El ADN de cinco mechones del compositor aclara las circunstancias de su muerte
JOSEP CORBELLA / LA VANGUARDIA
Beethoven tenía el virus de la hepatitis B, además de una predisposición genética a la cirrosis, lo que, sumado a su elevado consumo de alcohol, explica la insuficiencia hepática que le causó la muerte a los 56 años en 1827. Es la conclusión que se desprende del análisis del genoma de cinco mechones de pelo atribuidos al compositor alemán, realizado por un equipo científico internacional que presenta hoy los resultados de sus ocho años de trabajo en la revista Current Biology.
Los investigadores no han logrado aclarar la causa de la sordera de Beethoven, que se inició en su juventud y se agravó con el paso de los años. Tampoco de los problemas gastrointestinales recurrentes que le aquejaron, aunque el análisis de su genoma descarta que fuera celíaco e indica una baja probabilidad de enfermedad inflamatoria intestinal.
Pero han descubierto que pudo ser un hijo ilegítimo, ya que su cromosoma Y es diferente del de otros hombres de su familia. Y que no sufrió una intoxicación por plomo, como se dedujo de un estudio anterior de un mechón que ha resultado ser falso.
El análisis del genoma no ha aclarado la causa de la sordera del compositor
Fue el propio Beethoven quien pidió que se hiciera pública su sordera tras su muerte, recuerdan los investigadores en Current Biology. Esto les motivó a aplicar técnicas de análisis de ADN antiguo a ocho mechones presuntamente correspondientes al compositor.
Cinco de ellos son de un mismo hombre, con ancestros procedentes de las mismas regiones que la familia de Beethoven, y con un nivel de degradación del ADN que indica que son de hace unos doscientos años. Esto, junto a los detalles conocidos sobre el origen de los mechones, “nos indica que son auténticos con una seguridad casi total”, declaró ayer en rueda de prensa Tristan Begg, primer autor del trabajo, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzig (Alemania) y de la Universidad de Cambridge (Reino Unido).
El análisis de otros dos mechones no ha podido confirmar que sean auténticos.
El que seguro que es falso es el mechón de Hiller, el más famoso de los atribuidos a Beethoven, que el joven músico Ferdinand Hiller supuestamente cortó tras la muerte del maestro y que, tras una azarosa historia, acabó siendo vendido por 7.300 dólares en una subasta en Sotheby’s en 1994. Ha resultado tener dos cromosomas X, lo que indica que es de una mujer.
Beethoven, que consumía alcohol en abundancia, tenía una alta predisposición genética a la cirrosis
El análisis de los mechones considerados auténticos ha revelado que Beethoven tenía la alteración genética que más aumenta el riesgo de desarrollar cirrosis, situada en el gen PNPLA3. Había heredado esta alteración tanto de su padre como de su madre, por lo que la tenía repetida en las dos copias del gen.
Además, se ha encontrado el genoma de virus de la hepatitis B en el llamado mechón de Stumpff, el que tiene el ADN mejor conservado de los cinco y que fue cortado poco después de la muerte del músico. “Como el cabello crece a partir del cuero cabelludo, significa que tenía la infección poco antes de morir”, declaró en la rueda de prensa Johannes Krause, investigador principal del proyecto, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva.
La investigación no aclara en qué momento contrajo Beethoven la hepatitis, pero el hecho de que sufriera un primer episodio de ictericia en el verano de 1821 indica que pudo ser en aquella época, cuando tenía 50 años.
El genoma no aporta nuevos datos sobre cuánto alcohol bebía Beethoven. Sus libros de conversaciones -que llevaba para poder dialogar por escrito con sus amigos- indican que “su consumo de alcohol era muy constante, aunque es difícil estimar la cantidad”, según Tristan Begg. “Probablemente era una cantidad de alcohol que hoy sabemos que es dañina para el hígado”.
Su cromosoma Y no coincide con el de otros hombres de su familia, lo que indica que pudo ser un hijo ilegítimo
“Pensamos que la enfermedad hepática que llevó a su muerte fue producto de la combinación de su predisposición genética, su bien documentado consumo de alcohol y la hepatitis B”, declaró Markus Nöthen, coautor de la investigación.
Sobre la causa de su sordera, no se ha encontrado ninguna alteración genética que pueda explicarla. Las hipótesis de que pudo deberse a la otoesclerosis (enfermedad que afecta a los huesos del oído medio) o a la enfermedad de Paget (que también afecta a los huesos) no se han podido confirmar ni refutar. “Solo hemos podido secuenciar con un elevado nivel de fiabilidad dos tercios de su genoma; no podemos hacer ninguna afirmación definitiva en este momento”, explicó Begg. Los datos del genoma de Beethoven serán de acceso público de modo que, si en el futuro se descubren más alteraciones genéticas relacionadas con la sordera, se pueda comprobar si tenía alguna de ellas.
El famoso mechón de Hiller ha resultado ser falso, lo que desmiente que Beethoven sufriera una intoxicación por plomo
El resultado más sorprendente de la investigación es que el cromosoma Y del compositor es distinto del de otros cinco hombres de la familia Beethoven que se han prestado a participar en el proyecto. Todos ellos son descendientes de Aert van Beethoven (1535-1609), que tuvo cuatro hijos y una hija. Esto significa que, en algún momento entre finales del siglo XVI y el nacimiento de Ludwig en 1770, un hombre ajeno a la familia Beethoven introdujo su cromosoma Y en la familia.
“Si sabemos que ha habido un acontecimiento de fuera de la pareja en algún punto de las siete generaciones anteriores a Beethoven, no podemos descartar que el propio Beethoven fuera ilegítimo”, declaró Begg. “No decimos que lo fuera; solo decimos que es una posibilidad que hay que considerar”.
Fuente: https://www.lavanguardia.com/ciencia/20230322/8844042/genoma-beethoven-revela-murio-hepatitis-b.html