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La nutricionista que anima a no comer espinacas: «La dieta moderna nos está enfermando» | ZEN

La norteamericana Sally K. Norton, máster en Salud Pública y autora de ‘Superalimentos tóxicos’, rompe con todas las creencias sobre lo saludable. En su «lista negra» también están las semillas de chía, frambuesas o boniatos.

Ilustración de Eva Cerdá Sancho con foto de Getty

CRISTINA GALAFATE / ZEN

«Yo soy una superviviente de la sobrecarga de oxalato. Durante gran parte de mi vida he consumido, sin saberlo, cantidades excesivas». Así comienza el rompedor relato de Sally K. Norton (Syracuse, Nueva York, Estados Unidos, 10 de marzo de 1964) en Superalimentos tóxicos (Alienta Editorial).

A pesar de ser licenciada en Nutrición por la Universidad de Cornell y tener un máster en Dirección de Salud Pública por la Universidad de Carolina del Norte, en Chapel Hill, tuvo que reaprender a comer a la fuerza por su dura experiencia personal. Abandonó el veganismo y los smoothies, a los que culpa de su baja densidad ósea (osteopenia) y piedras en el riñón. «La dieta moderna nos está enfermando«, sentencia rotunda, relacionando los alimentos que cualquiera catalogaría de saludables con problemas como dolores, malas digestiones, falta de energía o depresión. «Patatas, cacahuetes, frambuesas e incluso superalimentos como las espinacas contienen de forma natural ingentes cantidades de unas toxinas ignoradas: ácido oxálico, sales de oxalato y cristales de oxalato», denuncia. «Son tóxicos y consumirlos es nefasto para la salud«.

Para escribir este libro se ha basado en datos científicos, estudios de revistas médicas expuestos en pesados volúmenes que, explica, ha «cargado subiendo y bajando escaleras hasta el escáner de la biblioteca para que no tengas que hacerlo tú». Y hasta se documenta con historias verídicas de pacientes a los que ha cambiado la vida.

Por eso sorprende tanto el desconocimiento sobre el tema en la maraña de información nutricional en internet. ¿Por qué es «arriesgado» ser moderno al elegir el menú? ¿Cómo es posible la inmensa variedad de síntomas? ¿Me estoy envenenando con mi batido de las mañanas? ¡Pero si hasta Popeye tomaba espinacas para tener energía y ganar al malo! Norton entiende que cause tanta polémica todo lo que dice su libro, traducido por primera vez a un idioma que no es el inglés. «Pronto llegará la versión en chino, en vietnamita, en alemán y en polaco. Y me lo piden mucho en Francia», comenta orgullosa de su revolución, que califica de «necesaria».

La norteamericana Sally K. Norton aboga por una dieta baja en oxalatos para mejorar la salud.
La norteamericana Sally K. Norton aboga por una dieta baja en oxalatos para mejorar la salud.EM

DOLOR Y ANSIEDAD

La primera cuestión está muy clara. En un mundo con tantos problemas de obesidad, sedentarismo y enfermedades cardiovasculares, ¿hay que declarar la guerra a la hoja verde? «Absolutamente, porque si tú estás convencida de que las espinacas no pueden ser malas, las tomas sin límites. Resulta complicado relacionar un dolor físico o la ansiedad con la dieta aunque están muy conectados», asegura. «Yo misma comía boniatos, mora y quinoa todos los días y me di cuenta de que en mi cuerpo algo no estaba funcionando y me sentía peor, sin ánimo». Un sufrimiento, describe, que ni siquiera supieron ver los médicos.

Además de su ejemplo, da el de personalidades muy conocidas para destacar los daños crónicos causados por el oxalato consumido durante décadas. «El actor Liam Hemsworth culpó públicamente a los smoothies de espinacas de un episodio de cálculos renales que sufrió en 2019 y que requirió cirugía». De hecho, en la revista Men’s Health el australiano contó que consideraba súper saludable su puñado verde añadido a la leche de almendras, crema de cacahuete y proteínas veganas, hasta que una piedra en el riñón le impidió acudir al estreno de una película y requirió cirugía. «Es muy importante el papel de altavoz de estas figuras tan reconocidas sobre lo erróneo de las limpiezas detox«, alerta Norton, que anima a que se le envíen todos los vídeos de batidos de influencers que inundan las redes y alaba al modelo y presentador Jorge Fernández al conocer su caso con los metales pesados y el pescado. «En América, el coach Tony Robbins tomaba mucho emperador y llegaron a pensar que su mujer lo estaba envenenando de la alta toxicidad que tenía su cuerpo».

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Lo inquietante del mensaje es que si ya sabemos lo malos que son los ultraprocesados y la comida real nos intoxica, ¿cómo nos alimentamos? «El papel de los nutricionistas no es crear confusión. No digo que no se coma verdura, pero si tú sabes que no puedes abusar de bollos industriales sin necesidad de mirar con detenimiento una etiqueta porque son comida basura, lo mismo sucede con los alimentos con oxalatos: deben ser tratados como toxinas. Los antibióticos salen de las plantas».

Quiso incluir 100 páginas con la lista negra y tablas con la cantidad exacta (250 mg al día de máximo para que el cuerpo pueda eliminarlo sin formar piedras en zonas como los ojos) pero debería ser más sencillo: «Cambiar las espinacas, acelgas rojas y remolacha por lechuga iceberg o romana y otras coles, volver a las tradiciones y no evitar la comida animal». De hecho, tras vivir su experiencia como vegana y al margen de consideraciones éticas, considera que es peligroso para embarazadas: «La yema del huevo, por ejemplo, tiene muchísimos nutrientes, así que si quieres que tu hijo te salga inteligente, ese alimento debería estar en la dieta», sonríe. Recuerda que en Italia, incluso por la vía legal, se tiene en cuenta que los niños no deben ser alimentados por sus padres con dieta vegana. «Puedes serlo y no estar saludable si te faltan nutrientes o tomas patatas fritas. Si basas tu comida en plantas necesitas un extra de calcio, pues hay un mayor riesgo de huesos débiles. Pero también de sarcopenia (disminución de la masa muscular) y enfermedad mental».

LECHE VEGETAL Y DIETA MEDITERRÁNEA

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Es especialmente crítica con las bebidas vegetales, «agua con almendras machacadas», por ejemplo, que no aportan demasiado. «Al triturar los oxalatos nuestro cuerpo los asimila mejor», alerta. Lo mismo ocurre con licuados: «Las semillas de chía son horribles para tu colon, pero nunca pensarías que en un vegetal hay toxinas porque tenemos una mentalidad proplantas«.

Si la gente no puede asimilar una crítica tan rotunda contra algo que lleva escuchando toda su vida, en parte, es porque la nutrición parece moverse por corrientes o modas, planteamos a Norton. De la demonización de las grasas a alabarlas (tampoco llevan oxalatos, por cierto). «No sabemos cómo se comportan las toxinas en el cuerpo porque las investigaciones se deciden según los fondos disponibles, y los oxalatos se sabe que están ahí defendiendo a las plantas, pero no interesan. Ahora estamos centrados en otros problemas como la diabetes, el cáncer o la microbiota y ahí es donde se está poniendo más dinero». Y llama la atención sobre cómo comiendo tanta verdura nos sentimos tan mal: «Ahora hay muchísima artritis, osteoporosis y osteopenia, que yo sufrí a los 48 años. Tenemos mucha dependencia de ansiolíticos y vivimos inflamados. Todo esto no ha mejorado por comer muchas espinacas», dice con cierta sorna.

Destaca que ciertas alteraciones metabólicas podrían potenciarse por los daños causados por el oxalato. Por eso pide concienciación y mejores decisiones en la alimentación. «Empezar el día con proteína en lugar de carbohidratos para no disparar los picos de insulina y tomarse el tiempo para comer de forma reposada, como hacéis en Europa. Nosotros vamos por la calle corriendo con comida rápida y hasta en el coche», admite de los estadounidenses.

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En el libro cuestiona todas las dietas, hasta la Mediterránea, en la que suelen coincidir los expertos calificándola de muy saludable. «Hablamos de ella de una forma artificial, porque mezcla a muchos países y en todos ellos no se come igual». Sí reconoce una base común: «Pescados, cordero, lácteos y aceite de oliva, pero también hay mucho marketing e intereses de esta industria. Acudieron a Harvard con botellas ideales donde vendieron las bondades de su aceite griego pero no hay una definición muy clara. Es una idea creada como si tomando tazas y tazas de aceite fueras a ser muy saludable», reflexiona.

En definitiva, según Norton, nadie sabe por qué hablamos tanto de todo esto y tan poco de oxalatos, presentes hasta en el agua de lluvia. «Siempre han estado rodeándonos y es impresionante cómo la ciencia no le presta ni atención ni recursos». A ella le sucedió y le mandaron al psiquiatra. Con su investigación pretende que no le pase a nadie más. «Tienen que ser conscientes. Esto no es de un día para otro. Desintoxicarse de años lleva tiempo».

Fuente: https://www.elmundo.es/vida-sana/cuerpo/2023/09/11/64face38fc6c83325c8b4598.html

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