La sucesión en Puebla y MORENA necesitan de un Ulises, como en La Odisea, que resista el canto de las sirenas.
Por Jesús Manuel Hernández
La provocadora invitación del gobernador Barbosa Huerta a los interesados en participar en la carrera para sucederle en el 2024, ha tenido resultado satisfactorios, sobre todo para él, y alimentan, sin duda, el ánimo de seguir cooptando voluntades y dirigiendo la sucesión al estilo personal.
El gobernador seguramente leyó de joven a Homero, La Odisea, esa magnífica obra de la literatura griega tan ilustrativa de la condición humana.
Itaca bien podría identificarse ahora como Casa Aguayo en el 2024, y los personajes que buscan llegar a ella quieren convertirse en el Ulises elegido.
Siete personajes, según los expertos, son quienes han sido revelados en un acto semi iniciático a sotto voce, ni uno más, se ha dicho, quizá por el momento, faltó agregar.
Y así cada uno de los siete magníficos intenta meterse en el papel de Ulises.
Quizá haya hecho falta la advertencia de no dejarse engañar en este viaje sin retorno.
Quizá a ninguno les ha sido advertido que en el camino deben taparse los oídos, no sucumbir a los encantos de las voces, los cantos de las sirenas, solo uno de ellos, quizá el ausente, podrá terminar el camino sin sufrir las consecuencias de la seducción de las voces que le animan a buscar a fondo el poder.
Ulises atado en el mástil ilustraría que la meta es solo una y no debe desviarse, no perder de vista Itaca, o sea Casa Aguayo.
De la mitología griega se han tomado muchas reflexiones aplicadas coloquialmente a la vida de los políticos, sobre todo los mexicanos y por ende los poblanos.
Las sirenas poseedoras de bellísima voz, eran capaces de embrujar a los hombres, o mujeres en este caso; los tonos emitidos desde sus gargantas son capaces de crear un estado hipnótico.
A los políticos les queda como anillo al dedo aquello de “no escuchen el canto de las sirenas”, pues como escribió Arturo Pérez-Reverte en “La Reina del Sur”: “Y es que en cuestión de mujeres, a veces oyes canto de sirena y te sale loba de mar”.
El escritor argelino Mohammed Moulessehoul, para evitar la persecución en su país empezó a escribir con un pseudónimo, “Yasmina Khadra” (jazmín verde) para seguir creando opinión política en su país y otros de la región. Una de sus principales obras es “La última noche del Rais”, la historia de un déspota gobernante de Libia. Uno de los párrafos de la motivación del principal actor dice así: “El pueblo es un canto de sirena. Su fervor es una adicción perniciosa. Es el vicio por excelencia de los egos exaltados, su nirvana de una noche y su perdición programada”.
Para Khadra,un soberano no puede tener amigos, solo enemigos que conspiran a sus espaldas y oportunistas que arriman el ascua a su sardina… “El infierno está empedrado de buenas intenciones”, afirma para explicar que de nada sirven las buenas intenciones si no van acompañadas de obras. Dicho de otra forma, explica Khadra “no sigas los cantos de las sirenas”.
Y el tema se podría aplicar casi textualmente al caso de la sucesión de Puebla.
El gobernador alentó a los interesados, casi los fue designando a su libre albedrío para quitar fuerza y seguidores a Nacho Mier y Alejandro Armenta, que se salieron del corral. A otros cinco políticos les fue revelado el camino a Itaca y empezaron a cantar las sirenas.
Y mientras eso sucede, un personaje, no mencionado, no revelado, no anotado prácticamente por nadie, anda en plena actividad recorriendo las cabeceras distritales, los puntos más alejados, lo reciben con incienso para quitarle las malas vibras de la ciudad, le cuelgan collares de flores, le organizan porras y le agradecen y casi le veneran por los “milagritos” que lleva en sus visitas a nombre del Señor Gobernador”.
En los últimos dos años ha sido el poblano que más ha aparecido en las mañaneras de Barbosa Huerta. Sus orígenes no le son ajenos a la clase política y sus apellidos tampoco.
¿Será que de los siete magníficos habrá quien escuche el canto de las sirenas y empiecen a morir ahogados en el camino a Itaca?
Pues si así fuera, valdría la pena ir colocando el nombre del “doctorcito.
Una anécdota:
Venía la sucesión de Guillermo Morales Blumenkron. En la lista había varios nombres, pero el que más peso y equipo tenía era Carlos Fabre del Rivero, un abogado con buena trayectoria, fundador con Ángel Aceves y otros del Grupo 68. Fabre había colaborado con Luis Echeverría Álvarez en su campaña presidencial como Secretario Auxiliar, de ahí pasó a ser Oficial Mayor de la Secretaría de Industria y Comercio desde donde entre 1973 y 74 buscó el apoyo para ser el sucesor de Guillermo Morales Blumenkron.
Torres Manzo y Pepe Campillo Sáinz lo apoyaron, pero fundamentalmente fue Mario Moya Palencia, Secretario de Gobernación, quien lo impulsó.
Los amigos de Carlos Fabre supieron del destape in pectore y quisieron sorprenderle y se adelantaron a los tiempos, mandaron a hacer propaganda de su presunto destape.
Pero he aquí que Moya Palencia recibió instrucción del Presidente Echeverría quien se había enterado del “adelanto” y entonces le llamaron a Gabriel Guarneros quien era el delegado de Investigaciones Políticas y la Federal de Seguridad, le dieron instrucciones de ir a la caseta de San Martín Texmelucan, identificar el vehículo en el que regresaba a Puebla el senador Alfredo Toxqui Fernández de Lara y comunicarle, escoltado, que se regresara a Gobernación con Moya Palencia.
Las “palabras mayores” fueron escuchadas por el doctor Toxqui y Carlitos Fabre se quedó con la propaganda impresa. Y es que, escuchó el canto de las sirenas.
Mientras tanto, Marko Cortés alienta la recarga de los cartuchos quemados del PAN en un intento por hacerlo competitivo, algo que se ve muy lejano.
O por lo menos, así me lo parece.