Los antecedentes de Javier N. (antes López Zavala) se remontan el surgimiento del marinismo y pretendía ser el enlace de un sistema de complicidades donde figuraban políticos y empresarios de una «Nueva Generación»
Por Jesús Manuel Hernández
Era el mes de octubre de 2001, la cabina de “El Noticiario” en Avenida Juárez, tenía cada semana una mesa redonda con mujeres, coordinada por Catalina Pérez Osorio, asistían a veces Rosa María Avilés, Silvia Tanús, Susana Wuotto, Rocío García Olmedo, Silvia Reina Pacheco, entre otras. El programa era conducido por este reportero.
Cada semana este grupo de mujeres generaba opinión sobre temas cotidianos, locales, nacionales, tenían buena aceptación.
Era temporada de campañas, estaban en juego las diputaciones locales y las Presidencias Municipales de Puebla y algunos candidatos pidieron espacio en el programa de las mujeres.
Tales fueron los casos de Roberto Grajales Espina del PAN y Javier López Zavala del PRI, éste último representante del grupo marinista.
Las preguntas las hicieron las mujeres, ambos candidatos fueron cuestionados y he aquí que esa mañana ellos se revelaron en todas sus incapacidades.
Yo interrumpí y pregunté a López Zavala: En caso de ser electo diputado por el III Distrito ¿reformarías la ley del talión?
Las miradas se centraron en la respuesta “si el pueblo lo pide lo propondría en el Congreso” dijo el hoy llamado Javier N.
Grajales Espina no estuvo al margen, respondió más o menos en el mismo sentido. La entrevista continuó. En la siguiente ronda pregunté “¿Y la Ley de Herodes propondrías reformarla?” y Zavala volvió a responder que “si el pueblo lo pide lo haré”. Y Grajales Espina, en el mismo tono.
A la salida del programa hubo muchas risas, pero también reflexiones sobre la capacidad intelectual de Zavala y el candidato del PAN.
La grabación del programa estuvo resguardada por la oficina responsable de monitorear en aquella época los programas de radio, desapareció, pero una funcionaria me hizo llegar una copia en un cassette que en alguna mudanza de oficinas se extravió, por ahí aparecerá.
De Javier N. se decían muchas cosas en las reuniones privadas de la burbuja de Mario Marín, no era aceptado, lo dejaban fuera del hotel de la 31 oriente o de la casa por la China Poblana, donde se hacían las tenebras. Cuidaba los coches.
Pero fue subiendo de nivel y Marín, influenciado por la bebida, le decía a sus íntimos, Montero, Javier García Ramírez, Alejandro Fernández, Adolfo Karam, Valentín Meneses, Ricardo Velázquez, “ustedes son mis hermanos, pero Zavala (nunca decía López) es mi hijo”, y así lo divulgaron en su momento algunos periodistas, la frase se hizo incluso popular entre la misma familia de Mario Marín.
Marín llegó a gobernador y Zavala fue el principal beneficiado, a los demás les dejó hacer negocios, a él lo perfiló al control político, le dejó la Secretaría de Gobernación.
Se cuentan muchas versiones de la cercanía de Zavala con Marín, algunas en relación a ser el recaudador de los tributos al grupo político. ¿Cuántas bolsas grises de Ermenegildo Zegna, de las grandes, de trajes, repletas de fajos de dinero no llegaban cada semana a su oficina en la planta baja de Casa Aguayo?
En las reuniones públicas, contaban los miembros de la burbuja, Zavala lo “manejaba”, lo “controlaba”, le consultaba todo lo que hacía, y eso despertó rápidamente los celos del equipo.
Hubo quien habló de brujería, de que Zavala tenía dominado a Marín con brebajes, “trabajos”, mujeres y alcohol, para poder él gobernar.
La lista de anécdotas y rumores es muy larga, incluso se habló de rompimiento con Marín y de alianza con Alejandro Armenta en los proyectos comunes, un asunto hoy puesto en el balcón de los rumores.
En términos sociales, hubo algunos empresarios, beneficiados por Marín a quienes les encargaron arroparlo, presentarlo en sociedad, hacerle el caldo gordo y muchos cayeron en la tentación de apoyarlo para seguir haciendo negocios.
Alguno no aceptó, me lo comentó a mí, con estas palabras “es impresentable”.
Las historias que rodean a Javier N. no son viejas, están muy actuales, muchos de los involucrados en la estrategia de la “Nueva Generación de Gobierno”, están vivos y seguramente tendrán cola que les pisen y mucho que contar.
Por lo pronto el presunto responsable de ser el autor intelectual del asesinato de la activista Cecilia Monzón Pérez, espera el juicio, y con ello la caja de pandora del marinismo podría abrirse y empezar a caer figuras empresariales y políticas de lo que intentó ser un grupo compacto, unido por las complicidades para detentar el poder por encima de la ley, como ejemplo está el comité de financiamiento de Zavala y los asistentes a su cumpleaños número 41. Algunos de esos personajes aparecían saludando, apoyando, promoviendo a Javier N. y hoy acompañan o despachan con el gobernador Barbosa, casualidades de la vida, pragmatismo puro.
La detención de Zavala debe tener preocupados a muchos.
O por lo menos, así me lo parece.