La selección firma otro partidazo en la final ante Inglaterra y reivindica su lugar en lo más alto del planeta fútbol con buen juego, convicción y un gol del alma de Carmona
Las reacciones de la épica victoria de España contra Inglaterra
La Reina Letizia arropa junto la Infanta Sofía a la selección: «Son unas campeonas»
El tanto de Olga Carmona, un gol que vale una estrella
LAURA MARTA / Sidney / ABC
Entra España en el Olimpo, en lo que parecía imposible, en lo que decían que no se podía, en lo que muchas soñaron. España, campeona del mundo por juego, determinación, fuerza, personalidad y un gol de Olga Carmona. Ganan por ellas y por todas las que no lo pudieron hacer antes. Ganan por ellas y por todas las que lo podrán hacer mañana. La eclosión definitiva en un tiempo récord del fútbol femenino nacional para que las prohibiciones, los vetos y las barreras mentales queden hechas añicos para siempre. España es campeona del Mundo
ESPAÑA-INGLATERRA
FINAL DEL MUNDIAL 2023
- España Cata Coll; Ona Batlle, Irene Paredes, Laia Codina (Ivana Andrés 73), Olga Carmona; Tere Abelleira, Aitana Bonmatí, Jenni Hermoso; Alba Redondo (Oihane 60), Mariona Caldentey (Alexia 90), Salma Paralluelo
- Inglaterra Earps; Carter, Bright, Greenwood; Bronze, Stanway, Walsh, Toone (England 87), Daly (Kelly 45); Russo (James 45), Hemp
- Goles 1-0, min. 29, Olga Carmona;
- Árbitra Tori Penso (EE. UU.). Amonestó a Hemp y a Salma.
Los primeros minutos, torbellino inglés, parado con clase por la defensa y la posesión españolas. Acoso y derribo en el centro del campo. Una de Hemp que ataja Cata Coll. Sin tregua ni respiro. Ninguna de las dos tan cerca de la Copa como en este partido. Se entendía.
Iba a tener más de un encontronazo Salma con Carter y Greenwood, como Paredes con Russo y Hemp, mucho trabajo en las áreas. Inglaterra presionaba con todo, al límite de lo legal incluso. España aguardaba tensa el balón. Y aguijoneaba cuando se despegaba de los marcajes. Salma por todas partes, que ya el planeta ha aprendido a decir su nombre sin equivocarse. La sensación de este Mundial, que ha copado portadas de los diarios y radios australianas; que ha vuelto locas a las defensas rivales, que es un enigma para los entrenadores porque hay pocas cosas que la frenen, tan irreverente como fantasiosa con el balón en los pies.
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El control era español, pero el peligro llegó de los pies de Hemp, disparo al larguero en el 16. Pero si esta España está en la final es porque ni teme ni se viene atrás. En la siguiente jugada, Mariona centra y el balón se pasea por el área pequeña, no llega Salma y Alba Redondo choca su disparo con el pie de Earps. Lo dicho, sin respiro.
No quería Wiegman sorpresas y había estudiado a esta España que, decía, no le presentaba demasiadas novedades con respecto a otros encuentros. Presionó a Aitana, dejándola sin aire, pero España había demostrado ser un conjunto de 23. Y los aguijonazos siguieron llegando hasta que penetraron en la defensa y el corazón ingleses. Un disparo cruzado de Olga Carmona después de un desmarque en carrera a pase de Mariona que revolucionó al personal y bajó los humos a una Inglaterra malhumorada, encendida Earps sobre sus compañeras tras el tanto.
Se soltó España, vuelta al control y al balón, y acogotó a Inglaterra, desequilibrado su plan por un zurdazo. Intentó recuperar la compostura, primero con una llegada por la derecha que Toone, en fuera de juego, no acertó a rematar. Se volcaron sobre Russo, balones al centro del área para que la estrella inglesa diera el alivio. Pero la ‘poca novedosa’ España plantó fortín atrás y aún tuvieron una última ocasión las del de Vilda, un disparo, con la derecha, que golpeó en el palo por fuera.
Recargó pilas España en el vestuario, pero no cambió ni el plan ni la dinámica. Eran las de Vilda dueñas del balón, de la salida con pases y toques de quitarse el sombrero y de las ocasiones. En cuanto Aitana tuvo unos metros, aprovechó para poner el uy en el estadio, su zurdazo desde fuera del área lamió el larguero. No había miedo ni querer defender el gol ni un paso atrás. Al contrario, el empuje, el buen juego y el tesón eran rojos.
De tanto que lo persiguió España, Mariona presionó a Walsh dentro del área y esta tocó el balón con la mano. El VAR no tuvo dudas. Pero sí Jenni Hermoso, que disparó a la izquierda de Earps y esta le leyó la intención. Pero no hubo apagón ni lamentos.
Retumbó el estadio Olímpico de Australia, volcado con Inglaterra en la mayoría de sus 75.784 espectadores. Intentaban reaccionar las de Wiegman, contra el reloj y las circunstancias. Lo intentaba con todo Hemp, pero ahí seguían las ideas claras y compactas de unas jugadoras que han crecido en muchas adversidades y no iban a dejar que se les escapara este partido. A pesar del empuje de la grada inglesa, otro pie de Earps salvó el segundo gol español a disparo de Ona.
Era el control, eran los pases (85 % efectivos los españoles, 79 % los ingleses), eran las ganas, era una España que ha jugado mejor que nadie en este Mundial y que en la final solo tenía que completar esa obra maestra que llevan estas jugadoras en los pies y en la cabeza.
Ni con trece minutos (hubo que atender a Greenwood por una brecha en la cabeza) alargados al partido bajaron ni la intensidad ni los brazos las de Vilda, más enérgico que nunca en la banda, dedo índice a la sien para mostrar cautela en las decisiones que llegaban con el corazón desbocado. Siguió Salma siendo una pesadilla, a pesar de tres marcadoras, que el cuerpo lo tiene fresco (19 años) y las ganas de saber a qué sabe una Copa del Mundo muy altas. Y entre tanto ataque español, a Inglaterra se le iba el tiempo en despejes, rechazos y salidas que no llegaban a ningún lado porque ahí estaba España replegada, estupendas Paredes, Laia (hasta que tuvo que retirarse por lesión), Mariona y Olga. Y hasta Salma si hacía falta, que a todo llega la zaragozana. Y si hay una última para Inglaterra de córner, ahí está Cata Coll. Que también ha todo ha llegado en este Mundial. No sabían que no se podía.
Y con el pitido final, la locura. El sueño ya no lo es, que se ha trabajado mucho para construirlo. El banquillo en pie, abrazos por doquier. Corro para el equipo técnico, montaña de ilusión para las jugadoras. Eso era un equipo, decían. Esto son las campeonas del mundo.
Es todo lo que significa para las mujeres deportistas españolas. Para las futbolistas de ahora y para las que quieran serlo. El primer partido datado en España es de 1914, las Spanish’s girls, recuerda el historiador y divulgador Carlos Beltrán. Después, prohibición desde 1936 hasta el primer partido más o menos oficial de la selección en 1983. En los 90, era difícil encontrar un equipo solo femenino y se cerraron muchas puertas, muchos talentos. En 2023, campeonas del mundo. El fútbol ya es un sitio para ellas, para todas.