Los cardenales italianos recuperan peso y se consolida la presencia asiática y latinoamericana
El Papa nombra a 21 nuevos cardenales, con guiños a Irán y Palestina
Javier Martínez-Brocal / Corresponsal en el Vaticano / ABC
Nunca en la historia la Iglesia católica ha habido tantos cardenales y tan variados como en este preciso momento. Desde este sábado, con los nuevos purpurados que ha creado Francisco, hay 253 príncipes de la Iglesia. Sin embargo, de ellos, sólo los menores de 80 años tienen derecho a participar en un eventual cónclave. Hasta el próximo 24 de diciembre, cuando el cardenal Oswald Gracias cumplirá esa edad, habrá 140 «cardenales electores», cinco más que el récord de Juan Pablo II, que llegó a tener 135 en el año 2001. Entre los nuevos purpurados no hay españoles pero sí dos de países que nunca habían recibido la púrpura, Irán y Serbia.
«Al fijar su mirada en vosotros, que procedéis de historias y culturas diferentes y representáis la catolicidad de la Iglesia, el Señor os llama a ser testigos de fraternidad, artesanos de comunión y constructores de unidad. Construir unidad, esa es vuestra misión», les explicó al inicio de la ceremonia.
Lo cierto es que con este consistorio Francisco ha vuelto a romper la baraja de la «geopolítica católica» para asegurar una amplia variedad de perspectivas en un futuro cónclave. En este juego de equilibrios, salta a la vista que Italia recupera fuerza respecto a los últimos años y se consolida la presencia asiática y latinoamericana.Noticia Relacionada
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No hay más españoles
La situación de España no cambia. Actualmente tiene nueve cardenales con derecho a entrar en un cónclave, aunque las listas oficiales sólo cuentan seis. Se trata de Fernando Vérgez, gobernador del Estado Ciudad del Vaticano, Carlos Osoro, arzobispo emérito de Madrid, y Antonio Cañizares, arzobispo emérito de Valencia, que tienen 79 años; del arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, de 78 años; el ex rector de los salesianos, Ángel Fernández Artime, de 64; y el arzobispo de Madrid, José Cobo, de 59. Hay otros tres cardenales electores con pasaporte español, que viven en el extranjero y que por este motivo oficialmente no se cuentan bajo nuestra bandera. Se trata del navarro Celestino Aós Braco, arzobispo emérito de Santiago de Chile, de 79 años; el almeriense Cristóbal López Romero, de 72, obispo de Rabat (Marruecos); y Francisco-Xavier Bustillo, obispo en Córcega (Francia), de 56. El porcentaje de españoles en el último cónclave fue del 4,35%, y hoy sería el 6,42%.
Italia sigue siendo el país con más cardenales electores, 17. Antes de este consistorio había tocado fondo con sólo 13 electores, el número más bajo quizá desde tiempos del exilio papal en Aviñón (Francia). Además, igual que ocurre a España, hay dos italianos que viven fuera de sus fronteras, obispos en Jerusalén (Israel) y Ulán Bator (Mongolia). Contándolos a ellos, un 13,5% de los electores de un eventual cónclave serían italianos. Cuando Francisco fue elegido papa los italianos eran 28, el 24% del total, y su apoyo era imprescindible para resultar elegido. Ahora no.
El segundo país con mayor presencia es Estados Unidos que cuenta con 10 cardenales electores. Le sigue España, con 9, y luego Brasil, con 7 e India y Francia con 6, aunque uno de ellos es obispo en Argelia. A Polonia y Portugal se unen Argentina y Canadá con 4 cardenales electores cada una. Países como Alemania, Filipinas y Gran Bretaña tienen 3.
Si Europa fuera un único bloque, tendría 55 cardenales electores, un 39,3% del colegio electoral. En el último cónclave aglutinaban el 52,17% de los purpurados con derecho a voto. Canadá y EE.UU., que se cuentan juntos, suman 14 electores, un 10% de los participantes, un peso menor del 12% que suponían en la elección de 2013. América Latina ha pasado de un 16,5% a un 17,14%, que se traduce en 24 cardenales electores.
Quienes más han aumentado su presencia son los cardenales de Asia, que han pasado de casi el 9% que eran en 2013 al 15,7% en la actualidad; los de África del 8,8% al 10,71%, y los de Oceanía del 0,9% al 2,1%.
También uno de los grandes cambios que ha hecho el Papa Francisco es aumentar la proporción de religiosos en el Colegio de cardenales. En 2013 sólo 18 cardenales pertenecían a órdenes religiosas, un 15% del total. Ahora son religiosos 36 de los 140 cardenales, un 26%.
Uno fuera por malversación
Aunque estaba presente en la ceremonia de este sábado, en la lista de cardenales electores publicada por la oficina de prensa del Vaticano no aparece el cardenal Angelo Becciu, de 76 años, pues el Papa le solicitó que renunciara a sus derechos en vísperas de que el tribunal del Estado Ciudad del Vaticano lo procesara por malversación. Ha sido condenado en primer grado a cinco años y seis meses de prisión y a inhabilitación perpetua para cargo público -incluido el de Papa. Becciu ha presentado un recurso a la condena.
Comparado con sus predecesores, Francisco ha superado el número de consistorios, pues ha convocado diez, mientras que Benedicto XVI convocó sólo cinco y Juan Pablo II convocó nueve.
Pero el pontífice polaco sigue siendo el que ha creado más cardenales, 231, lejos de los 162 que ha creado Francisco. Benedicto creó 90 purpurados.
Entre los veinte nuevos electores, hay cuatro cardenales que hablan español. Se trata del arzobispo de Lima (Perú) Carlos Gustavo Castillo, Fernando Chomali, de Santiago de Chile, Luis Gerardo Cabrera, de Guayaquil (Ecuador) y Vicente Bokalic, primado de Argentina. De América Latina también procede Jaime Spengler, arzobispo de Porto Alegre y presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano.
En la lista también está el primer cardenal obispo de Teherán, el franciscano belga Dominique Mathieu, y el primer serbio, el arzobispo de Belgrado Ladislav Nemet. Hay un cardenal ucraniano, Mykola Bychok, pero Francisco ha entregado la púrpura a tres de sus colaboradores en el Vaticano, el italiano Fabio Baggio, que se ocupa de las iniciativas de ayuda a migrantes; el lituano Rolandas Makrickas, que está poniendo orden en las cuentas de la basílica de Santa María la Mayor; y el organizador de los viajes papales, el indio George Koovakad.
De Extremo Oriente proceden también el arzobispo de Tokio Tarcisio Kikuchi, y el presidente de la Conferencia episcopal del Filipinas, Pablo Virgilio Siongco David. Se cayó de la lista el obispo indonesio Paskalis Bruno Syukur, que aseguró no considerarse adecuado para el cargo. El Papa lo sustituyó con Mimmo Battaglia, arzobispo de Nápoles.
Entre los nuevos italianos también está el arzobispo de Turín Roberto Repole y el nuevo vicario de la diócesis de Roma, Baldassare Reina. La lista se completa con el teólogo dominico londinense Timothy Radcliffe, de 79 años, el arzobispo de Toronto Francis Leo, de 53; el primado de Costa de Marfil, Ignace Bessi, y el arzobispo de Alger Jean-Paul Vesco, de nacionalidad francesa.
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También hace cardenal a un obispo ucraniano que entra en la «cuota australiana» pues es obispo para los católicos de rito greco católico en Melbourne. Se llama Mykola Bychok, es de 44 años, y lo cierto es que en las últimas décadas ningún papa había nombrado cardenal a alguien tan joven. La edad media de los nuevos cardenales electores es baja, 58,9 años. Otro récord que ha batido el Papa Francisco es el del nuevo cardenal más anciano de la historia. Angelo Acerbi, un ex nuncio que fue secuestrado por la guerrilla colombiana, ha recibido la púrpura a los 99 años. A pesar de la variedad, «nos une la gratitud al Papa y el sincero deseo de servir a la unidad eclesial», ha dicho durante la ceremonia.