Los gobiernos de América Latina han confirmado más de 3,5 millones de casos de dengue en los tres primeros meses de 2024, frente a los 4,5 millones de todo 2023. Es una advertencia de un panorama cambiante para la enfermedad.
Stephanie Nolen / The New York Times
El brote de dengue que se ha desatado en América Latina en los últimos tres meses es de una magnitud asombrosa: un millón de casos en Brasil en cuestión de semanas, un enorme repunte en Argentina, y las declaraciones de estado de emergencia en Perú y Puerto Rico.El Times Una selección semanal de historias en español que no encontrarás en ningún otro sitio, con eñes y acentos. Get it sent to your inbox.
Estos incidentes muestran un panorama cambiante para la enfermedad. Los mosquitos que propagan el dengue proliferan en ciudades densamente pobladas con infraestructuras deficientes y en entornos más cálidos y húmedos, es decir, el tipo de hábitat que se está expandiendo con rapidez debido al cambio climático.
Los gobiernos de América Latina han confirmado más de 3,5 millones de casos de dengue en los tres primeros meses de 2024, frente a los 4,5 millones de todo 2023. En lo que va de año se han producido más de 1000 muertes. La Organización Panamericana de la Salud advierte que este puede ser el peor año de brotes de dengue que se ha registrado.
El panorama de las enfermedades, que cambia con rapidez, necesita soluciones nuevas y los investigadores brasileños aportaron la única buena noticia reciente con el anuncio de que una nueva vacuna contra el dengue, administrada en una sola inyección, había proporcionado una fuerte protección contra la enfermedad en un ensayo clínico.
En la actualidad hay dos vacunas contra el dengue, pero una es un régimen costoso de dos inyecciones, mientras que la otra solo puede administrarse a personas que ya han tenido una infección por dengue.
La nueva vacuna de una sola inyección utiliza clases vivas y debilitadas de las cuatro cepas del virus del dengue. Fue creada por científicos de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH por su sigla en inglés), y el Instituto Butantan, un instituto público de investigación en São Paulo, obtuvo la licencia para su desarrollo.
Butantan fabricará la vacuna. Ya produce la mayoría de las vacunas que se usan en Brasil, y tiene capacidad para fabricar decenas de millones de dosis de esta nueva. El instituto tiene previsto presentar la vacuna contra el dengue a la agencia reguladora de Brasil para su aprobación en los próximos meses y podría empezar a producirla el año que viene.
Pero eso no servirá de nada en este brote, y para cuando la producción se ponga en marcha y se inicie el despliegue nacional, quizá tampoco sea suficiente para el siguiente; el dengue suele aparecer en ciclos de tres o cuatro años.
Y no será necesariamente de ayuda para el resto de América Latina: Butantan solo fabricará la vacuna para Brasil. La multinacional farmacéutica Merck & Co., que también obtuvo la licencia de la tecnología del NIH, está desarrollando una vacuna relacionada que se venderá en el resto del mundo; la eficacia de esa vacuna aún no se ha probado en un ensayo clínico de última etapa.
Y existe, por supuesto, demanda de una vacuna contra el dengue más allá del continente americano: los mosquitos están propagando la enfermedad a Croacia, Italia, California y otras regiones que no la habían visto antes. Los lugares acostumbrados a soportar brotes leves ahora se enfrentan a situaciones nunca antes vistas: Bangladés tuvo 300.000 casos el año pasado.
El dengue se conoce comúnmente con el nombre de “fiebre rompehuesos”, por el dolor insoportable que causa en las articulaciones. No todo el mundo experimenta ese dolor: tres cuartas partes de las personas infectadas por el dengue no presentan ningún síntoma, y entre los que sí los tienen, la mayoría de los casos se parecen a una gripe leve.
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Pero casi el 5 por ciento de los enfermos evoluciona a lo que se denomina dengue grave. El plasma, el líquido rico en proteínas que componen la sangre, puede empezar a salirse de los vasos sanguíneos y provocar un shock o un fallo orgánico.
Cuando los pacientes con dengue grave son tratados con transfusiones de sangre y líquidos intravenosos, la tasa de mortalidad suele ser de entre el 2 por ciento y el 5 por ciento. Pero cuando no reciben tratamiento —porque no se dan cuenta de que es dengue y no buscan tratamiento con suficiente rapidez, o porque los centros de salud están desbordados— la tasa de mortalidad es del 15 por ciento.
En Brasil, el actual brote de dengue está afectando más a los niños; los menores de 5 años tienen la tasa de mortalidad más alta de todos los grupos de edad, seguidos de los que tienen entre 5 y 9 años. Los adolescentes de entre 10 y 14 años tienen el mayor número de casos confirmados, según el Instituto Oswaldo Cruz, un centro nacional de investigación en salud pública.
En enero, cuando las clínicas empezaron a verse desbordadas por pacientes con dengue, el gobierno brasileño compró todas las reservas mundiales de una vacuna japonesa contra el dengue llamada Qdenga. Los enfermeros de salud pública la están administrando a niños de 6 a 16 años, pero este año solo habrá vacunas suficientes para vacunar a 3,3 millones de los 220 millones de habitantes de Brasil.
Esta gran iniciativa nacional protegerá a unos cuantos millones de niños, pero no contribuirá en nada a su inmunidad de rebaño.
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Qdenga no es barata: cuesta unos 115 dólares por dosis en Europa y 40 en Indonesia. Brasil paga 19 dólares por dosis, tras haber negociado un precio más bajo para su compra a gran escala.
Fuente: https://www.nytimes.com/es/2024/04/13/espanol/dengue-2024.html