El Grupo de Puebla ni se ha planteado la expulsión de Alberto Fernández, pero reitera su lucha por la igualdad de género.
CARLOS CUESTA / LIBERTAD DIGITAL
El Grupo de Puebla dice ser muy «feminista». El papel de toda la izquierda y, en concreto, de José Luis Rodríguez Zapatero, es absoluto en este grupo de promoción del totalitarismo comunista en todo el mundo. El propio Pedro Sánchez se ha unido ya personalmente a sus políticas con felicitaciones expresas por su labor. El Gobierno de España y el PSOE, de hecho, cuentan con la secretaria de Estado, Pilar Cancela, y la delegada del Gobierno, Adriana Lastra, entre sus socios fundadores del Grupo de Puebla. Y el comunicado pactado por el Grupo ante el brutal escándalo por las palizas del expresidente argentino, Alberto Fernández, a su mujer reconoce que ni siquiera han expulsado de su organización al que era uno de los miembros destacados de esta asociación de promoción del comunismo. No lo hicieron y fue él mismo el que planteó su salida del Grupo para alejarse de todo escenario político. El comunicado del Grupo de Puebla comienza afirmando que condena «enérgicamente cualquier forma de violencia de género».
Se trata de una fórmula muy habitual en la izquierda para esconder en un todo confuso sus casos de violencia. «La reciente denuncia en contra del expresidente de Argentina, Alberto Fernández, nos sorprende y conmociona por su gravedad. Consideramos estas conductas no solo repudiables e inaceptables, sino completamente contrarias a los valores fundamentales del progresismo», afirma el texto. Pero pronto llegan los matices: «Esperamos que la justicia actúe con celeridad, transparencia, esclarezca los hechos y se otorguen todas garantías al debido proceso para las partes». Para todas, la agredida y el agresor, cosa que el feminismo radical parece reclamar sólo para los casos de su violencia.
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Y llega la frase más delatora: «Hemos decidido aceptar la solicitud de Alberto Fernández de suspender su participación en el Grupo de Puebla». Es decir, que ni se ha planteado su expulsión. «Reiteramos nuestra convicción y compromiso en la lucha por la igualdad de género en toda Iberoamérica», concluye, tras reconocer que no han expulsado a Alberto Fernández, uno de los grandes financiadores de colectivos feministas radicales en su paso por el Gobierno de Argentina. Hay que recordar que el expresidente argentino Alberto Fernández ya no es, ni siquiera, el presidente del Partido Justicialista, el partido peronista. Ha dimitido tras su imputación por un presunto delito de violencia de género y lesiones graves contra su expareja Fabiola Yáñez.
Fernández asegura que no quiere «involucrar a su partido» e insiste en su inocencia. Fernández presidía el Partido Justicialista (creado por Perón) desde marzo de 2021 tras vencer en un proceso en el que su lista fue la única que se presentó a la elección. Su expareja, por su parte, ha aportado testimonios y pruebas de palizas y vejaciones continuas. Incluso unas conversaciones deslizan que la vicepresidenta Kirchner conocía la agitada vida sentimental de Fernández.