Por Fernando Manzanilla Prieto
En ediciones anteriores de este espacio he escrito sobre el Índice de Libertad Humana, como un indicador que nos permite observar de manera más objetiva las relaciones de la libertad y otros fenómenos sociales y económicos.
En ese sentido es que hoy quiero abordar la esfera del Estado de Derecho, el cual sumado a la libertad y a otros ámbitos como la división de poderes y a la propia democracia, son determinantes para alcanzar un sistema político liberal.
Desde la perspectiva de la Organización de Naciones Unidas (ONU) el estado de derecho puede definirse como “un principio de gobernanza en el que todas las personas, instituciones y entidades, públicas y privadas, incluido el propio Estado, están sometidas a leyes que se promulgan públicamente, se hacen cumplir por igual y se aplican con independencia, además de ser compatibles con las normas y los principios internacionales de derechos humanos”.
El estado de derecho efectivo reduce la corrupción, combate la pobreza y las enfermedades y protege a las personas de las injusticias. Es la base para comunidades de justicia, oportunidad y paz, que sustentan el desarrollo, un gobierno responsable y el respeto de los derechos fundamentales.
Tradicionalmente, el estado de derecho ha sido visto como el dominio de abogados y jueces. Sin embargo, los problemas cotidianos, que nos afectan a todos, como la seguridad, derechos humanos, justicia y gobernabilidad están inmersos en el estado de derecho.
Precisamente por ello, The World Justice Project (Proyecto de Justicia Mundial, o WJP, por sus siglas en inglés) una organización independiente, internacional, y multidisciplinaria que trabaja para avanzar el Estado de Derecho en el mundo, se ha dedicado a medirlo a partir de las experiencias y percepciones del público en general, así como de profesionales y expertos del derecho en todo el mundo.
Para el WJP, el Estado de Derecho trasciende fronteras y se refiere a un sistema de gobernanza en el que se cumplen cuatro principios universales: la rendición de cuentas, leyes justas, un gobierno abierto y mecanismos accesibles e imparciales para resolver conflictos.
En la edición 2021 de este informe, el WJP aplicó más de 138 mil encuestas en hogares y 4 mil 200 estudios a profesionales del derecho de todo el planeta, con el fin de presentar un retrato del estado de derecho en 139 países, proporcionando puntajes y clasificaciones basadas en ocho factores: Restricciones en Facultades del Gobierno, Ausencia de Corrupción, Gobierno Abierto, Derechos Fundamentales, Orden y Seguridad, Cumplimiento Normativo, Justicia Civil y Justicia Penal.
Los resultados 2021 muestran que, por segundo año consecutivo, hubo una caída generalizada del estado de derecho, lo cual se observó en todo el planeta. En las diferentes regiones, la mayoría de los países retrocedieron o se mantuvieron sin cambios.
Es así que en el último año, el 74,2% de los países cubiertos por el Índice reflejaron caídas y sólo el 25.8% mejoraron. Desafortunadamente, los países que experimentaron descensos representan el 84.7% de la población mundial, es decir aproximadamente 6 mil 500 millones de personas.
Es importante considerar que la medición se realizó en un entorno dominado por la pandemia de COVID-19, en el que más de la mitad de los países encuestados presentaron restricciones en diversos ámbitos.
Los tres mejores países del 2021 fueron Dinamarca, Noruega y Finlandia. Por el contrario, República del Congo, Camboya y Venezuela obtuvieron las puntuaciones más bajas.
Entre los países que presentaron una mejora en el estado derecho se encuentran Uzbekistán (4.1 %), Moldavia (3.2 %) y Mongolia (2.0 %). En contraparte, los países con el mayor declive fueron Bielorrusia (-7,5%) y Myanmar (-6,3%). Nigeria, Nicaragua, Kirguistán y Argentina empataron en el tercer lugar de descenso (-3,7%).
A pesar de su gran importancia para la equidad y el funcionamiento de las sociedades, el estado de derecho es notoriamente difícil de definir y medir, sin embargo este estudio nos brinda una clara referencia de dónde estamos parados en esta esfera.
La mayoría de las personas no son conscientes de cómo el estado de derecho afecta los diferentes ámbitos de la vida cotidiana, sin embargo cada día resulta más urgente y prioritario profundizar en este tema que clarifica o empaña la calidad de vida.
Incluso, los países con las puntuaciones más altas en las variables de Estado de Derecho también tienen calificaciones altas en otros indicadores de desarrollo y bienestar. Es decir, hay una correlacción entre estos y los niveles de desarrollo.
Es por ello que en la próxima edición de este espacio me adentraré a analizar el cómo estamos en México en este indicador y sobre todo en cómo afecta la posibilidad de alcanzar, o no, un sistema político liberal.