El té abarca múltiples culturas, pero China puede reclamar, con todo derecho, ser su hogar histórico. En la isla de San Miguel, en las Azores, se encuentra la plantación de té más antigua de Europa. Desde hace 140 años, Chá Gorreana produce té verde y negro en las tierras del archipiélago.
PAUL HACKETT / EURONEWS
En este episodio del programa ‘Crossing Cultures’, los periodistas del equipo de Euronews viajan a las montañas Wuyi, en el sudeste de China, y a la isla de San Miguel, en las Azores, para descubrir los lazos de unión existentes entre Europa y China, a través del té.
«Al abrigo de escarpadas montañas se cultiva uno de los mejores tés del mundo. Descubriré por qué el sabor y el aroma del té Wuyi originaron una historia de amor… no solamente en China, sino también, en todo el mundo», indica el periodista de Euronews, Yegor Shyshov.
«Es esa obsesión perdurable, la que nos lleva a beber millones de tazas al día. Mi viaje me ha traído hasta las Azores, el único lugar de Europa donde el té crece en abundancia», señala el reportero de Euronews, Paul Hackett.
El té abarca múltiples culturas, pero China puede reclamar, con todo derecho, ser su hogar histórico. A lo largo de miles de años, esta bebida se ha arraigado en la cultura china y se ha convertido en parte integrante de la vida cotidiana. Las montañas Wuyi son una de las zonas productoras de té más importantes del mundo. En la zona se cultivan unas 10 000 hectáreas del mejor té.
«En las montañas Wuyi crecen dos tipos de tés. Esta zona es la cuna tanto del té oolong como del té negro», explica Jiang Yuanxun, ciudadano especialista en el procesado del té.
Jiang Yuanxun es el último heredero de una línea ancestral de 24 generaciones, instruidas en el delicado arte de procesar el té. Fueron sus antepasados, hace unos 400 años, quienes descubrieron cómo elaborar el ‘Lapsang Souchong’. Cuando las hojas secas se cuecen sobre las llamas de un fuego de leña de pino, absorben el gusto ahumado, y acaban fermentando hasta convertirse en ‘té negro Souchong’. Introducido en Europa en el siglo XVII, se considera el primer té negro del mundo.
«El té negro chino destaca por sus finas propiedades. Como líquido, es de color rojo brillante o rojo anaranjado. Se puede beber solo o con leche y azúcar», declara Jiang Yuanxun.
En la isla de San Miguel, en las Azores, se encuentra la plantación de té más antigua de Europa. Desde hace 140 años, Chá Gorreana produce té verde y negro en las tierras del archipiélago. Madalena Motta pertenece a la quinta generación de esta empresa familiar. Sus antepasados se dedicaron al cultivo del té, tras el colapso del cultivo de naranjas en la isla. Es época de cosecha, y hay mucho trabajo.
Madalena, ¿cuándo sabe que el té está listo para la cosecha?, pregunta el periodista de Euronews, Paul Hackett.
«Sé cuándo voy a empezar a cosechar, cuando aparecen estos brotes. Cuando empiezan a brotar, sé que es el momento perfecto para empezar a cosecharlo», responde Madalena Motta, directora general de Chá Gorreana.
¿Por qué las Azores son perfectas para cultivar té?, quiere saber el reportero.
«Porque nuestro suelo es ácido, perfecto para la planta. Llueve mucho, hay niebla, y la luz del sol no llega de forma directa. Hay muchos días nublados, como este», afirma Madalena Motta.
Las Azores están situadas, casi a medio camino, entre la Europa continental y América. La producción de té comenzó en el archipiélago hace unos 200 años, y en un momento dado, durante el siglo XIX, un maestro chino de té y su ayudante llegaron a las islas, para transmitir sus conocimientos. Pero… la relación de Portugal con el té es aún más antigua. Fueron los mercaderes portugueses los que empezaron a enviarlo de China a Europa en el siglo XVIII, convirtiendo el té en la primera mercancía verdaderamente global.
El proceso de producción en Gorreana ha cambiado poco en 140 años. Una vez cosechadas, las hojas de té se trasladan desde los campos, y se dejan marchitar durante unas horas.
¡Vaya, qué cantidad de hojas de té, Madalena! ¿Cuánto té produce al día?, interroga el periodista de Euronews.
«En un día cosechamos 2 500 kilos de hojas para elaborar 500 kilos de té. Se necesitan cinco kilos para hacer un kilo de té. Así que, necesito 2 500 kilos de hojas frescas al día», señala la directora general de Chá Gorreana.
Máquinas que datan de los primeros tiempos de la fábrica enrollan las hojas. Esto confiere al té su característico sabor. A continuación, las hojas se dejan oxidar durante un breve período de tiempo. Más tarde, el té es sometido a un último control de calidad, antes de ser envasado.
Saozinha, ¿qué está haciendo exactamente?, pregunta Paul Hackett a una de las trabajadoras de Chá Gorreana.
«Estoy clasificando las hojas y quitando los brotes, que son estos pequeños retoños», responde Maria da Conceição ‘Saozinha’ de Sousa Andrade, empleada de la compañía Chá Gorreana.
De acuerdo. ¿Por qué es importante hacerlo?, quiere saber el reportero.
«Se trata, en mayor parte, de una razón estética, para que el té sea mejor, más negro y de más calidad. Antes contábamos con una máquina, pero no era tan eficiente con respecto a lo que podíamos hacer a mano», explica Maria da Conceição ‘Saozinha’ de Sousa Andrade.
Por fin llega el momento de probar el producto. El reportero de Euronews tiene el honor de servir una taza de té a sus anfitrionas. Dados sus orígenes británicos, al periodista le gusta el té con un poco de leche. Como sugiere Madalena Motta, «cada país tiene sus tradiciones».
¿Qué significa la plantación de té de la compañía Chá Gorreana para usted?, pregunta Paul Hackett a Madalena Motta.
«Este lugar lo es todo para mí, es mi vida, mi pasión, representa lo que voy a hacer hasta que me muera», responde la directora general de la empresa.
Tras su paso por las Azores, el equipo de Euronews viaja de nuevo a tierras chinas, para seguir descubriendo el té de Wuyi.
Comparado con el té tostado a máquina, el té elaborado a mano está lleno de sabor. Además, cada té tiene un gusto único, que es una de las verdaderas peculiaridades del té chino. El té de roca Wuyi, una variedad especial de oolong, se encuentra entre el té verde no fermentado y el té negro totalmente fermentado. Liu Guoying es un maestro en el arte de procesar el té de roca Wuyi.
«Numerosas técnicas intervienen en el procesamiento del té de roca. En primer lugar, las hojas deben marchitarse, después de ser recogidas. El segundo paso es la fina manipulación de las hojas verdes. Ya llevamos tiempo haciéndolo. Este proceso dura más de diez horas. Primero las agitamos para que choquen entre sí. Esto hace que los bordes se vuelvan rojos. Pero… el centro permanece verde. Eso es la semifermentación. También da lugar a la fragancia floral y afrutada única del té oolong» explica Liu Guoying.
El proceso de producción implica más de diez pasos. El principal es el de la fermentación. Esto debe realizarse a la temperatura exacta para que aflore su complejo sabor. Una vez fermentado, el té está listo para el siguiente paso importante: el tostado. Se trata de una etapa crucial, en la que se establecen el sabor y el aroma deseados.
«Hay brasas de carbón debajo. Si la temperatura no es lo suficientemente alta, la capa de ceniza debe ser más fina. En caso contrario, debe ser más gruesa. De este modo, bajará la temperatura», añade Liu Guoying, maestro en el arte de procesar el té de roca Wuyi.
Se utiliza la ceniza para ajustar la temperatura, indica el periodista de Euronews, Yegor Shyshov.
«Así es. Esto hace que nuestro té tenga un sabor más suave, y le aporta su sabor a roca», añade Liu Guoying.
Hay un dicho famoso en las Montañas Wuyi: «Igual que miles de años han enriquecido el confucianismo, el budismo y el taoísmo, las montañas y los ríos han enriquecido el té». Es esa tranquilidad la que se encuentra en el corazón de la apreciación del té, en perfecta sintonía con la cultura tradicional china.