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Golpe al cáncer de colon: descubren que una aspirina al día puede reducir el riesgo de recaída a la mitad

El 40% de los pacientes, aproximadamente, tiene alteraciones genéticas que son más susceptibles al efecto de este fármaco analgésico.

La aspirina es uno de los fármacos más famosos y presentes en los hogares. El histórico analgésico tiene beneficios más allá de acabar con el dolor de cabeza. Está más que demostrado que es cardioprotector y, en dosis bajas, reduce las posibilidades de sufrir un infarto o un derrame cerebral.

La ciencia sigue buscando otros usos terapéuticos para este medicamento y parece que los ha encontrado. La aspirina puede reducir de forma significativa el riesgo de recaída en algunos tipos de cáncer colorrectal tras una cirugía, según un estudio publicado en la revista The New England Journal of Medicine (NEJM).

Diversos estudios llevan años tras este objetivo. Entre el 30% y el 40% de los pacientes vuelven a sufrir la enfermedad después de someterse a tratamiento, cuenta Reyes Ferreiro, oncóloga médica del Hospital Ramón y Cajal de Madrid.

La investigación, realizada por el Instituto Karolinska, de Estocolmo (Suecia), muestra que los pacientes que tomaron una dosis diaria de aspirina de 160 miligramos durante tres años tras la operación redujeron a la mitad el riesgo de recaída frente a quienes integraban el grupo placebo.

Este efecto protector se produjo en los pacientes con mutaciones en la vía de transmisión PI3K. Estas alteraciones estimulan el crecimiento del tumor y se producen hasta en un tercio de los pacientes con cáncer colorrectal, explica Ferreiro.

La experta, que también es la coordinadora de la Escuela de Pacientes de Cáncer de Colon del centro sanitario, explica que la aspirina inhibe esta vía para evitar la estimulación del crecimiento y la supervivencia de las células tumorales.

Según datos del Instituto Karolinska, aproximadamente el 40% de los pacientes con esta enfermedad tienen alteraciones en la vía de señalización PI3K. Desde la propia institución estiman que el uso de la aspirina para prevenir la recaída podría salvar, a nivel mundial, «entre 90.000 y 150.000 vidas al año».

Medicina personalizada

Este estudio también puede poner una baldosa más en el camino de la medicina individualizada, defiende la líder del estudio, Anna Martling. La investigadora afirma que su investigación demuestra que la integración de la genómica tumoral «puede refinar las decisiones de tratamiento, haciéndolas más personalizadas».

La científica considera que el uso de la aspirina en subgrupos genéticamente definidos representa un cambio hacia la medicina de precisión, «la reutilización de un fármaco conocido de forma específica para prevenir la recurrencia [del cáncer colorrectal».

Este es, precisamente, el camino que se está siguiendo en oncología, recuerda la oncóloga del Hospital Ramón y Cajal. «Con la quimioterapia íbamos a por todo y en los últimos años este paradigma está cambiando», celebra.

Ahora, desde la investigación se aboga por la búsqueda de dianas terapéuticas concretas para lograr ofrecer a los pacientes «tratamientos más dirigidos, menos tóxicos, con menos efectos secundarios y que sean también más eficaces», desarrolla Ferreiro.

La oncóloga considera estos datos «esperanzadores», aunque se muestra cauta. Los resultados de la investigación son buenos, pero algunos pacientes habían recibido tratamiento con quimioterapia, además de su dosis diaria de aspirina para el ensayo clínico, recuerda.

Asimismo, valora el trabajo como «una buena vía» en la investigación de la aspirina como protector contra las recaídas de esta patología, aunque admite que hacen falta más estudios y con un número mayor de pacientes. En la investigación participaron 626 pacientes de entre 18 y 80 años con cáncer colorrectal en estadio 2 y 3.

También hay que tener en cuenta los efectos secundarios de la aspirina en los pacientes, señala Ferreiro. Los efectos adversos más graves que sufrieron algunos de ellos fueron reacciones alérgicas, hemorragia gastrointestinal y hemorragia cerebral. Estos problemas se dieron con más frecuencia en el grupo que tomaba aspirina que en el placebo.

Martling reconoce el problema y por eso cree que los pacientes «deben ser monitorizados según la práctica habitual». La investigadora aboga también por la creación de guías clínicas claras para la selección de pacientes, el seguimiento y el manejo de los efectos secundarios al implementar la aspirina como terapia adyuvante. «Es importante».

El trabajo de la científica y su equipo no acaba aquí. La investigación, recientemente publicada en NEJM, se enmarca dentro del estudio ALASCCA, que pretende comprobar la eficacia de la aspirina como protector ante recaídas de cáncer colorrectal.

Los científicos continúan con el seguimiento a largo plazo de los pacientes. Además, contribuyen con un consorcio internacional que también investiga la misma cuestión «para fortalecer la base de evidencia».

La aspirina podría ser una «buena alternativa» para prevenir la reaparición de este tipo de cáncer por su fácil accesibilidad, ya que es de bajo coste y ampliamente disponible, sostiene Ferreiro. Además, los pacientes no necesitan ir al hospital a recibirla, ya que la toman en casa.

No obstante, la evidencia todavía no es suficiente y la oncóloga apuesta por seguir trabajando en ello antes de afirmarlo. «Llegaremos a algo con ello, pero hay que seguir estudiando más en esta línea».

Fuente: El Español

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