- La Fundación Canal expone Expresionismo. Un arte de cine hasta el 4 de enero
- Películas, fotos, pintura, grabados y esculturas se exhiben en la Sala de Mateo Inurria

Cristina Pérez / Rtve
Los nazis consideraban el expresionismo un arte degenerado (Entarte Kunst), intentaron erradicarlo y promover el «gran arte alemán», pero no lo lograron. Obras maestras de esta vanguardia artística de los años 20 viajaron por todo el mundo y algunas copias de películas de cine mudo sobrevivieron en el Archivo Nacional de Japón.
La exposición Expresionismo. Un arte de cine muestra 152 piezas en la Sala de Mateo Inurria de la Fundación Canal desde este miércoles hasta el 4 de enero. Un total de 76 pinturas, dibujos, grabados, litografías y esculturas se contraponen a una selección de 19 fragmentos y 57 fotogramas de once cintas expresionistas desde la pionera El gabinete del Doctor Caligari (1920), a Nosferatu (1921) o Metrópolis (1927).
En pintura, los grupos expresionistas alemanes El puente (Die Brücke) y El jinete azul (Der Blaue Reiter) plasmaron el malestar existencial, criticaron la moral burguesa y la alienación urbana para volcarse en la expresión subjetiva de su mundo interior. En las salas se pueden ver obras de Franz Marc, Emil Nolde, Otto Dix o August Macke.

Arte total
La literatura, la música, las artes plásticas y luego el cine diluyeron sus fronteras para acercarse al ideal de la Gesamtkunstwerk (la obra de arte total). Los cuadros con colores intensos, perspectivas distorsionadas y emociones al límite intentan desvelar lo que se esconde tras la realidad, mientras que el cine creó imágenes inquietantes, oníricas y visionarias cuya fuerza se mantiene.

El comisario de la exposición, Maximilian Letze, director del Instituto de Intercambio Cultural de Tubinga, apunta a RTVE.es que la huella del expresionismo sigue viva en el trabajo de directores de cine como Tim Burton, Guillermo del Toro, David Lynch o Quentin Tarantino y subraya que la pieza más emblemática es la película Metrópolis, dirigida por Fritz Lang.
La obra maestra de Lang sigue vigente por «la trama, los hallazgos cinematográficos y la expresión artística«, también por crear arquetipos que se han replicado en otros films y porque «al final representa la lucha del trabajador en las fábricas para intentar evitar ser explotado que contrasta con ese despliegue de gran lujo», algo que aún tiene relevancia, según Letze.

Los paisajes urbanos torcidos de una acuarela de Dix se enfrentan con la foto fija de los obreros en los túneles camino a la fábrica en Metrópolis. Una cinta cuyo eco más evidente resuena en Blade Runner (1982) de Ridley Scott.
El comisario añade que el legado expresionista es patente en Japón porque «las historias del manga representan ese futuro distópico con robots o cíborgs. Claramente existe esa impronta del expresionismo alemán en Astroboy, por ejemplo».
Nosferatu
La exposición invita a adentrarse en un imaginario inquietante, radical y fascinante dividido en tres secciones principales: ruptura/ liberación, forma/deformación, sueño/trauma y una sala final, la galería abovedada, dedicada al monstruo.

Mujeres rotas
En la última parte del recorrido, encontramos los rostros desgarrados de Käthe Kollwitz, una artista hostigada por el régimen hitleriano, cuyas obras fueron tachadas de «arte degenerado». En sus litografías de tiza, mujeres rotas por el dolor se enfrentan al hambre o a la muerte.

Esta creadora sufrió en sus carnes el horror de la guerra, perdió a un hijo en la Primera Guerra Mundial y falleció en 1945. Su trabajo fue expuesto el pasado año en una gran retrospectiva en el MoMa de Nueva York.
Entre los fragmentos de celuloide en blanco y negro, destaca una rareza, la primera películas de animación de la historia que se conserva. Se trata de Las aventuras del príncipe Achmed (1926) dirigida por Lotte Reiniger, una cinta realizada con delicadas sombras chinescas animadas fotograma a fotograma.

Expresionismo. Un arte de cine es una exposición gratuita de la Fundación Canal en colaboración con la Fundación Friedrich Wilheim Murneau de Wiesbaden y el Institut für Kulturaustausch de Tubinga. Está abierta del 8 de octubre al 4 de enero en la Sala Mateo Inurria 2 de Madrid.