Los Periodistas

‘En busca del origen del lenguaje’: una historia neurológica y moral del monito hablador | El Mundo

Sverker Johansson sintetiza cómo el ser humano encontró en la comunicación una ventaja evolutiva.

LUIS ALEMANY / Madrid / EL MUNDO

¿Qué sabemos de los neandertales? Sabemos que eran rubios y que tenían las frentes bajas y las caras convexas; sabemos que iban erguidos como los homo sapiens; y sabemos que perdieron la Historia. Los sapiens sobrevivieron y los neandertales desaparecieron. Sin embargo, no debieron de ser menos inteligentes. Los genes neandertales están en cualquier humano que no sea exclusivamente africano, lo que hace pensar que las dos especies se aceptaban como amantes y que aceptaban y cuidaban de los hijos mestizos.

Los sapiens ya hablaban. ¿También los neandertales? No hay razón para creer que no, ya que su aparato fonador estaba desarrollado. ¿Es posible saber cómo hablaban? No aún, pero ya hay investigadores que analizan las lenguas de comunidades genéticamente más neandertales que otras para encontrar patrones de semejanza gramatical.

Historias así son las que recorren En busca del origen del lenguaje, el libro del investigador sueco Sverker Johansson (editado por Ariel) que sintetiza el proceso con el que los humanos aprendimos a hablar. ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Por qué y para qué? En realidad, el libro de Johansson empieza como la historia de una tecnología genética y acaba por ser un ensayo moral sobre lo que significa ser humano.

«Sabemos las regiones del cerebro que se activan con el lenguaje pero los detalles son poco claros», explica Johansson. «Se supone que el lenguaje está en el lado izquierdo del cerebro, cerca del oído, en un punto que no está muy claro. Pero no sólo está ahí ni siempre está ahí. Muchos zurdos tienen el lenguaje en el lado derecho del cerebro. Y hay gente que lo tiene en los dos lados. Sabemos de niños que han tenido lesiones cerebrales que afectaron a esa región y que aprendieron a hablar. El cerebro encuentra soluciones diferentes a sus retos, es flexible».

Si a Johansson se le pregunta cuáles son las grandes incertidumbres que le gustaría despejar sobre la conquista del habla, da dos respuestas: una neurológica y otra antropológica. «Me gustaría saber exactamente qué pasa en el cerebro. Supongo que pronto avanzaremos en esa cuestión. Y me gustaría saber cómo empezó el lenguaje, pero eso será más difícil de saber. Mi opinión, hasta ahora, es que la lengua se construyó lenta y gradualmente, igual que construimos maneras de comunicarnos en un país cuyo idioma ignoramos».

En realidad, las dos cuestiones están ligadas: «Hace 100.000 años ya teníamos el mismo equipamiento cerebral para el habla», explica Johansson. ¿Qué equipamiento? «Hay quien cree que los humanos tenemos la gramática preescrita en el cerebro. Otros creemos que no tenemos una gramática, pero sí una capacidad de aprender gramática, unas herramientas que pueden resolver la lengua como problema. Lo contrario es problemático en una lógica evolutiva. Esa capacidad gramática sólo tendría función si tenemos lenguaje. Pero no podemos tener lenguaje sin gramática. Estaríamos en una especie de cortocircuito darwiniano».

«Nuestra condición social existía antes que la lengua»; continúa Johansson. «La lengua es la consecuencia de nuestra sociabilidad. Piense en los monos: los monos viven en grupo pero no se ayudan tanto, no confían mucho unos en otros. A los humanos nos convenía vivir juntos, ayudarnos y cuidar unos de los otros. Nos encontramos con la lengua y resultó ser una ventaja evolutiva. En una comunidad pequeña, es fácil saber en quién confiar. Con 200 personas, no. La lengua nos ayudaba».

-Esta mañana escuché en la radio una pieza para violonchelo inspirada en el canto de las ballenas. ¿Qué nos dice el habla de otras especies en esta historia?

-La lengua humana es algo especial en el mundo animal. Permite mentir y decir la verdad. Requiere de fe. Muchos animales se pueden comunicar, se cuentan cosas. Pero sólo se cuentan una cosa o dos cosas. Se mandan señales de aviso: viene el leopardo. O pueden decirse: allí hay comida. Desde luego que no pueden decir «viene un lobo» si no hay lobo. Las abejas pueden ser muy precisas y decir dónde exactamente está la flor. Pero no pueden discutir. A los delfines no los hemos descifrado aún. Puede que tengan un lenguaje más complejo, más poderoso».

Ya que hablamos de la música. ¿Qué pasa con la belleza? ¿Desde cuándo trata el humano de comunicarse bellamente? «Desde muy pronto. El sentido y el deseo de la belleza está en los neandertales, que se maquillaban. Estar guapos ya significaba algo para ellos. Y si tenían un deseo de belleza, estoy seguro de que utilizaban todas sus herramientas para lograrlo. Por eso, todas las culturas cantan. El sentido de belleza es también una ventaja evolutiva».

Una sorpresa final: Sverker Johansson es físico y tiene fama por ser el mayor impulsor de Wikipedia a través de una herramienta que clona artículos. Entonces, ¿lo de la lengua…? «Fui siempre muy curioso. ¿Por qué el mundo es como es? Empecé a trabajar con las lenguas hace 30 años y descubrí que era una propiedad que dice mucho de quiénes somos».

Fuente: https://www.elmundo.es/cultura/2021/02/22/6032a726fc6c83ec178b45a6.html

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio