La peste porcina africana avanza por toda Europa mientras que un proyecto científico español prevé tener lista una vacuna en menos de dos años. ¿Llegará a tiempo?
JOSÉ PICHEL / EL CONFIDENCIAL
El sector porcino español alcanzó en 2021 una facturación récord, 18.500 millones de euros, lo que supone el 62% de toda la industria cárnica del país y el 18% del conjunto de la industria alimentaria, según las cifras de la Organización Interprofesional Agroalimentaria del Porcino de Capa Blanca (Interporc). Más del 40% del negocio son exportaciones. Tradicionalmente, España era el segundo productor europeo, pero acaba de ponerse por delante de Alemania. Aunque este dato pueda parecer una muy buena noticia, esconde una terrible amenaza: tanto en ese país como en gran parte del continente se está extendiendo la devastadora peste porcina africana (PPA), procedente del este, lo que se traduce en el cierre de mercados. ¿Llegará a España? ¿Con qué consecuencias? ¿Se puede hacer algo?
Los brotes más recientes se han detectado en Italia desde principios de año. Como su nombre indica, la PPA es endémica en África, pero en los últimos años ha sido devastadora para Asia y en 2007 se detectó en Rusia. Desde entonces, esta enfermedad no ha dejado de expandirse hacia el oeste. Causada por un virus del género ‘Asfivirus’, afecta tanto a cerdos domésticos como a jabalíes y causa una gran mortalidad. En realidad, no es la primera vez que llega a Europa. Durante décadas, España no pudo exportar carne por este problema hasta que se logró erradicar en 1995. ¿Volveremos a la situación anterior? Las perspectivas no son buenas, pero desde el punto de vista científico también hay motivos para el optimismo, entre ellos, la inminente llegada al mercado de una vacuna que, además, tiene sello español.
«Trabajo en esta enfermedad desde 1978, la hemos erradicado de muchos países y nunca he visto una situación tan mala como la actual«, afirma en declaraciones a Teknautas José Manuel Sánchez-Vizcaíno, catedrático de Sanidad Animal de la Universidad Complutense de Madrid y director del laboratorio de referencia de la Organización Mundial de la Sanidad Animal (OIE, por sus siglas en inglés) para peste porcina africana. El problema ya se ha expandido a los cinco continentes, pero en Europa viene impulsado, principalmente, por la superpoblación de jabalíes.
¿Qué contacto pueden tener los jabalíes y los cerdos domésticos? Mucho más de lo que imaginamos. Los cerdos más directamente afectados son los ibéricos, cuyo modelo de cría es extensivo, al aire libre. Sin embargo, las granjas intensivas tampoco se libran. Lo sabe muy bien Joaquín Vicente, científico del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC, centro mixto del CSIC, la Universidad de Castilla La Mancha y la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha): «Estamos marcando a los jabalíes con collares de seguimiento GPS en Lleida y Murcia y nos estamos llevando alguna sorpresa«, reconoce. «Aunque no accedan a las naves, entran en las explotaciones y se encuentran en los alrededores. Este virus se contagia por contacto con materia orgánica, como la sangre o el cadáver de un animal, así que el simple acercamiento es muy peligroso», señala.
Además, el acercamiento de los jabalíes a las poblaciones humanas también es un elemento clave. Aunque este virus no afecta a las personas, puede estar en los alimentos producidos con cerdos infectados y, en ese caso, la cadena de transmisión puede ser tremendamente enrevesada. «A nosotros no nos pasa nada, pero si quedan restos en las basuras se convierten en una fuente de infección«, lo que ha ocurrido especialmente en Europa del este o en Asia. Para colmo, el patógeno es muy resistente, puede permanecer activo en la naturaleza durante semanas o meses hasta que infecta a un nuevo animal.
El Programa Nacional de Vigilancia Sanitaria Porcina se ha adaptado recientemente a la amenaza que supone la PPA. Si la enfermedad se detecta en jabalíes en territorio español, se desencadenarían las repercusiones económicas, empezando por el cerdo ibérico. «Tendría que cesar la actividad extensiva, en abierto», comenta Vicente, que además de investigar forma parte del Grupo Operativo de Prevención frente a la Peste Porcina Africana en España (Prevpa), un organismo que reúne a todas las partes implicadas en el problema, desde productores de cerdo blanco y de ibérico, al sector de la caza y a los científicos.
La vacuna española (y la europea)
Y hablando de científicos… ¿Por qué no se ha logrado desarrollar una vacuna hasta ahora? La peste porcina africana se descubrió en Kenia en 1910 y se detectó por primera vez en suelo europeo en Portugal en 1957. Teniendo en cuenta su trascendencia económica, es lógico pensar que se han hecho grandes esfuerzos por prevenirla. El problema es que este virus es el más complejo de todos los que se estudian habitualmente, tanto en veterinaria como en salud humana, tanto por su estructura como por su tamaño, ya que tiene 190 genes (frente a la treintena del SARS-CoV-2, el virus del covid, por ejemplo). Además, existe un problema aún más importante: la respuesta inmune de los animales frente a este patógeno es muy ineficaz comparada con la que generan otras enfermedades víricas. «Normalmente, los anticuerpos neutralizantes bloquean la entrada de los virus a la célula del huésped, pero este virus no los genera», señala el catedrático de la Complutense.
Aún así, por primera vez en la historia dos prototipos vacunales están a punto de cambiar el panorama. El primero ya es una realidad: hace solo unas semanas que los responsables de un proyecto vietnamita, con la colaboración de EEUU, anunciaron la comercialización de la primera vacuna contra la PPA del mundo, que por el momento solo se utilizará en países asiáticos, especialmente devastados por este problema. El segundo está a punto de conseguir el mismo objetivo, se trata del proyecto VACDIVA, financiado por Europa y coordinado por Sánchez-Vizcaíno. Si todo va bien, «esperamos que pueda estar lista entre finales de 2023 y mediados de 2024», comenta. Antes de su aprobación, deben completar estudios con un gran número de animales, algunos de ellos en condiciones especiales (gestantes o con otras enfermedades). La producción corre a cargo de la multinacional farmacéutica MSD, que la fabricaría en Países Bajos y Alemania.
«Los resultados son muy buenos, hemos conseguido la inmunización tanto en jabalí como en cerdo», explica el experto. ¿Cómo se llevan a cabo los ensayos con los cerdos salvajes? La solución ha estado en el desarrollo de una vacuna oral que se administra con cebos que se integran en la vida silvestre de estos animales. En cambio, la vacuna de los cerdos domésticos es intramuscular. Dada la falta de respuesta del sistema inmunitario de los animales, los investigadores han tenido que buscar una estrategia diferente a la habitual en otras vacunas. «Partimos de cepas atenuadas que sabemos que inducen inmunidad natural frente a otras variantes del virus y, sobre ellas, hemos realizado modificaciones genéticas y las hemos adaptado a jabalíes y cerdos», comenta. En cambio, el proyecto de Vietnam partió de cepas muy virulentas y eliminó una serie de genes del virus.
Ambas propuestas están basadas en el aumento del conocimiento molecular del virus de los últimos años. Sin embargo, difieren no solo en la vacuna final, sino en la estrategia que pretenden utilizar para aplicarla. Por el momento, «en Europa no vacunaríamos a los cerdos domésticos, porque pensamos que podemos controlar la enfermedad en el jabalí«, afirma el investigador español. Además, este proyecto permite diferenciar a los animales vacunados e infectados a través de un test de diagnóstico, con lo cual, «va a ser muy fácil hacer el seguimiento de la inmunización en diferentes zonas y países». Por el contrario, el proyecto vietnamita no ha previsto la opción de vacunar a los jabalíes.
Qué más se puede hacer
En cualquier caso, la vacuna no es la única opción para tratar de parar la PPA. De hecho, la erradicación en España en los años 90 se logró cuando la esperanza de una inmunización artificial aún estaba muy lejos. «Usamos una estrategia basada en la detección de los animales que eran portadores», explica el catedrático de la Complutense, que estuvo directamente implicado en este trabajo. Cuando la enfermedad se mantiene durante mucho tiempo en un sitio va atenuándose de forma natural, de manera que algunos animales no la desarrollan, pero sí pueden transmitirla. Sánchez-Vizcaíno puso a punto la técnica ELISA de detección de anticuerpos para esta enfermedad, un método para el diagnóstico que se ha utilizado mucho en otras patologías posteriormente. «La primera vez que la adaptamos a un virus fue para la peste porcina y esto nos permitió hacer un programa masivo de control serológico en los animales para detectar cuáles eran los que, aunque estaban vivos, eliminaban virus y eran los que mantenían la enfermedad», relata. A esto se le añadieron otras medidas, como el aumento de la bioseguridad en las explotaciones ganaderas, ayudas económicas y formación para ganaderos y veterinarios.
El Grupo Operativo trabaja ahora en medidas de prevención similares, que deberían ser las mismas llegue o no llegue la enfermedad a España. Por ejemplo, «los ganaderos ya están mentalizados, pero deben revisar las vallas, extremar la higiene personal o evitar mover animales sin control», comenta el científico del IREC. También los cazadores deben tener en cuenta que «una sola gota de sangre puede contener millones de partículas víricas, así que hay que tener cuidado con los perros, el material o la vestimenta, porque pueden ser una bomba de relojería». Del mismo modo, cualquier ciudadano puede colaborar, porque «si transportamos alimentos de cerdo no cocinados desde terceros países y acaban en un contenedor, podríamos provocar una contaminación».
No obstante, España tiene algunas ventajas con respecto a otros países. Por ejemplo, aquí viven el 90% de los buitres de toda Europa, aves que se alimentan de cadáveres, limpiando el campo y eliminando la posibilidad de expandir este tipo de enfermedades. Cuando ellos no son suficientes, los seres humanos también podemos ayudar. Por ejemplo, con el apoyo de la Autoridad Europea para la Seguridad Alimentaria (EFSA) el IREC ha desarrollado el proyecto europeo Mammalnet, una herramienta de ciencia ciudadana que sirve para aportar información sobre mamíferos, incluida la presencia de un jabalí muerto. «Si llegamos pronto, podemos tomar medidas», afirma Vicente.
Otra iniciativa que va en la misma línea es ENETWILD, que pretende coordinar la monitorización de la fauna a nivel europeo. «Hasta ahora cada país tiene sus propios datos de distribución de animales salvajes y no los compartimos, así que con este proyecto tratamos de armonizarlos», explica el experto. Otro proyecto que va en la misma línea es el Observatorio Europeo de Fauna Silvestre (EOW), una red de puntos de observación con cámaras trampa (realizan una foto cuando detectan el paso de un animal), que puede ser muy útil en la vigilancia de especies que son fuente de enfermedades.
Fuente: https://www.elconfidencial.com/tecnologia/ciencia/2022-06-18/peste-porcina-sector-carnico-espanol-carrera-vacuna_3444072/