En este Día Internacional de la Verdad las organizaciones Centro Prodh y SITU Research dan a conocer un video en el que reconstruyen los Vuelos de la Muerte que el Ejército realizó en Acapulco para desaparecer los cuerpos de los disidentes en los años setenta.
Por Gloria Leticia Díaz / Proceso
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).– En octubre de 2002 la portada del número 1356 del semanario Proceso mostraba la imagen de un avión Arava 201 de fabricación Israelí y bajo ella, la frase: “Guerra Sucia: El avión de la Muerte”, titular que encerraba la práctica que en México realizaron efectivos del Ejército mexicano para detener, torturar, ejecutar y arrojar desde las alturas a un número no determinado de personas como parte de la política contrainsurgente de los años setenta.
La información revelada por este medio se basó en la investigación de la Procuraduría de Justicia Militar contra los generales Francisco Quirós Hermosillo, Mario Arturo Acosta Chaparro y Javier Barquín Alonso, denunciados por la desaparición de 143 personas, cuyos familiares estaban agrupados en la Asociación de Familiares Detenidos Desaparecidos y Víctimas de Violaciones a Derechos Humanos en México (Afadem-Fedefam).
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En el año 2000 los familiares de las víctimas presentaron una denuncia formal ante la Procuraduría General de la República (PGR), entonces encabezada por el general Rafael Macedo de la Concha, querella que, sin consultar a los denunciantes, se turnó al fuero militar que cerró la indagatoria en 2002.
Veintidós años después, en un trabajo conjunto, el Centro de Derechos Humanos Agustín Pro Juárez (Centro Prodh) y la oficina de Investigaciones Visuales SITU Reserch de Nueva York reconstruyeron en un video “uno de los programas más clandestinos de la época llamada Guerra Sucia, con base en una investigación militar”.
En el contexto del Día Internacional de la Verdad, que se conmemora este lunes 25 de marzo, las organizaciones alertan que con el video de casi 14 minutos se puede demostrar que el Ejército cuenta con información valiosa sobre el paradero de cientos de personas desaparecidas durante “uno de los periodos más oscuros del pasado reciente”.
Bajo el hashtag #SinArchivosNoHayVerdad, las organizaciones responsables de la reconstrucción cuentan que el video es también una muestra el uso de “nuevas tecnologías de investigación visual para reconstruir digitalmente, por primera vez, cómo se desarrollaron los Vuelos de la Muerte en los que integrantes del Ejercito, inicialmente bajo órdenes y la participación directa de los generales Acosta Chaparro y Quirós Hermosillo, transportaban a la Base Militar de Pie de la Cuesta en Acapulco, Guerrero, a personas consideradas como disidentes políticas”.
La investigación militar que no fue consignada da cuenta por los testimonios de personal castrense que a los detenidos “posteriormente las ejecutaban arbitrariamente y realizaban vuelos nocturnos para arrojar sus cuerpos al mar, desapareciendo así todo rastro de ellas”, práctica que, según la indagatoria expuesta en el video, se desarrolló de 1975 a 1981.
El trabajo conjunto de más de un año entre ambas organizaciones se basó en los documentos militares obtenidos a partir del litigio que el Centro Prodh realiza en la búsqueda de la dirigente de la Liga Comunista 23 de Septiembre, Alicia de los Ríos Merino, detenida el 5 de enero de 1978 por la Brigada Blanca, de corte militar contrainsurgente, y cuyo paradero fue ubicado por última vez en la Base Militar de Pie de la Cuesta, de acuerdo con el testimonio de un sobreviviente, Alfredo Medina Vizcaino.
Imágenes inéditas
El video, dirigido por Evan Grothjan, plasma en tercera dimensión imágenes obtenidas de fotografías de las instalaciones de la Base Área Militar de Pie de la Cuesta, correspondientes a los años setenta, de la Compañía Mexicana de Aerofoto, ahora en poder de la empresa constructora ICA, así como de imágenes desclasificadas de un satélite espía de Estados Unidos.
Los realizadores cotejan las imágenes obtenidas con los testimonios de 10 militares que colaboraron en los “Vuelos de la Muerte”, que describieron la composición física de la Base Aérea e incluso aportaron croquis de las instalaciones.
Para mayor precisión recurrieron a fotografías que de la extinta Dirección Federal de Seguridad (DFS), recuperadas por el Mecanismo para el Acceso a la Verdad y el Esclarecimiento Histórico de la Comisión de la Verdad. En una de las fotografías se ven a Onésimo Barrientos Martínez y Ezequiel Barrientos Dionicio, detenidos y desaparecidos en 1971 durante el Plan Telaraña, diseñado por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) para desarticular la base social que tenía el movimiento guerrillero encabezado por Lucio Cabañas.
Para realizar la maqueta en tercera dimensión los autores recurrieron a la geolocalización “basándose en las estructuras que se identifican a fondo, así mismo se alinean con un mapa de elevación de la Sierra Madre del Sur”.
Una voz femenina en off lee para el video las declaraciones que rindieron los militares en la investigación castrense, en las que describen cómo los detenidos estaban al lado oeste de una cabaña que fungía como casa de seguridad, para sentarlos en un banco con el pretexto de “tomarles una foto”, momento en el que los detenidos era ejecutados por detrás.
La técnica de la tercera dimensión también es usada para recrear el interior de la aeronave Arava 2001, que en 2002 tenía la matrícula 3005, pero que en los años setenta era el 2005, utilizado para realizar los Vuelos de la Muerte, a partir de los propios testimonios de los militares que participaron en ellos y en fotos de una reconstrucción que hizo la Procuraduría de Justicia Militar, integrada en el expediente.
Las imágenes en tercera dimensión dan cuenta de las precauciones tomadas por los militares: adaptaron la puerta de ingreso para un mejor manejo de los cuerpos sin vida puestos en sacos rellenos de piedras y colocaron lonas para evitar que la sangre se colara en el piso del avión.
Los realizadores también recrearon en el interior de la aeronave a los soldados y la manera en que los cadáveres eran llevados: mínimamente cinco cuerpos por vuelo.
Las imágenes resultan impactantes, más aún cuando de los documentos militares se advierte que entre 1975 y 1981 se realizaron 200 vuelos, aunque uno de los testigos sólo identificó 30 en los que participó, entre 1975 y 1979, para lanzar cadáveres al mar.
Opacidad ante la evidencia
De los registros, por el tiempo de vuelo y la capacidad de combustible de un avión Arava, los realizadores calcularon que los cuerpos habrían sido lanzados a no más de 230 kilómetros de la costa de Guerrero.
“Hasta la fecha se desconoce el número total de ‘Vuelos de la Muerte’, así como de las víctimas y sus identidades”, en tanto que estos crímenes y otros más ocurridos en el periodo de la Guerra Sucia permanecen en la impunidad, se lee en la presentación.
Las organizaciones responsables de la realización insisten en que el proyecto pone en evidencia “que el Ejército mexicano se ha negado a reconocer esta práctica y ha negado el acceso a sus archivos, manteniendo encuartelados documentos clave mencionados por testigos”, como lo es un “posible registro de los nombres de las víctimas y posibles grabaciones de dos de los vuelos, evidencia que, de recuperarse, contribuiría a conocer la identidad y el último paradero de las víctimas”.
Las organizaciones recuerdan que el Mecanismo para el Acceso a la Verdad y el Esclarecimiento Histórico (MEH), creado en 2021 por decreto presidencial, “ha denunciado la opacidad militar, incluyendo la falta de acceso y la negativa de existencia de registros por parte del Ejército y otras instituciones, lo que en el presente también se manifiesta en otros casos graves de violaciones a derechos humanos, entre ellos Ayotzinapa”.
Las organizaciones responsables del video precisaron que, además de los testimonios contenidos en la averiguación previa del fuero militar rescatada, para ser integrada a la que se sigue por la desaparición de Alicia de los Ríos, se utilizaron “archivos obtenidos durante años por víctimas y académicos, imágenes satelitales desconocidas de la época, así como información de múltiples reportajes y trabajos periodísticos que se han hecho públicos durante años”.
Fue así como “por primera vez se reconstruye visualmente una historia dolorosa de la que ya se tenía parcial conocimiento por archivos, testimonios de sobrevivientes y crónicas periodísticas”, proyecto en el que SITU Research y el Centro Prodh exponen “cómo las tecnologías ofrecen formas innovadoras para investigar y contar fragmentos de la historia reciente, e investigar violaciones a los derechos humanos” y, con ello, contribuir a la memoria y la verdad.