PAULA CARRIZOSA / LA JORNADA DE ORIENTE
Los “túneles” que fueron abiertos y adecuados como elementos históricos en los Lavaderos de Almoloya, mismos que en realidad son antigua infraestructura hidráulica, fueron intervenidos por el hotel Rosewood -al que le fue concesionado el espacio desde 2017- “a escondidas, con el afán de generar dinero no cultura, destruyendo la historia”, señaló Igor Ferrer, colaborador del gobierno de Puebla en el proyecto de recuperación de espacios públicos.
Al anunciar que el gobierno estatal trabaja en un proyecto de conservación e intervención del espacio en coordinación con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Ferrer denunció que hay “un deterioro tremendo en estas obras hidráulicas que fueron disfrazadas como túneles de época para sacar un beneficio económico que veían solamente estas empresas que tenían tomadas los espacios”.
En la conferencia matutina encabezada por el gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta en la que se anunció el trabajo conjunto con el INAH, Ferrer completó que a la par de los supuestos túneles, había una capilla “que fue abierta beligerantemente, a escondidas, sin conocimiento de la autoridad para lograr estos cambios”, que se usaba para las bodas por lo civil, pero que originalmente era una cisterna y que ahora invade y filtra el agua.
A esto, dijo, se suma la corriente eléctrica instalada en el piso de la capilla y del supuesto túnel, lo que hace que sea un peligro para cualquier visitante.
“Lo que sería de risa son las intervenciones en la entrada hacia la cisterna, pues pusieron la piedra que sostiene el arco al revés lo que garantiza que va a colapsar. Lo quitaron para darle mayor vista en la techumbre que es la calle que esta frente a los lavaderos, algo que podría ser letal. Estaba detenido por el ´espíritu santo´, a escondidas con el afán de tener dinero y no cultura, destruyendo la historia de Puebla”, expuso.
En ese sentido, el gobernador Luis Miguel Barbosa señaló que los túneles no eran túneles, sino que eran drenajes y recientemente los hicieron túneles. “Fue una zona que con estructuras no fuertes, porque las técnicas de construcción han ido mejorando, porque cuando estos desagües se volvieron túneles para fines de beneficio turístico de empresas hubo daños estructurales muy importantes, que pueden poner en peligro la zona”, mencionó acompañado por Carlos Palafox, consejero jurídico del gobierno estatal.
Al respecto, el titular del Centro INAH Puebla, Manuel Villarruel Vázquez, aplaudió la recuperación de espacios que “conforman esta historia, esta urdimbre” en la que se fue construyendo la zona urbana, que forman parte de un legado que es necesario conservar. “El ejercicio de certeza jurídica de recuperación de espacios es importante, histórico y justo, pues los espacios se recuperan para el uso de la ciudadanía y empezar a entender la historia”.
Acotó que al INAH le interesa la conservación de los vestigios arqueológicos de los espacios históricos que necesitan de un mantenimiento; indicó que por tanto se buscarán los mejores caminos para la conservación.
Expuso que mediante un recorrido por los lavaderos de Almoloya, lugar donde escurre el agua, en él se habla del origen de la ciudad en un sistema de agua limpia, donde se aprovechaba y se lavaba con jabones que provenían de plantas naturales, por lo que el proceso era biodegradable, se podía aprovechar y devolver el agua que volvía a correr al río, sirviendo para otros usos.
“Es importante, desde el punto de vista histórico y natural, pues hablan de ese dialogo que la humanidad tenía con la naturaleza y los ecosistemas, a la par de que permite que las nuevas generaciones entiendan y se piense cómo volver a dialoga con la naturaleza”, estimó.
Villarruel Vázquez acotó que es necesario hacer un programa de intervención y dictaminación, además de que fue adecuada la medida de atención inmediata como lo fue el cerrar para su revisión los espacios subterráneos para revisar su estabilidad. “Será un rescate ventajoso de la ciudad de Puebla”, concluyó.
A su vez, Enrique Gómez, supervisor del centro INAH, completó que el terreno presenta escurrimientos y ello acarrea un problema de inestabilidad, marcado por la pérdida de tierra entre la bóveda y el piso, que hacen que no exista la conexión con la que la tierra permitía la transición de las cargas. “El haber bajado el piso de los canales convierte a todo el sistema en un riesgo mayor, pues no se tenía previsto su uso como túneles, sino que eran desagües”, expuso.
En su turno, el arquitecto Alberto Miranda, dijo que ya se tomaron medidas de seguridad, a la par de que el tiempo que estuvieron cerrados hizo que se deterioraran con el desprendimiento del material de los supuestos túneles, de los cuales se escarbó y se recubrieron con materiales muy ligeros.
Por último, Alejandro Montiel, el historiador designado por el gobierno estatal, consideró que con este trabajo se han precisado cosas, pues se habían construido leyendas. “La historia de Puebla es suficientemente maravillosa para inventar cosas que no tienen sentido”, dijo y recordó que el Centro INAH Puebla tiene investigaciones sobre esa zona, que podrían ser rescatadas en beneficio del proyecto.
Fuente: https://www.lajornadadeoriente.com.mx/puebla/cambios-en-lavaderos-de-almoloya-destruyeron-la-historia/