El acuario es un proyecto de asociación público-privado, en el cual 70% de la inversión total que ascendió a 1,800 millones de pesos fue privada y el 30% de la Secretaría de Turismo (Sectur) y de Banobras.
PATRICIA TAPIA CERVANTES / FORBES
En Mazatlán, Sinaloa, se ha puesto en marcha el acuario más grande de México y Latinoamérica en una superficie de 26,000 metros cuadrados, el cual está dedicado al Mar de Cortés.
El Gran Acuario Mazatlán alberga a 200 especies, pero éste no solo tiene un fin turístico, su principal objetivo es el estudio y conservación de éstas, para lo cual se creó el Centro de Investigaciones Oceánicas del Mar de Cortés.
El acuario es un proyecto de asociación público-privado, en el cual 70% de la inversión total que ascendió a 1,800 millones de pesos fue privada y el 30% de la Secretaría de Turismo (Sectur) y de Banobras.
El edificio consta de 19 salas, en las cuales hay tres hábitats: tierra y bosque; costas y mar abierto. Para alimentar el acuario cada hora se filtran 4.5 millones de agua del mar.
El recinto acuático abrió sus puertas al público el pasado 6 mayo, pero la inauguración formal se realizó ayer ante la presencia del gobernador del estado, Rubén Rocha Moya y el secretario de Turismo, Miguel Torruco, este último consideró que el acuario puede ser una ancla turística del estado.
A casi un mes de estar abierto al público, se confirma esta vocación turística, ya que 90% de los visitantes son extranjeros y sólo 10% son locales.
Rafael Lizárraga Favela, director ejecutivo del Gran Acuario Mazatlán, señaló que esperan llegar a 900,000 visitantes al año, ahorita se están recibiendo 2,600 en promedio al día.
“Es la ventana oceánica más grande de Latinoamérica hace sin lugar a dudas la experiencia del visitante algo único, además de disfrutar su recorrido, sale con la posibilidad de aprender más del medio ambiente, entender más de la conservación, el acuario se convierte en ese producto turístico que viene a reforzar la competitividad del destino”, indicó.
SE LOGRÓ LA HAZAÑA
Tras 10 años de plantar la semilla, el proyecto impulsado por el empresario Ernesto Coppel Kelly, fundador y presidente del Consejo de Administración de Grupo Pueblo Bonito, por fin vio la luz.
La construcción duró cerca de 5 años y el diseño arquitectónico estuvo a cargo de Tatiana Bilbao Spamer, quien se inspiró en una visión futurista.
“En el año 2289 nosotros descubrimos este edificio, no sabemos para qué, ni con qué propósito, ni para qué se usó, pero sabemos que en el 2100 el agua de los mares aumentó y tomó el edificio, estuvo hundido por un periodo largo y cuando lo hallamos, muchos rastros de vida seguían ahí, decidimos solo abrir paso para que los humanos pudieran entender y ver cómo esa vida se había apoderado de ese edificio construido en 2023”, esta es la historia que cuenta Tatiana Bilbao con su diseño.
La arquitecta agregó que uno de los principales desafíos para esta narrativa que se eligió para el diseño del Gran Acuario Mazatlán, fue el surgimiento de la complejidad, el entender cómo poder generar un espacio que contuviera a un ecosistema y sobre todo acercar a las personas y ser parte de éste.
“Es el ecosistema que existe en esta región, no estamos recreando nada, es simplemente abrir una plataforma para que ese ecosistema pueda verse y disfrutarse”, comentó Bilbao Spamer.
“La vida en este edificio se quedó para siempre”, es una las muchas frases grabadas en las paredes del acuario que se espera pueda ampliarse hasta los 50,000 metros cuadros en 2024.