Ir a misa y visitar a un anciano solo. Dos momentos importantes para vivir la Jornada mundial de los ancianos este domingo 23 de julio. Entrevista con Vittorio Scelzo de la pastoral de ancianos del Dicasterio Laicos, Familia y Vida.
PATRICIA YNESTROZA / VATICAN NEWS
Tuit del Papa Francisco de hoy: “Renuevo mi invitación a todos —diócesis, parroquias, asociaciones y comunidades— a celebrar este próximo domingo la Jornada mundial de los #AbuelosyMayores, poniendo en el centro la alegría de un renovado encuentro entre jóvenes y ancianos. #laityfamilylife”.
Siguiendo la línea del tuit del Santo Padre, y ante la inminente Jornada Mundial de los ancianos y abuelos que se realizará este domingo 23 de julio, Vatican News ha entrevistado a Vittorio Scelzo, de la pastoral de los ancianos del Dicasterio Laicos, Familia y Vida. Quien en primer lugar nos recuerda, que esta será la primera Jornada Mundial que participará el Papa Francisco, subraya la importancia de esta jornada, sobre todo celebrado a nivel mundial en todas las diócesis.
Será celebrada con dos eventos distintos, la Misa en cada parroquia, en cada diócesis, en cada comunidad eclesial, y en Roma será en la Basílica San Pedro, el domingo 23 a las 10 de la mañana. El segundo momento de la celebración de la jornada es visitar a un anciano solo, la idea de la Jornada es vencer la soledad, dijo Scelzo, la jornada tiene que ser un día sin soledad, un día donde nadie esté solo. Y así se realizará a nivel internacional.
Indulgencia plenaria
La indulgencia plenaria se obtendrá asistiendo a la misa ese día para celebrar juntos la Jornada Mundial y acompañando a algún anciano que se sienta solo. Visitar a un anciano no es sólo un gesto gentil, es algo más, es un gesto espiritual, dijo Scelzo. El tema de la Jornada, es sobre el encuentro entre María e Isabel. Este encuentro, en el Evangelio de San Lucas, es un encuentro dónde está presente el Espíritu Santo. Así visitar a un anciano es algo espiritual, afirmó el encargado de la pastoral ancianos, es un hecho de la iglesia en salida de la que nos habla el Papa Francisco.
Los ancianos y los jóvenes. La JMJ
El Papa en el mensaje de esta tercera Jornada Mundial pidió que no se dejen solo a los ancianos, realizar gestos concretos para abrazarlos. Y en este sentido, el Comité Organizador de la JMJ, atendiendo esta invitación del Papa Francisco, ha insistido lanzando dos iniciativas:
queridosavos.pt – para promover una cadena de oración de abuelos y mayores que acompañen a los jóvenes que parten hacia Lisboa – y un reto en las redes sociales invitando a todos los jóvenes a visitar a sus abuelos antes del día y hacerse una foto o un vídeo con ellos. Será un gesto de solidaridad que los jóvenes vivirán por los ancianos en la JMJ. El Papa sabe que los jóvenes necesitan a los ancianos, así como los ancianos necesitan a los jóvenes.
III Jornada Mundial de los ancianos
Dar más voz a la sabiduría de nuestros ancianos
En un mundo donde se ha globalizado la corrupción, el maltrato de los más débiles, de la naturaleza. Cómo dar más voz a la sabiduría de los ancianos para mejorar este mundo. Considerando que el Pontífice pide continuamente no descartar a los jóvenes y los ancianos, Scelzo recordó que ya visitar a los ancianos que están solos es una manera muy concreta de responder a lo que pide el Papa.
«Buscarlos en sus casas, ver quienes viven sólo que están solteros, averiguar si necesitan de algo, esto es una manera de hacer que estén presentes, y después escucharlos, porque el primer paso para escuchar una persona es ir a visitarla y la sabiduría de los ancianos es muy importante pero no tenemos que pensar que la sabiduría de los ancianos son informaciones que no conocemos, la sabiduría de los ancianos significa el magisterio de la fragilidad del qué habla el Papa Francisco, la idea que se puede vivir como cristianos, se puede hacer una buena vida, se puede ser felices».
La fragilidad de los ancianos choca en un mundo tan consumista, donde la felicidad es posible solo cuando tenemos muchas cosas, señaló por último, la sabiduría de los ancianos nos dice que la felicidad es un pan que se come juntos, que para ser felices todos necesitamos de una ayuda, de una persona alrededor.