Este deporte y el servicio público es un matrimonio mal avenido
Por Raúl Torres Salmerón
En julio de 2020 volvió el futbol a México, en plena pandemia del coronavirus. Antes inició en Europa y en el País se inventó una liga nueva. Juegan con los estadios vacíos y los contagios son objeto de las noticias deportivas de por sí escasas.
Como dijo el sociólogo francés Pierre Bourdieu: “No hay democracia efectiva sin verdadero contrapoder crítico”.
Ahora que hay precandidatos y candidatos de todos los partidos que buscan figuras conocidas como artistas, deportistas y futbolistas, valen la pena algunos señalamientos.
De acuerdo al cronista regiomontano José Jaime Ruiz, las siguientes son comparaciones entre el deporte de las patadas y la política. Vea usted:
-El futbol y la política son siempre un matrimonio mal avenido.
-Comprometer un resultado es comprometerse a la derrota.
-El futbol no entra en la esfera de la política, entra en la esfera del espectáculo.
-El futbol no forma parte del erario, ni de la política, por eso muchos gobernantes no pagan su transmisión.
-Como el resultado es lo de más, hay que preferir lo de menos, es decir, no meterse y comprometerse con el juego, sino con el altruismo, por eso los nuevos gobernantes le apuestan a Televisa.
-El futbol ya no sólo es catarsis, también es negocio y si Dios es redondo, como asegura Juan Villoro, el futbol también es un negocio redondo. El futbol ha dejado de ser un deporte y ha pasado a formar parte de la industria del espectáculo y del consumo.
-Ya lo decían por ahí, los jugadores ya no son los sacerdotes fundamentales, como tampoco los feligreses son los dueños de la iglesia, la llenan, pero el poder condicionante del dinero pasa por las exclusivas de televisión y la publicidad.
-Los dirigentes fichan para satisfacer el afán consumista de las masas y los entrenadores diseñan estrategias y piden jugadores que se adecuen al esquema previo. Casi siempre el esquema previo de los grandes entrenadores depende del que les dio éxito y toda la vida estarán pendientes de repetir el modelo buscando las piezas que se adapten al esquema.
-A los entrenadores de futbol les pasa lo que a muchos críticos literarios o de las artes plásticas: aprenden a leer o a ver una sola vez en su vida.
-A los empresarios les interesa el futbol como promoción de sus productos y como sometimiento ideológico de los mexicanos. Mucha de la rebeldía social de los jóvenes, incluyendo por supuesto a las mujeres, es canalizada a través del futbol donde se crean seres unidimensionales con pensamiento único.
-Lo que importa es que los equipos no dejen de cumplir con sus obligaciones de provocar el consumo y convertir a los aficionados en fanáticos o en zombies. Y no hay que olvidar que a la industria del espectáculo no se le permite renegar de su condición.
-La inteligencia política busca los votos, no los vetos. Vetar el futbol no es votar.
-Votar el futbol es sorprender. La política es hipocresía o no es política.
A manera de conclusión, decía el filósofo francés Gaston Bachelard que la inteligencia siempre es un factor de sorpresa, de estratagema. Es una fuerza hipócrita.
Mucho de lo anterior nos explica el comportamiento de los aficionados, las empresas, los dueños de equipos y la triste realidad del futbol mexicano. Pobre México y su selección nacional de futbol que nunca llega en los campeonatos mundiales más allá del quinto partido, casi igual que los políticos.
Y ahora con la crisis originada por la pandemia, por lo menos juegan solos, sin público. Bien merecido lo tienen.
Y algunos quieren ser representantes populares. En Puebla Roberto Ruiz Esparza y José Luis Sánchez Solá, deberían mirarse en el espejo de Cuauhtémoc Blanco, ex alcalde Cuernavaca y actual Gobernador de Morelos. Nada más y nada menos que el peor Gobernador de México.
En fin, como escribió José Cantero Verni (Argentina, 1960), en su poema El Referí:
Qué culpa tendrá tu madre
de que seas referí,
de sólo verte de negro
te comienzan a agredir.
Vos siempre tenes la culpa
porque el fútbol es así,
los epítetos te llueven
de los pies a la nariz.
raultorress@hotmail.com