LUISA RENTERÍA / LA CAMPIÑA
La tradición de comer tamales el 2 de febrero en México es una actividad que tiene cientos de años de festejarse y que en la religión católica representa el fin del periodo navideño. Entre las actividades más populares en esta fecha son: vestir al niño Dios y llevarlo al templo para ser bendecido; el inicio de una nueva temporada de cosecha para los agricultores y productores del campo y comer tamales con atole como festejo por estas actividades.
Otros de los nombres populares para este día son: Fiesta de Nuestra Señora de la Candelaria, Fiesta en Honor a la Virgen de la Candelaria, Fiesta de la Candelaria o Fiesta de la Luz. Estos nombres tienen origen gracias a que en la religión católica se menciona que después de 40 se dio la “Purificación de la Virgen después del nacimiento de Jesús” (por eso mismo, después de que una mujer da a luz, debe pasar un tiempo de 40 días de reposo o una cuarentena) por lo que visitó el templo para ser purificada cargando consigo unas candelas para ser bendecidas. Otros más señalan las antorchas y candelas encendidas en manos de los fieles.
A pesar de que las representaciones bíblicas son muchas, en la actualidad se han conservado muy pocas. Así mismo, aunque la tradición de celebrar las procesiones con candelas se remonta al siglo VI, en Oriente y Occidente, esta actividad es el resultado del sincretismo entre las culturas judías, europeas y prehispánicas.
Por otro lado, la tradición de consumir tamales relacionado a la buena suerte y festejo se remonta a la época medieval, que según la antropóloga mexicana, Judith Katia Perdigón Castañeda, en su libro, “Mi Niño Dios”, escribe que esta tradición “deriva de otra que existía por lo menos desde el siglo XIV en la corte de Navarra: los niños partían ese día un pastel que contenía haba; a quien tocara en suerte esta, se le proclamaba jocosamente Rey de la Faba y recibía durante un año homenajes y regalos, así fuera del origen más humilde”.
Toda esta tradición de vestir al niño Dios, visitar el templo con candelas y buscar la purificación y bendición, fue traída a América por parte de los españoles, quienes al llegar al nuevo continente se percataron de que los aztecas consumían tamales y atoles elaborados con la cosecha del año anterior con ingredientes como semillas, miel de abejas, carne de aves y venados y por supuesto, envueltos en hojas de plátano o maíz, como sigue siendo en la actualidad.
Finalmente, Fray Bernardino de Sahagún menciona sobre los tamales que eran: “unos blancos y a manera de pella, hechos no del todo redondos, ni bien cuadrados, tienen en lo alto un caracol, que le pintan los frijoles, con que está mezclado”. A esos tamales se sumaban otros, algunos muy blancos y delicados, y otros colorados, hechos con una masa dejada dos días al sol y otra al fuego y revueltas luego para hacer tamal, escribió Jesús Manuel en su libro, Orígenes de la Cocina Poblana.
En resumidas cuentas, el Día de la Candelaria es un extenso recorrido histórico y cultural que hasta nuestros días sigue en función y que muchas familias festejan o no a su modo, lo que sí es cierto, es que ningún mexicano pierde la tradición de comerse aunque sea un tamal el 2 de febrero.
Referencias:
Jesús Manuel Hernández (2017) Orígenes de la Cocina Poblana.
Judith Katia Perdigón Castañeda (2017) Mi Niño Dios, un acercamiento al concepto, historia, significado y celebración del niño Jesús para el Día de la Candelaria.
Fuente: https://revistalacampina.mx/2022/02/01/dia-de-la-candelaria-origen-y-tamales/