EN SU TINTA
Domingo Marchena / COMER
La guerra angloestadounidense de 1812 es una de las menos estudiadas por los escolares de ambos países, aunque dio lugar al nacimiento del tío Sam como personificación de Estados Unidos y acabó como acaban casi todas las guerras (los dos bandos se arrogaron la victoria). Desde entonces, los dibujos que encarnan a este personaje, y en particular la icónica caricatura que pronto veremos, se han reproducido como conejos.
La imagen del tío Sam ha servido para reclutar a jóvenes y apoyar el esfuerzo bélico de EE. UU. en todos los conflictos de los últimos doscientos años. Quintaesencia del imperialismo militar y económico, su figura ha sido venerada, parodiada o ridiculizada en la cultura pop, en la publicidad, en películas y canciones (en una de las más recientes, Tío Sam, el venezolano Ilan Chester le acusa de “tirar la piedra y esconder la mano”).
El uso de figuras alegóricas de animales o personas para representar una nación o un gobierno tiene una larguísima historia y se remonta a la loba de la Roma clásica. Pero pocos símbolos han llegado hasta nuestros días con la fuerza del tío Sam. En vida jamás se hubiera imaginado tamaño honor el matarife, carnicero y empresario cárnico Samuel Wilson (1776-1854), el personaje real que dio lugar a esta historia.
Hijo de emigrantes escoceses, el estadounidense Samuel Wilson, Sam como lo conocían sus vecinos de la ciudad de Troy, en el estado de Nueva York, suministró carne envasada a las tropas de su país durante la guerra contra Gran Bretaña de 1812. Los barriles que salían de su matadero a orillas del río Hudson llevaban la inscripción U.S. (United States), pero una leyenda popular y no contrastada dio otra explicación a esas siglas…
Según esta creencia que hace realidad el conocido dicho italiano de se non è vero, è ben trovato, un soldado preguntó qué significaban esas letras y otro le contestó: “Es la carne que nos envía el tío Sam” (uncle Sam). No hay forma de confirmar la historia e incluso algunos especialistas aseguran que la expresión tío Sam para referirse al gobierno de Estados Unidos ya había sido usada antes de 1812, pero se non è vero…
“El propio Congreso de EE. UU. aprobó en 1961 una resolución que adoptó este relato como la versión oficial”, recuerda Natalie Elder, gerente de colecciones del Museo Nacional de Historia de Estados Unidos, que añade que la Biblioteca del Congreso tiene “una extraordinaria colección de imágenes sobre John Bull y el tío Sam” (John Bull es a Gran Bretaña lo que el tío Sam a Estados Unidos). Todos esos dibujos pueden verse aquí.
El tío Sam en la revista ‘Puck’
La explicación de tres ilustraciones
1
El tío Sam ayuda a las niñas Filipinas, Puerto Rico y Cuba, entre otras, a subirse a un carro con Hawái y otros menores. Un hombre (la intervencionista “doctrina Monroe” adorna su sombrero) pregunta si el vehículo no está ya demasiado lleno.
2
Un agricultor con el rostro del vigésimo octavo presidente de EE.UU., Woodrow Wilson, dirige los caballos Senado demócrata y Cámara demócrata al arado Promesas de reforma agraria, junto al cual aparece un ufano espectador, el tío Sam.
3
El tío Sam duerme junto a un águila calva o de cabeza blanca (otro símbolo), mientras sueña con conquistas y con tener bajo control al británico John Bull en aplicación de la doctrina Monroe: “América para los americanos” (para EE.UU., vaya).
No es baladí que una museóloga como Natalie Elder cite a las primeras de cambio a John Bull. Digámoslo ya: la versión más famosa del dibujo es un plagio. Su representación gráfica se popularizó tras la guerra de 1812, que acabó en tablas y en la que los únicos perdedores fueron los indios usados como carne de cañón por un bando y otro. Los primeros tíos Sam aparecieron en semanarios como Puck, editado entre 1876 y 1918.
Esas ilustraciones ya tenían una enorme carga política, pero no le llegan a la suela de los zapatos a una que asentó para siempre al tío Sam en el imaginario colectivo global, no solo de Estados Unidos. Se trata de un cartel que ha visto todo el mundo, obra de James Montgomery Flagg, que fundió las caras de Sam Wilson y de Abraham Lincoln: el rostro ojeroso, delgado, de un hombre de mirada fija, pelo blanco y perilla canosa que nos señala…
James Montgomery Flagg hizo la ilustración para la portada de otra revista, Leslie’s Weekly, que la publicó el 6 de julio de 1916 con la frase “¿Qué estás haciendo para prepararte?” (hacía solo tres meses que el país había entrado en la Primera Guerra Mundial). Pero el cartel, del que se acabaron imprimiendo cuatro millones de copias entre 1917 y 1918, se popularizó con otra leyenda: “Te necesito para el ejército de Estados Unidos”.
El dibujante se inspiró descaradamente en un póster anterior de reclutamiento en el que aparecía en una pose idéntica y con un mensaje muy parecido el secretario de Estado para la Guerra de Gran Bretaña, lord Kitchener. El artista se limitó a transformar un personaje histórico en otro alegórico, aunque también inspirado en un personaje real, un carnicero de Troy, en el estado de Nueva York, que alcanzó así la inmortalidad.Y para el punto final
Donald Trump revive la doctrina Monroe en su renovado expansionismo
Javier de la Sotilla
Fuente: https://www.lavanguardia.com/comer/20250110/10261040/tio-sam-carnicero.html