Inés Huertas, ingeniera experta en Big data e Inteligencia Artificial, es una de las tres mujeres que se hicieron merecedoras el año pasado de uno de los Premios Women that Build de Globant. Hablamos con ella de tecnología y el mundo que viene.
CRISTINA DÍAZ / YO DONA
Women that Build, mujeres que construyen. No puede haber una definición más acertada para esta madrileña de 40 años, una ingeniera de sistemas por formación que actualmente es la directora de Data e Inteligencia Artificial en Kairós, es decir, se dedica al desarrollo de proyectos de tecnología para otras empresas.
Una mujer que construye, porque lo que más le gusta es trabajar en proyectos que tengan «un impacto positivo en la sociedad. La tecnología no es por la tecnología, sino para las personas, viendo cómo puede ayudarlas en el día a día». De hecho, su último trabajo es con el Hospital de La Paz, creando un algoritmo que analice la supervivencia tras haber sufrido un cáncer.
Todo un carácter
Detrás de estos títulos hay una mujer a la que la cabeza le va más rápido de lo que salen de su boca las palabras, una mujer inquieta, creativa, apasionada, caótica y en aprendizaje continuo. Son los calificativos que enumera ella misma para describirse, si bien puntualiza uno a uno: «Inquieta porque me aburro con la rutina en todos los ámbitos» y «creativa, aunque esto choque con un perfil técnico, pero para mí la tecnología es como un pincel para pintar un cuadro».
Inés Huertas prosigue con su autodescripción: «Apasionada porque la pasión es lo que me mueve, cuando algo te apasiona lo haces con placer»; «caótica porque no requiero la perfección absoluta en todo, a veces cuando innovas necesitas una solución que sea lo suficientemente buena, lo que no quita para que busques siempre la mejor», y «en aprendizaje continuo porque este debería ser un lema de vida para todo el mundo. La sociedad es muy cambiante y muy demandante, tienes que estar pendiente de qué está pasando para incorporarlo a tu vida a nivel personal y profesional. Si no, te quedas estancado».
Explicar y relacionarse
Si algo no quiere esta ingeniera es que las mujeres, los mayores u otros grupos se queden fuera de la tecnología. Por eso montó en 2017 el primer hackaton con carácter de género en España, promovió charlas de mujeres en tecnología y fue coordinadora de Rladies en Madrid, una comunidad dedicada a apoyar a mujeres programadoras.
Una de sus obsesiones, como repite continuamente, es «crear comunidad»: «Tenemos que saber comunicar. Ya puedes ser un genio, pero si no sabes comunicarlo te da igual». La segunda pasa por que todo el mundo encuentre un lugar de trabajo en el que esté a gusto: «Hay espacios en los que uno florece», dice, «con un equipo con el que te sientas a gusto y donde encuentres el equilibrio entre el reto y el suicidio, es decir, un desafío que esté a tu medida. Un sitio donde puedas crear, aportar y decidir».
Presencia femenina
Volviendo a la necesidad de estar al día en la tecnología, Inés Huertas advierte de que «con la Inteligencia Artificial cada 3 o 6 meses tenemos un salto brutal. Un proyecto que en 2022 me llevó tres meses igual se puede hacer ahora en dos tardes. Hay que ir aprendiendo todas esas tecnologías, porque las herramientas que salen te generan un beneficio inmediato».
De ahí la imperiosa necesidad de que nadie se quede fuera. En palabras de la ingeniera, «lo que se está desarrollando ahora va a definir cómo veremos el mundo de mañana» y «cuando las mujeres no estamos presentes en los diseños de las cosas, a veces desaparecemos». Eso, por no hablar, recuerda, de que «las posiciones tecnológicas están muy bien remuneradas, lo que indica el poder económico que podríamos tener las mujeres».
La importancia del equipo
Hombres y mujeres formando equipos en los que todos deben brillar. «Medir a todo el mundo por igual tiene mucho que ver con la cultura de las empresas, y espero que eso esté cambiando. Tenemos que empezar a medir a la gente en lo que realmente es buena. Si queremos profesionales comprometidos hay que estar atento a su desarrollo profesional, no sólo al laboral», precisa.
Inés Huertas está al frente de un equipo de unas 25 personas en España y de otro más pequeño en México. Para formarlos, busca valores muy determinados, gente «con actitud, que tenga ganas, proactiva, que cuando pregunta ya ha buscado antes la respuesta porque quiere entender bien el problema. Para mí eso tiene un valor incalculable».
Hay algo más que deben tener sus compañeros: la vocación de servicio, como denomina ella a pensar qué es lo que el otro espera de mí, así como la intención de aprender de los demás, y que trabajo y capacitación estén alineados. Por supuesto, la ingeniera les presume una parte técnica potente. Eso, sin desdeñar a la gente que se decanta por estudiar humanidades: «Es principalmente necesaria. La tecnología per se no tiene sentido», asegura, «tiene impacto cuando la llevas a otras áreas».
El mundo del mañana
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Una revolución tecnológica que, según ella, «no está en los inicios, pero sí al principio. Se va a quedar aquí, va a convivir con nosotros, va a cambiar muchas cosas de cómo trabajamos y cómo nos relacionamos». Esta forma de pensar la lleva a plantearse la necesidad de actuar rápidamente en cuanto a legislación -«muchas veces vamos a toro pasado», dice- y a tener un mayor nivel de divulgación.
Lo que está claro, concluye, es que va a traer un bien a la sociedad: «En 10 o 20 años quiero imaginarme un mundo más cómodo, equitativo e igualitario. La tecnología va a democratizar muchas cosas, como la sanidad; va a optimizar nuestros tiempos y nuestra calidad de vida. probablemente en 10 años el mundo que conocemos haya cambiado mucho».
Fuente: https://www.elmundo.es/yodona/actualidad/2025/01/16/67878b84e9cf4a776f8b4588.html