Un estudio sobre el impacto social en el bienestar emocional elaborado por TherapyChat revela cuáles son los colectivos que más acuden a terapia
ABC / BIENESTAR
El complicado contexto socioeconómico unido a la progresiva normalización de la expresión de las emociones ha colocado a la salud mental en el centro del debate público, acabando así con los estigmas que tradicionalmente tenía asociados y provocando un auge de la demanda de psicólogos on line. Al menos esto es lo que se desprende de las conclusiones del i Estudio del Impacto Social en el Bienestar Emocional realizado por TherapyChat.
Según este informe, sólo en 2022 hubo un incremento del 70% de personas que decidieron empezar un proceso terapéutico on line con respecto al año anterior. Además, de todos los pacientes que solicitaron terapia, más del 50% pertenecen al grupo de edad de entre 25 y 34 años, seguidos por los más jóvenes (menores de 25 años), con un 22% y por el grupo de los que se encuentran en el rango de entre 35 y 45 años, con un 20%. Los mayores de 45 años son los más reacios a solicitar servicios psicológicos on line, si bien los datos del informe revelan que poco a poco van superando la barrera social que históricamente han tenido en torno a este asunto.
En todos los casos fueron las mujeres las que registraron una mayor demanda de terapia en 2022, un total de 68,9% de mujeres frente a un 31,1% de hombres. Si bien los autores del informe explican que a pesar de este dato, los pacientes masculinos aumentaron 3 puntos porcentuales con respecto al año pasado.
Sobre estos datos, la psicóloga sanitaria y Chief Content Officer de TherapyChat, Isabel Aranda, apunta que deben hacerse algunas consideraciones culturales en el hecho de que las mujeres estén más sensibilizadas por cuidar su salud psicológica: «Siempre se ha permitido a las mujeres ser más expresivas con respecto a sus sentimientos y estados de ánimo, mientras que ha habido un fuerte prejuicio a favor de que los hombres sean más racionales y menos expresivos», apunta.
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Además, según matiza, es cierto que se dan factores neurofisiológicos que hacen que las mujeres tiendan a darse cuenta de esta información con más facilidad y a ponerle atención, lo cual, según aclara Aranda, no significa que no sean perfectamente racionales, sino que simplemente ponen más atención a la información que tiene que ver con las relaciones y los estados personales.
Problemas que se tratan
Entre las cuestiones más tratadas, según revela el estudio, destacan la autoestima, cuya demanda ha aumentado en un 24% en comparación con 2021; la ansiedad, que lo ha hecho en un 21,7% y la terapia de pareja, cuyo porcentaje de demanda asciende ya al 17,4%.
«Siempre se ha permitido a las mujeres ser más expresivas con respecto a sus sentimientos y estados de ánimo, mientras que ha habido un fuerte prejuicio a favor de que los hombres sean más racionales y menos expresivos»
Isabel Aranda Psicóloga sanitaria
Esta última cuestión, la terapia de pareja, está liderada por las edades más adultas, de 35 años en adelante, que acuden en busca de ayuda empujados por varias cuestiones que desvela Aranda: «En primer lugar por la aversión que las personas maduras pueden tener el cambio. Prefieren mantenerse, si es posible en lo mismo, no están tan predispuestos como los jóvenes al cambio. Si la pareja lleva tiempo junta, es fácil que se den la oportunidad de resolver los problemas en vez de huir de ellos», comenta. Aunque también hace referencia a factores culturales pues han tenido como modelos sociales prioritarios las parejas estables y también se ven influidos aún por factores económicos que les lleven a trabajar por el mantenimiento de la pareja. Y a esto habría que sumar el hecho de que tengan hijos en común, pues ese es un factor de mucho peso a la hora de apostar por gestionar las diferencias y encontrar la forma de manejar la relación lo mejor posible, no tanto para seguir juntos sino para separarse con una buena calidad relacional.
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En el caso de los más jóvenes son la ansiedad y la autoestima los temas más demandados y esto podría deberse, según analiza Aranda, a esta cuestión de fondo: «Entre la generación Z y los millennial es frecuente encontrar personas a las que no han enseñado a lidiar con la incertidumbre y la frustración, entre los que existe la costumbre de conseguir lo que quieren de forma inmediata y de evitar que una negativa les perturbe«, señala. Y no solo eso sino que, como apunta la experta, son más críticos con la autoridad y experimentan un mayor desacuerdo con los deberes laborales, que entran en colisión con los mensajes de libertad e independencia que reciben de las redes sociales. Además, son generaciones que cuentan con la ventaja de desarrollarse en un entorno en el que cada vez existe más concienciación sobre la salud mental y la importancia de cuidarla.
Profesiones con más impacto en la salud mental
El trabajo y el entorno social son las principales fuentes de riesgo psicosocial que afectan al bienestar psicológico, además de ser los principales causantes de alteraciones como el estrés y la depresión. En este sentido, el sector de la educación (profesores, maestros y educadores), así como el de managment & executive (directivos, consultores, analistas, gestores, gerentes…) se sitúan en la parte alta de la lista, pues son los que más demandan terapia, con un 13% en ambos casos. A ellos les sigue el sector sanitario, con un 9%, seguidos del sector de atención al cliente (recepcionistas, operadores, camareros…) y administración, con un 8% en ambos casos.NOTICIA RELACIONADA
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Así, como explica Aranda, ciertas profesiones en las que la exigencia de la tarea requiere una alta carga cognitiva o una alta carga relacional tienen más propensión a provocar estrés y, en algunos casos, burnout. «La ansiedad puede tener el origen en las condiciones del trabajo o verse agravada por estas cuando su origen se debe a otros factores, como son las dificultades con la pareja, los hijos, los padres, una enfermedad, etc», afirma Aranda.
Por eso la experta incide en la necesidad de diferenciar claramente entre la felicidad como balance que hacemos de sensaciones positivas y negativas y el bienestar emocional y mental, que se consigue cuidando nuestra mente, aprendiendo a pensar en positivo, relativizando los pensamientos y autogestioándonos emocionalmente.