El pensamiento mágico ha interesado siempre a la civilización, y algunos decidieron inventar trucos para divertir al gran público y convertir lo sobrenatural en un arte escénico
ADA NUÑO / ACyV
El pensamiento mágico ha formado parte de la historia de la humanidad desde siempre, por muy secularizadas que se encontrasen las civilizaciones. Extremadamente cercana a la religión, aunque también opuesta a ella, la magia se encuentra relacionada con lo sobrenatural y las fuerzas de la naturaleza, y desde los primeros tiempos se creyó que había personas con un don especial que podían jugar a su antojo con ella. Derivada de la palabra ‘magi’, ya encontramos magos en la antigua Babilonia, igual que en Egipto, Roma o Grecia.
Los primeros pueblos antiguos relacionaban esa magia con la sanación o diferentes ritos, en ocasiones basados en la fertilidad. Igual que la astrología y la adivinación, que han formado parte del ser humano desde los comienzos del mundo, esta clase de magia chamánica propia de los pueblos primitivos fue evolucionando progresivamente hasta llegar a la Europa Medieval. Si en un primer momento la magia se veía como algo positivo centrado en la figura del chamán de la tribu, el cristianismo modificó esa creencia para hablar de actividades ocultas y demoníacas centradas en la alquimia y la astrología. Ese temor religioso, unido al pensamiento mágico antes mencionado, provocó una extraña simbiosis y cierto clima paranoide que sabemos de sobra cómo terminó: a lo largo de cinco siglos, miles de personas resultaron procesadas y en algunas ocasiones ejecutadas por tribunales civiles y religiosos, acusadas de practicar malas artes.
El pensamiento mágico no nos ha abandonado todavía, pese a que las sociedades avanzadas se centren en las nuevas tecnologías y hayan dejado a un lado los fenómenos de la naturaleza o la religión. En TikTok, miles de jóvenes se han convertido en tarotistas y expertos en el horóscopo, en una realidad post-covid paradójica en la que las religiones mayoritarias se han apartado a un lado para dar lugar a creencias más individualistas (la carta astral, tu piedra de poder o el signo del zodíaco, por ejemplo) que intentan, como todo, protegernos de la incertidumbre del día a día con fórmulas mágicas y new-age.
La astrología y el tarot vuelven de la mano del covid y el feminismo: «Necesitamos certezas»María Zuil Laura Morales Ilustración: Irene de Pablo
Es inevitable hacer una relación entre los tiempos de crisis e incertidumbre y la creencia en la magia. A principios del siglo XX, en un extraño ambiente post-bélico, con las trincheras de la Primera Guerra Mundial todavía acechando en el ambiente y la muerte de miles de jóvenes europeos, el espiritismo alcanzó unos niveles de popularidad insospechados. A finales del siglo XIX, Allan Kardec comenzó a estudiar diversos fenómenos paranormales en París, como las mesas giratorias. Estas fueron el preludio de las ouijas, algo que se puso muy de moda en la Europa de mediados del siglo XIX, cuando la gente en las fiestas solía acudir a ellas: los participantes se sentaban alrededor de la mesa, ponían las manos sobre ella y esperaban a que se moviera, respondiese preguntas o, incluso, se elevara en el aire.
La cosa fue evolucionando hasta que aparecieron los espiritistas, personas que decían poder contactar con los muertos, que solían sentarse alrededor de una mesa en una habitación oscura y ‘entraban en trance’. Tristemente conocida es la rivalidad entre Arthur Conan Doyle, (cuya mujer era espiritista y estaba devastado por el fallecimiento de su hijo durante la guerra, lo que le hacía ser un creyente fervoroso del espiritismo), con el mago Harry Houdini, que tachaba todo aquello de patraña. Houdini había comenzado a sospechar de la veracidad del espiritismo cuando una médium le había hablado en inglés por, supuestamente, boca de su fallecida madre, la cual en vida solo hablaba en húngaro.
Houdini, Kardec y unas mesas en las que no se podía comer: la historia del espiritismoAda Nuño
Y hablando de Houdini es que en aquella época la magia no solo servía para asustar o intentar unir a los vivos y a los muertos, sino que cobraron especial interés los trucos de ilusionismo en una sociedad que ansiaba sorprenderse y pasarlo bien y que atravesaba un montón de cambios sociales. La magia como arte escénico, practicada por prestidigitadores, mentalistas o reyes de la evasión intentaba jugar con el ojo humano y ser más rápido que él, y se guardaba el truco alegando el necesario ‘secreto profesional’.
Igual que sucede con la magia, para remontarnos a los primeros rastros del ilusionismo tendríamos que viajar mucho en el tiempo: ya en Egipto se descubrió un dibujo en una cámara mortuoria en la ciudad de Beni Hassan (de unos 4.000 años de antigüedad) en el que se puede observar a dos personas realizando lo que parece un truco de ilusionismo con dos copas. En la corte real del faraón Keops también era habitual que se hicieran trucos de magia, pero los trucos que han llegado hasta nuestros días comenzaron a perfeccionarse para deleite del gran público, en los albores del siglo pasado.
Desde la magia callejera a la magia de salón, el ilusionismo comenzó a adquirir relevancia gracias a figuras mundialmente famosas como el ya mencionado Houdini. Si eres de los que se gusta dejar engañar y no quiere conocer lo que hay detrás de los trucos, no sigas leyendo.
Levitación
Un clásico. El mago en cuestión, sobre un tapete o una alfombra, comienza a levitar ante la mirada perpleja de la audiencia. En realidad, sobre la alfombra suele haber una plataforma metálica con una varilla de acero, cubierta por el bastón o báculo del mago, conectada a otra placa de metal que es donde se encuentra sentado. Y todo esto, por supuesto, se encuentra escondido en la ropa del ilusionista. En el caso de David Copperfield, según se explicó, solía llevar unos cables atados a un arnés en su cuerpo.
Cuando es un ayudante el que levita y el mago el que consigue que lo haga, la fórmula es similar, utilizando un complejo mecanismo con una tabla de acero y un aparato de elevación que se controla con el pie. El diseño en concreto sirve para que el mago puede usar un aro para pasarlo por el cuerpo de la persona y que parezca que no hay más que magia detrás del sorprendente truco.
Cortar a alguien por la mitad
La ayudante (generalmente es femenina) se introduce en una caja que el mago, con una sierra, cortará para dejar el torso y la cabeza a un lado y las piernas por otro. Es uno de los trucos más famosos y antiguos (ya era popular en el siglo XIX) y tiene muchas variantes, que a veces dependen simplemente de la perspectiva. Pero una de las fórmulas más típicas es la de utilizar un tercero, es decir, la primera ayudante guarda sus piernas mientras que en la otra caja se encuentra escondida otra persona que saca las piernas que verá el público.
Palomas que aparecen
Si hay un truco de magia famoso que todo mago que se precie debe hacer, por lo menos alguna vez en su vida, es eso de sacar una paloma de un sombrero (advertencia, no probar con animalistas cerca). El ilusionista canadiense Darcy Oake hizo una variante del clásico truco bastante interesante en ‘Britain’s Got Talent’ que dejó a la audiencia bastante flipada.
En realidad, la pluma que utiliza es conocida como ‘papel flash’, una hoja de papel que usan los magos y que prende creando una gran llamarada de fuego que es la que sirve para ocultar el momento en que se realiza el truco. En este caso, Darcy aprovechó para sacar la paloma de un bolsillo secreto en su manga. Aunque siempre es más divertido, al fin y al cabo, pensar que todo se trata realmente de magia.
Fuente: https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2022-11-03/ilusionismo-trucos-famosos-magia-mundo_3515468/