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La insólita vida de Ruth Handler, la creadora de la muñeca Barbie que sobrevivió a un cáncer y se reinventó a los 60 años como fabricante de prótesis mamarias | Vanity Fair

La hija de la empresaria, en la cual se inspiró la muñeca, ha hecho un cameo la nueva película de Barbie, interpretada por Margot Robbie y Ryan Gosling y dirigida por Greta Gerwig.

Ruth Handler, a co-founder of Mattel Toys Inc. and creator of the Brabie Doll holds a Bardie that was created for the 40th Anniversary party for the doll in New York City, February 7, 1999. The toy company is kicking off a year-long celebration of Barbie’s 40 years. (Photo by Jeff Christensen)JEFF CHRISTENSEN/RETIRED

ANA ARJONA / VANITY FAIR

Tiene más de un centenar de profesiones, la colección de zapatos más grande del mundo, 64 años a pesar de tener el aspecto de una veinteañera y… es de plástico. Hablamos por supuesto de una muñeca, aquella que, con su llegada en 1959, no solo revolucionó la industria juguetera sino también supuso un cambio de paradigma en la mentalidad de la sociedad mundial de mediados del siglo pasado. Su nombre es Barbie y fue bautizada por su creadora, Ruth Handler (Colorado, 1916), como “la mujer en la que todas las niñas querrían convertirse al crecer”.

Handler diseñó una mujer (de medidas poco reales) que podía ser lo que quisiera en la vida: florista, enfermera o astronauta. Y todo sin la validación de una figura masculina (Ken, su fiel escudero, llegaría mucho después). “Las niñas no quieren ser mamás”, fue la premisa para dar vida a la muñeca. Un lema que rompía con el modelo canónico deseable para una futura adulta, en la moralista sociedad norteamericana de finales de los 60. Barbie no solo era una juguete, era un símbolo. Aunque no siempre fue así. Durante algunos años, el rosa chicle que le caracterizaba se tornó negro, y fue su creadora, la incansable señora Handler, quien tuvo que traerla de nuevo hacia la luz, reivindicando su idea primigenia: Barbie había llegado para hacer más independientes a las mujeres.

Como su creación, la empresaria multimillonaria Handler también tuvo una vida enmarcada en los márgenes del éxito, no sin ciertos disgustos que empañaron su ánimo y trayectoria. La de la norteamericana ha sido una vida alejada de la redondez, como pretendía con su perfeccionista obra. Handler creció en Denver, en el corazón de Norteamérica, de padres polacos inmigrantes y junto a 10 hermanos. Con la muerte de su madre, quedó bajo el cuidado de una de sus hermanas mayores, Sarah. De soltera Mosco, y aún siendo adolescente, conoció a su marido Elliot Handler y contrajeron matrimonio en 1938, cuando ella tenía 19 años. Un amor que duraría hasta sus últimos días. Justos se mudaron un año después del enlace desde su pueblo natal a Los Ángeles, a un humilde cuarto situado sobre una lavandería. Dada las fatigas que ambos habían pasado durante la niñez, se podría decir que tenían entrenado el nervio de la supervivencia. Decidieron aprovechar los pequeños espacios libres de su desangelado apartamento para construir un taller. En él elaboraban piezas de artesanía y artículos de regalo. Primero marcos de fotografía y, con las esquirlas sobrantes, casas de muñecas.

Ruth y Elliot Handler con los primeros Barbie y Ken.

Tras muchos años de trabajo, los Handler comenzaron a estrechar lazos con su amigo, y después socio, Harold Mattson. De un juego de palabras entre sus dos apellidos, y de la ilusión de hacerse un hueco en la industria juguetera, nació la emblemática Mattel. Con Mattel continuaron durante muchos años construyendo marcos, hasta que en 1947, se les ocurrió fabricar un juguete infantil musical: el ukelele Uke-A-Doodle. Su logo y cacharro comenzaron a copar los anuncios televisivos y las marquesinas de las carreteras. Con este impulso, se atrevieron a abrir mercado y comenzaron a fabricar pistolas de juguete. Un éxito que provocó que Mattel comenzase a ser identificado como un sinónimo de innovación.

Subidos a la incipiente cresta de la ola, Handler se dio cuenta de que su primogénita, Bárbara Handler (Los Ángeles, 1941, quien ha hecho un cameo en la nueva película de Barbie de Greta Gerwig), prefería jugar con muñecas de papel recortables (mariquitinas) con aspecto de mujer que con pepones o bebés. Al día siguiente, se presentó en la comisión de Mattel, de la que fue primero socia fundadora y después presidenta, con una advertencia: “Las niñas ya no quieren ser mamás”. “Estaba entre un mar de hombres que no entendían que las mujeres podíamos tener otras aspiraciones a parte de quedarnos embarazadas y cuidar a nuestros hijos», explicó en un programa televisivo. Nadie, excepto su marido quien no tenía la fuerza suficiente para tirar del carro en solitario pero que la apoyaba incondicionalmente, aceptó su propuesta.

En un viaje con su hija a Suiza, en 1956, Handler descubrió en el escaparate de una tienda para adultos una extraña muñeca, de curvas muy marcadas, cejas finas y con el busto exageradamente prominente. Se trataba del maniquí de Bild Lilli, un personaje femenino –extremadamente sexualizado– de la tira cómica –prácticamente pornográfica– del periódico alemán Bild-Zeitung. En las viñetas, Lilli siempre aparecía semidesnuda, hacía comentarios sexuales a sus compañeros de historietas (un escándalo entonces) y era tan deslenguada como descarada. A la señora Handler se le ocurrió una idea: “darle una tridimensionalidad a los recortables de su hija” y, adecentando a la joven Lilli y adecuándola al conservadurismo de la época, crear la primera doll americana.

La insólita vida de Ruth Handler la creadora de la muñeca Barbie que sobrevivió a un cncer y se reinventó a los 60 años...

En aquel momento, todos los juguetes para niñas eran de papel o muñecos de plástico o trapo en forma de animales o bebés. Barbie supuso una revolución en el mercado. Todas las pequeñas querían tener su Barbie. ¿Y por qué el nombre Barbie? Fue un homenaje de Handler al diminutivo que usaba para su hija Bárbara, a quien al principio no le sentó demasiado bien la idea de que su madre estuviera siempre fuera de casa. Mucho menos que todos sus compañeros de colegio se burlasen de ella, entendiendo la abismal diferencia entre un ser humano corriente y una venusina belleza plástica. Con lo cual, sentía un auténtico desprecio por la muñeca. “Siempre me reprochaba que los padres de sus amigos estuvieran disponibles para ellos. No, no era mi caso. “En la época en que empecé en los negocios”, continuó su madre, “no había otras mujeres dirigiendo una compañía. El principal obstáculo para mí era que me aceptaran como jefa y como líder. Mirando hacia atrás, el hecho de ser mujer tenía una cierta ventaja, porque los hombres no sabían cómo reaccionar o cómo entenderme.”, explica Handler en las entrevistas. A día de hoy, Bárbara Handler opina muy diferente y abraza la obra de su madre: «[Mi madre] fue una pionera de su tiempo, ayudando a que las mujeres tuvieran éxito y se hicieran fuerte. Era una persona que se desvivía por ayudar a los demás. La mayoría de los hombres en la empresa no pensaron que Barbie iba a ser una buena idea pero ella siguió adelante», dijo.

La primera Barbie, con un traje de baño a rayas en negro y blanco, tacones y una coleta de caballo, resultó ser un éxito en la Feria de Juguetes de 1959, llegando a vender en su primer año más de 350.000 ejemplares. No sin antes enfrentarse a las corrientes más moderadas de quienes pensaban que el tamaño de sus pechos, su abultado trasero o sus caderas eran una exaltación sensual innecesaria para que los críos tuvieran como referente. “Si quería que las niñas vieran en Barbie una figura a la que parecerse de mayor y las mujeres adultas tienen pecho, ¿qué sentido tendría que se los hubiera quitado?”, explicó Handler. También le dieron algunos dolores de cabeza los creadores de la muñeca Bild Lilli, a quienes les terminaron comprando los derechos ante las acusaciones de plagio. Si bien en España se les escaparon durante un tiempo las muñecas Muñecas FEJ (Guillen y Vicedo), que calcaron los moldes de Barbie, haciendo una muy parecida pero con piel más oscura, con aretes blancos y cintura articulada. Sin embargo, los Handler no tuvieron que intervenir pues la aún más puritana sociedad española no vio adecuado este “ofensivo” entretenimiento para sus pequeñas y dejó de venderse rápidamente.

Pasaron los años y Mattel incluso llegó a cotizar en bolsa. Aunque en el peor momento laboral para Handler –la empresa comenzó a tener grandes pérdidas y una de sus mayores fábricas se incendió– le fue detectado un cáncer de mama en 1970. Cuatro años después, una investigación encontró a Mattel culpable de emitir informes financieros falsos y engañosos, lo que condujo a la expulsión de Elliot y Ruth Handler de la empresa que habían fundado. La imbatible Handler decidió centrar sus esfuerzos en fabricar prótesis mamarias que fueran más cómodas y realistas. Trabajó durante más de una década en este proyecto y se convirtió en defensora, embajadora y símbolo en la detección temprana del cáncer mamario en un momento en el que no estaba bien visto que una mujer, aún sabiendo lo que es tener pecho, se involucrara en estos procesos. Pero para Handler, no había imposibles.

Tras varias crisis, Barbie consiguió remontar su legado cambiando de rostro. En 1980, la empresa Mattel, con los Handler ya fuera del radar, lanzaron su primera línea de Barbie diversas: una española con traje regional y una segunda negra con un traje de brillos (después de que en 1968 llegase Christie en apoyo a la comunidad afroamericana). Su historia siguió enriqueciéndose, llegando más Barbies con mensajes más enriquecedores. Ahora la famosa muñeca de luce cualquier color, forma o condición imaginables, siendo ésta clave de la permanencia de su legado. La emblemática Barbie Malibú de piernas infinitas, medidas imposibles y belleza caucásica convive con éxito en el mismo estante que las innovadoras Barbie con síndrome de Down o la Barbie con vitíligo. El gran triunfo de Barbie, a pesar de sus casi 65 años de edad, es que todas podemos hacer lo que deseemos, sea nuestra identidad la que sea.

Su creadora, Ruth Handler, falleció en 2002 a causa de complicaciones en una cirugía de su tratamiento de cáncer de colon. Tenía 85 años.

Fuente: https://www.revistavanityfair.es/articulos/inventora-de-barbie-ruth-handler-historia-mattel-cancer-mama

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