido, y el bienestar animal está perfectamente recogido en la legislación que ya está en vigor ahora mismo», añade, para concluir que «es incompatible hacer el cultivo de cualquier animal sin tener su bienestar como la base de la forma de trabajar», porque «directamente no es viable».

Habilidades cognitivas «fascinantes»

Pero, ¿hasta qué punto está justificada esta polémica sobre el consumo y cultivo del pulpo?, ¿es realmente una especie tan compleja que puede sentir dolor, placer, miedo, amor, odio… Sentimientos que hasta no hace mucho se consideraban exclusivamente humanos, pero que cada vez está más claro que son comunes a otros animales?, ¿qué dice la ciencia al respecto? «Los descubrimientos que estamos haciendo relacionados con la cognición de los cefalópodos son tremendamente sorprendentes», comenta Antonio José Osuna Mascaró, biólogo cognitivo e investigador del Messerli Research Institute de Viena, quien explica a RTVE.es que «cuando los moluscos cefalópodos perdieron la concha se vieron muy expuestos a la presión de la depredación y es cuando creemos que comenzaron a desarrollar estas habilidades cognitivas fascinantes, que son propias de los vertebrados superiores». 

Habilidades como la memoria episódica o autobiográfica, mediante la que son capaces no solo de aprender cosas y recordarlas, sino de rememorar momentos exactos en los que ellos estaban presentes, «como por ejemplo cuando nosotros revivimos nuestro último cumpleaños». «Las evidencias son muy altas, si no abrumadoras, para considerar a los cefalópodos como seres sintientes. Hay formas de reconocer las experiencias subjetivas de forma indirecta, y los pulpos las cumplen todas. Sienten el dolor, tienen aprendizaje asociativo, tienen una experiencia integrada de sentidos que aúna colores, sabores, texturas, temperaturas…», revela este científico.

Esta es el principal motivo que le lleva a decantarse por otros animales para satisfacer las necesidades humanas de consumo. «El mundo en el que vivimos tiende hacia una sobreexplotación que nos empuja a usar invertebrados como fuente de alimentación. En el mar hay un montón de invertebrados que probablemente son interesantes, entre los cuales hay muchos que serían perfectos, como los moluscos filtradores, los bivalvos, que hasta donde sabemos ahora mismo no son candidatos a tener lo que yo llamaría en términos científicos experiencias subjetivas, y que en la sociedad se suele llamar conciencia, o sintiencia. Los pulpos sí que se comportan como animales conscientes, y han mostrado buenas evidencias de ser capaces de sufrir dolor desde un punto de vista subjetivo», argumenta este biólogo.

Aquí también surge otro interrogante de carácter ético: ¿Por qué animales como el pulpo son capaces de suscitar un debate tan enconado, mientras que este pasa casi inadvertido en el caso de otros cuyo nivel cognitivo es seguramente superior, como es el caso del cerdo o la vaca? Osuna Mascaró cree que «la sociedad sobrevalora la inteligencia de los pulpos, pero no porque no sea tan fantástica como se nos ha dicho, sino porque tiende a ignorar la inteligencia de aquellos animales que consumimos habitualmente».

«El problema de granjas como la proyectada en el puerto de Las Palmas está en que los pulpos se van a tratar como invertebrados, como animales que tienen una riqueza cognitiva mucho más pobre, y deberíamos tenerlos en consideración de la misma forma que a vertebrados, aunque no como a cualquier vertebrado, sino como a uno que tiene una riqueza cognitiva considerable«, reflexiona.

Fuente: https://www.rtve.es/noticias/20230322/granja-pulpos-palmas-pescanova/2432516.shtml

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