En su última novela, la profética ‘Nunca’, se imagina el mundo al borde del cataclismo nuclear. Ahora cree que sólo la unión entre generales y oligarcas logrará parar los pies a Putin.
LUIGI IPPOLITO / CORRIERE DELLA SERA / Londres / EL MUNDO
Desde el auge de las ciudades medievales hasta las intrigas de la Guerra Fría, nadie duda de la inventiva narrativa de Ken Follett, uno de los escritores británicos más aclamados. Su último libro, Nunca (Plaza & Janés) es un thriller geopolítico que sitúa al planeta al borde de un conflicto atómico. Pero esta vez es la realidad la que lamentablemente supera la ficción y se parece a las páginas de una novela de Mr Follett…
PREGUNTA: ¿Se lo esperaba?
RESPUESTA: No, no me lo esperaba. ¡Y ojalá mi profecía no fuera tan precisa! ¡Sería mucho más feliz si el mundo no hubiera resultado como lo pinté! Sin embargo, es un poco diferente: pensé que el peligro vendría de China, mientras que venía de Rusia. En mi libro todos los líderes nacionales también intentan evitar una guerra. Pero en las últimas dos semanas hemos visto a un líder, Putin, que no ha tratado de evitar la guerra, sino que se ha propuesto pelearla. Lo que es similar a mi libro es el papel de la escalada, la forma en que un lado hace algo y el otro responde y y todo empeora cada vez. Esto es de lo que tenemos que preocuparnos ahora. La pregunta es: ¿qué hará Putin? Claramente no esperaba la fuerza de la resistencia ucraniana y la severidad de las sanciones occidentales. Y sabemos que alguien como Putin no dice ‘Cometí un error, me retiro’. Eso no sucede. Probablemente hará algo peor de lo que ha hecho hasta ahora. ¿Qué intentará hacernos? No tengo la respuesta, pero es una pregunta muy preocupante.
P: Dijo que los eventos que condujeron a la Primera Guerra Mundial, un conflicto que nadie parecía querer, la inspiraron a escribir su último libro. ¿Se está repitiendo la historia?
R: Estamos viendo los pasos iniciales: lo que ha sucedido hasta ahora es típico de lo que conduce a un conflicto más grande y grave. Temo que esto pueda pasar, veo la posibilidad preocupante de una mayor escalada.
P: Se ha comparado a Putin con Stalin, con Hitler y Pedro el Grande, ¿cómo lo ve usted?
R: Lo comparo con Robert Mugabe, el dictador de Zimbabue: porque tenía un férreo control sobre su país y porque sus años de poder absoluto lo habían cambiado. El poder absoluto corrompe. Lo que Putin tiene en sus manos vuelve un poco loca a la gente. Al final, a Mugabe no le importaba su país ni matar gente. Putin es un poco así, no parece importarle Rusia. Los rusos están peor de lo que han estado durante mucho tiempo, pero a él no le importa. Pero, ¿cuánto tiempo puede alargarse esta situación? La única esperanza es que las sanciones golpeen a la oligarquía dentro del Kremlin. La única manera de derrocar a Putin es si los generales y los oligarcas unen sus fuerzas, el ejército y el dinero. Pero es terriblemente difícil.
P: Si Putin ya no es racional, entonces es todo resulta aún más preocupante.
R: Putin me ha parecido muy extraño recientemente. Lo vimos en una gran sala con todos sus hombres en el extremo opuesto y eso es una muestra del aislamiento que ha creado para sí mismo. Toda esa gente eran como monos adiestrados. Era muy extraño, cualquier hombre racional entendería que esa no es la imagen que debe dar de su propio gobierno. Creo que Putin está al borde de la irracionalidad, lo que hace más probable la posibilidad de decisiones irracionales. También creo que a veces olvidamos cuánto se tarda en crear un país libre. Inglaterra aprobó la Carta Magna hace 800 años. Eso es lo que se necesita para pasar de la tiranía a la democracia. No debemos desanimarnos por completo cuando vemos que los esfuerzos por crear una sociedad democrática tropiezan. La idea de que Rusia pudiera convertirse en un país democrático no era un sueño imposible.
P: ¿Las democracias occidentales han sabido reaccionar?
R: Sí, ya lo creo. Esta invasión ha unido y fortalecido a Occidente: todos están mejorando su defensa, ahora sabemos que necesitamos a la OTAN. La izquierda ha criticado a la alianza durante medio siglo, pero ahora incluso los izquierdistas como yo ahora decimos: sí, necesitamos la OTAN.
P: ¿Cómo pronostica que terminará el conflicto?
R: No lo sé, pero tal vez podamos esperar que Putin no esté loco, que se dé cuenta de que ha cometido un terrible error y que de alguna manera logre un acuerdo de paz que le permita salvar las apariencias. Las posibilidades son pequeñas, pero esto es lo que tenemos que esperar.
Fuente: https://www.elmundo.es/cultura/2022/03/15/622f77f721efa02c138b45a4.html