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«España no se ha defendido de la leyenda negra sobre la conquista de América» | El Confidencial

La conquista de América por España fue una obra colosal. También desde el punto de vista del derecho. En esta entrevista, Julio Henche, autor de ‘Las Leyes de Indias’, desgrana qué instrumentos legales puso en marcha la Corona

Entrevista con Julio Henche. (J. I. R.)

PREGUNTA. En su libro sostiene que la verdad histórica ha sido «prostituida, maltratada y adulterada», cito textualmente, y que los españoles no conocen la obra civilizatoria de España en América. Fue así o es una lectura un tanto chovinista pensar que los españoles lo hicimos mejor que otros países.

RESPUESTA. La manipulación de la historia es una constante que siempre ha servido a propósitos políticos. La verdadera historia se tapa, se oculta, porque a la política le conviene utilizar la historia para sus intereses, sea donde sea, en cualquier momento y en cualquier país. Yo creo que España hizo bastante bien algunas cosas en el aspecto humanista y en el civilizatorio. Hay, por supuesto, luces y sombras, como en todos los países. Lo que no hemos sabido es ser los mejores en la difusión de nuestro mensaje, ni los mejores en la economía, pero sí que hubo una sana intención, una intención de civilización y protección a las nuevas poblaciones que se habían descubierto.

P. Ya decía Orwell que quien controla el pasado maneja el futuro…

R. Efectivamente. Es una máxima intachable por lo que estamos viendo hoy. A veces, para justificar situaciones del presente, se recurre a los hechos de hace 500 años. Pero dicho esto, creo que en España se ha asumido una culpabilidad, un sentimiento de culpa que no existe en ningún otro país. Y creo que son mucho más importantes los logros que las miserias.

‘Las Leyes de Indias’, publicado por Julio Henche en la editorial Gadir. (J. I. R.)

P. ¿A qué achaca esta especie de leyenda negra sobre la presencia de España en América?

R. La leyenda negra es un mecanismo de propaganda que utilizaron los adversarios de España. Los españoles pensaron que la verdad se imponía sola, pero no es verdad. En eso tuvo mucho que ver la independencia de América. Los ingleses contaron la historia porque fueron quienes sustituyeron a España y colonizaron esas tierras. Después han sido los norteamericanos. España no se ha defendido de la leyenda negra sobre la conquista de América.

P. ¿No se defiende ni siquiera ahora que, por ejemplo, ha habido una especie de revisionismo histórico de nuestra presencia en América? López Obrador, todavía presidente de México, recurre a ello habitualmente.

R. Claro, claro, eso da votosDecir a tu pueblo que los males son crónicos y que tu subdesarrollo es por voluntad ajena o causa ajena a la voluntad de los gobernantes, es un comodín muy útil. A pesar de eso, todavía tenemos vínculos sociales tremendos y una festividad que reflota en cuanto hay contacto. Los políticos, desde luego, tenían que dedicarse más a planificar el futuro y hacer cambios estructurales, cosa que a veces es muy difícil y muy costoso, que en buscar excusas o malas justificaciones.

P. En el libro también reconoce que hubo excesos por parte de los conquistadores españoles, aunque destaca figuras como Bartolomé de las Casas y algunos dominicos que tuvieron relevancia en aquella época. Habla incluso de conquistadores españoles que se interpusieron con sus caballos para impedir que otros pudieran cometer atrocidades. ¿Esto está acreditado?

R. Totalmente. No solo eso. Todos los servidores de la Corona pasaban por controles reales en los que se juzgaba su cumplimiento de las leyes. Eso está acreditado y está documentado. Colón, sin ir más lejos, vino a la península encadenado en el tercer viaje. Hernán Cortés tuvo 20 años de juicio. Virreyes como Solís o, sin ir más lejos, Gonzalo Pizarro, Francisco Girando y Francisco Sánchez fueron ejecutados a garrote vil por sublevarse contra las Leyes de Indias. Es decir, el poder real era temido, era contundente y estaba bien estructurado y armado. Lo que no quita que hubiera abusos. España no hizo ni más ni menos que otros reinos, que otras sociedades. Hay una mala fama que ha quedado solo para España.

«A Bartolomé de las Casas se le debe la esclavitud, decía que para no abusar de los indios había que traer mano de obra negra»

P. Usted cita una frase de la reina Isabel, quien le habría dicho a Colón que los conquistadores, abro comillas, «habían ido a las Indias a salvar almas para el cielo y no a conquistar esclavos para la tierra».

P. Así es. Ese era el esquema mental, en particular de la reina Isabel. El hecho de que las propias leyes permitieran el matrimonio de españoles con nativos era una señal de que se quería fomentar el matrimonio mestizo. Eso era porque era inconcebible niños nacidos fuera del matrimonio, niños sin bautizar. Es una mentalidad de la época. Es decir, justo lo que contrario que en EEUU, donde hasta 1967, en 16 estados, estuvieron prohibidos los matrimonios interraciales. Era una monarquía universal y católica. Su finalidad era convertir almas, y expandir el cristianismo era el objetivo prioritario, además del comercial. Y así lo vio la reina Isabel como algo de la Providencia. El descubrimiento fue una casualidad. Se iban a abrir nuevas rutas comerciales, y cuando se llegó se pensó que tenía que ver con la Providencia. Algo que le había puesto Dios en su mano para hacer lo que hicieron, expandir el cristianismo.

P. Esa importancia que le da la corona a la religión, y no al comercio, puede explicar en parte el atraso histórico que ha tenido América respecto de los territorios conquistados por otros países, en particular Inglaterra. Estábamos preocupados por las almas, pero muy poco por el progreso y la prosperidad de los nativos.

R. Eso es una percepción engañosa de lo que fue la realidad de América. Alexander Humboldt, el geógrafo alemán, decía que en 1800 las ciudades más avanzadas del mundo eran México y Lima, a años vista de Boston. Los primeros periódicos se editaron en Nueva España 100 años antes que en EEUU, y no hablemos de los avances en minería, vacunas, botánica, etc. Hay una percepción engañosa. La decadencia de los países de Hispanoamérica viene a raíz de las independencias, que fueron procesos sangrientos, muy costosos y que al final sucumbieron al apoyo externo que era Inglaterra, de apoyo económico, incluso militar. Es verdad que el colonialismo del siglo XIX no tiene nada que ver con el siglo XVI. Inglaterra, Francia y otras potencias crearon establecimientos mercantiles, es decir, no difundieron nada, no construyeron nada. España construyó y fundó 700 ciudades, 30 universidades. Inglaterra, solo una. ¿Portugal? Ninguna. ¿Holanda? Ninguna. Es decir, no es verdad que España llevara un subdesarrollo por motivos religiosos. Incluso los religiosos hacían de contrapoder al poder político y civil. Bartolomé de las Casas y Antonio de Montesinos estaban en pugna constante con el poder político y civil. A torta limpia, como se dice. Y eso lo fomentaron los Reyes. Era un sistema de contrapoderes, porque los reyes tontos no eran. Sabían cómo eran sus vasallos y lo que querían saber es la verdad para impartir justicia. Lo que no hemos sido capaces es de mantener los lazos y los intereses económicos con Hispanoamérica, cosa que han hecho muy bien los ingleses con la Commonwealth a pesar de no haber hecho nada, vete a las Bermudas, vete a Jamaica…

P. El vasto conjunto de normas que desplegaron los españoles, y que se denominan Leyes de Indias, es decir, cédulas reales, órdenes pragmáticas, provisiones o autos. ¿Se puede comparar esto a las que aprobó Inglaterra?

R. En absoluto. No hay nada ni nada parecido. Primero, hablamos de 6.500 normas durante 300 años. Los nativos eran objeto de protección y la propia Universidad de Oxford reconoció que las Leyes de Indias fueron el precedente de los derechos humanos. Ahora es fácil verlo, pero hasta el siglo XVI no se asumen los derechos de los nacidos. Antes se consideraba que había diferentes derechos por razón de nacimiento o razón de guerra. Inglaterra tuvo una legislación mínima basada en intereses comerciales, mientras que España buscaba el bien de las almas.

P. Pero había esclavos…

R. Todos los reinos tenían esclavos, todos los hombres podían tener como propiedades a otros hombres. Y eso no era nada extraño.

«El hecho de que las leyes permitieran el matrimonio de españoles y nativos era señal de que se quería fomentar el matrimonio mestizo»

P. Cita, sin embargo, el estupor que causó en algunos de los acompañantes de Colón que éste incumpliera las capitulaciones de Santa Fe. El navegante había vendido como esclavos a los nativos que eran súbditos de la Corona y había explotado minas sin conocimiento de los reyes. ¿Tenía información la Corona de lo que pasaba en América o miraba para otro lado cuando había desmanes? Se pueden aprobar muchas normas, pero luego no se cumplen.

R. Los reyes tenían consejeros y personas que informaban de lo que pasaba allí. Así fue que Colón volvió a la península, tras uno de sus viajes, encadenado. Esto es importante que se sepa, porque los primeros 10-15 años el descubrimiento fue un desastre. Colón invirtió toda su fortuna para hacer la expedición, además del dinero que puso la corona de Castilla y mercaderes genoveses y venecianos. Colón estaba desquiciado porque no encontraba lo que quería y, de hecho, estuvo buscando la salida del océano con buena intención en lo que hoy es el Canal de Panamá. Tenía el objetivo de ir más allá porque los primeros años fueron ruinosos hasta 1502-1503, hasta que se descubren minas de oro en Puerto Rico. Pero hay que tener en cuenta que también los cristianos fueron esclavos del reino nazarí. En la Iglesia San Juan de los Reyes, de Toledo, hay unas cadenas colgando en la fachada que son los esclavos cristianos que liberó la reina Isabel del reino nazarí de Granada. Y para Colón era lógico traer hombres con los que comerciar. Pero esto chocaba con la idea de Isabel la Católica y de sus confesores, en particular el cardenal Cisneros. Pensaban que cuando ibas a convertir almas no podías hacer esclavos. O sea, siempre el enfoque religioso. Si tú tienes que convertir cristianos, no los puedes hacer esclavos. Y ese fue el cambio que se produjo. Un hombre puede tener propiedad de otro hombre igual que puede tener un caballo. Pero cuando el objetivo es convertir al cristianismo, acaba ese derecho y se convierte el esclavo en un ser humano.

P. Estará de acuerdo en que imponer una determinada cultura por la fuerza es una forma de violencia.

R. Es imposible conquistar un continente que es 40 veces España sin violencia. Pero también hay que decir que la conquista de América es imposible hacerla manu militari, como lo hicieron los norteamericanos en Vietnam o como se ha hecho en Afganistán. Tienes que contar con la colaboración nativa, que en muchos casos fue muy activa. Las propias leyes insisten en una conversión suave y pacífica. Este fue el motivo por el que Bartolomé de las Casas escribió un libro contundente en el que exageró los abusos y las situaciones contra la población nativa, porque las órdenes religiosas competían entre sí y querían el monopolio que se les concedió en algunos territorios, como Guatemala. Se exageraron los abusos porque querían el monopolio.

«Los españoles, como decía la reina Isabel, fueron a las Indias a salvar almas para el cielo, no a conquistar esclavos para la tierra»

P. ¿Las leyes de Burgos de 1512 son la primera legislación en favor de los nativos en aras de ordenar la conquista?

R. Sí, sí. Fernando el Católico, que ya era regente de Castilla, pero siguió los parámetros de Isabel la Católica. Le llegaron noticias de los abusos y el rey siempre intentó servir a la justicia y cumplir los mandatos de Dios, por miedo. Llegó a crear un consejo de sabios en el que tuvo una particular importancia Francisco de Vitoria, además de otros juristas y teólogos. Esas leyes son el germen de los derechos humanos. Así es como se llega a una conclusión: todos al nacer tenemos los mismos derechos. Antes, por ejemplo, se decía que los caribes, una tribu de Centroamérica, eran animales que hablaban. Ya por entonces se daban determinadas condiciones, como un salario, descanso o bohíos, es decir, casas para descansar.

P. Pero el castigo físico siempre se impuso.

R. Es verdad, hasta el siglo XIX siempre han existido, y las penas no se humanizan hasta la revolución francesa. Era absolutamente normal. El italiano Beccaria es quien empieza a hablar de la humanización de las penas, ya en el siglo XVIII. La guillotina llegó a ser un avance. Hasta el siglo XVIII, en las órdenes militares, existía la pena arbitraria, por la que se podía imponer la pena que al juez le diera la gana. España, en América, funciona con encomiendas, y al indio se le somete a duros trabajos, pero también se incorporaron algunos derechos, como los bohíos. El género humano tiende a abusar y de ahí que se creara una figura que es el visitador de indios, que no existe en ninguna otra legislación ni en ningún otro derecho. Es decir, personas que trataban de controlar y vigilar el cumplimiento de las leyes en esos lugares oscuros o puntos negros.

P. ¿Qué papel juega la Escuela de Salamanca en todo el proceso?

R. Bueno, tuvo una función vital. Entre otras razones, porque España se enfrentó a realidades nuevas. Se encuentra con un mundo del que no tenía ni idea. Con la Escuela de Salamanca nace el humanismo cristiano, acaba la Edad Media y empieza la época moderna, el Renacimiento. Literalmente, impregna de su espíritu muchas leyes. Carlos V fue sólo una vez a oír una lección magistral de Francisco Vitoria, que fue precisamente las relecciones de indias. Eran unas clases magistrales que se hacían al final de curso que daba el pensador más notable. Y, de hecho, se llama relecciones en castellano. O sea que eso significa que la influencia fue total.

P. ¿Qué piensa de Bartolomé de las Casas, obispo de Chiapas, un personaje hoy muy controvertido?

R. De las Casas tenía un buen propósito que era proteger a los indios y para ello llama a no escatimar en medios. Había alguien que tenía mucho más prestigio, que era Fray Toribio de Benavente, llamado Motolinia por los propios indios, que quiere decir pobreza. De las Casas lo que quería era tener un control absoluto en su territorio sobre la evangelización. Hicieron, de hecho, algunos experimentos que acabaron mal, por ejemplo en Guatemala. La intención era buena, hiperbólica, exagerada y un poco tramposa. A Bartolomé de las Casas se le debe, por ejemplo, la esclavitud, los negros, porque él decía que para no abusar de los indios lo que había que hacer era traer mano de obra negra. Fue el promotor de la esclavitud de los negros, que estaban tan a gusto en África.

«España construyó y fundó 700 ciudades, 30 universidades. Inglaterra, solo una. ¿Portugal? Ninguna. ¿Holanda? Ninguna»

P. ¿Y cuál fue el papel de la Inquisición? Sabemos muy bien su negro papel en la península, pero muy poco sobre su influencia en América.

R. Todo está en el archivo de Indias. Hubo 80 causas, la mayor parte de ellas por piratería, y solo hubo una en Lima que acabó con la quema de esfinges y la adoración a dioses paganos. Es decir, primero, la Inquisición solo puede actuar contra cristianos o perdón, contra falsos cristianos, contra conversos. Y la Inquisición en América estuvo muy limitada, muy limitada y los casos, como digo, son 80 u 82.

P. El trabajo de los protectores de indios fue eficaz o fue pura apariencia.

R. El visitador de indios, según las leyes, debían ser personas temerosas de Dios y de buena reputación. Había muchos ojos que vigilaban su comportamiento. Los religiosos, las iglesias, eran lugares de protección y de inmunidad. Yo lo he visto hasta en la época de Franco. La gente se metía para protegerse. El presidente de la Academia de Historia de EEUU, un gran historiador, decía que parte de la leyenda negra es la gran cantidad de informes y memoriales que llevaban al Rey, al Consejo de Indias. Las denuncias llegaban. De manera que, como dice este mismo autor, el poder coercitivo de las leyes era tremendo. ¡Ay! Quién se atreviera a desobedecer al rey de España, decía. Creo que es una frase muy significativa de que si querían cumplir la ley se hacía todo lo posible por hacerla cumplir.

P. Ese es el caso, por ejemplo, de Hernán Cortés, que tuvo 140 cargos en su contra…

R. Hernán Cortés tenía fieles, leales, inquebrantables, pero también amistades y enemigos acérrimos. Era un hombre que no se paraba con nada y que tiraba para adelante y eso le provocó muchas enemistades. Tuvo 20 años de juicios de residencia y él se consideraba un hombre que había servido al rey y que había hecho una conquista que no había hecho ni Alejandro Magno. Y es verdad. Es decir, que sus logros de conquista fueron muy superiores a nada de lo conocido. Ni Julio César. Tenía incluso poblaciones nativas que les eran incondicionales y grandes enemigos, empezando por los españoles. Yo creo que se juntaron la envidia y las enemistades. También le creó una gran desazón al final de sus días que le hiciera solo marqués, que es un título nobiliario menor para los logros que él creía que había hecho por la Corona.

‘Las leyes de Indias’, publicado por Julio Henche en la editorial Gadir. (J. I. R.)

P. ¿Por qué España no se ha defendido de la leyenda negra?

R. Somos muy malos propagandistas. No sabemos hacer marketing ni antes ni ahora. España tiene una herramienta para combatir la leyenda negra, que es el Archivo de Indias, donde hay millones de documentos, es un vicio español. Se pensaban que sería bastante, pero claro, esos documentos hay que sacarlos a la luz, que es un poco lo que algunos queremos hacer. España es un país que tiene que aprender mucho del mundo anglosajón, porque somos casi la antítesis en cuanto a marketing y propaganda.

P. ¿Se puede hablar de que hubo integración de los indígenas?

R. Hubo de todo, como dicen las crónicas, quienes los recibieron gustosamente, quienes se escondieron, quienes se enfrentaron. El indígena vio un cambio civilizatorio importante, no solo tecnológico, en lo jurídico, en lo social. Por ejemplo, las leyes prohibieron la venta del pago de deudas y tributos con las mujeres e hijas. Es decir, hay unos cambios sociales importantes. La mujer pasa a ser un sujeto de derecho con las Leyes de Indias. Antes la mujer era una mercancía, un objeto, salvo que perteneciera a una casta de los incas. Se prohíbe el trabajo a los menores de 14 años, mientras que en Inglaterra, hasta 1805, no se prohíbe el trabajo de menores de nueve años en lugares no ventilados.

P. Estará de acuerdo en que hoy esa visión se está revisando por los propios pueblos americanos.

Fuente: https://www.elconfidencial.com/cultura/2024-09-09/colon-pizarro-isabel-la-catolica-colonizacion_3957230/

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