El texto que se ha traducido tenía 4.400 años de antigüedad y estaba inscrito en un jarrón funerario
JAVIER ORS / LA RAZÓN
Igual que Champollion. Un arqueólogo francés, François Desset, ha descifrado el elamita, una de las lenguas que todavía no se habían traducido de Oriente Próximo. Ha tardado más de diez años en poder “hackear” uno de los idiomas más antiguos y más importantes de las grandes civilizaciones de Oriente Próximo, lo que abre una ventana a entender la historia, la sociedad del pasado y, también, a adentrarnos en la Historia de este pueblo. De hecho, las líneas que ha conseguido leer tienen más de 4.400 años de antigüedad y pertenecen al reino elamita, que vivía en la zona de Irán. La revista Sciences et Avenir informa de este crucial descubrimiento, que está a la altura de la traducción de los jeroglíficos.
El reino de Elam, que estaría situado en la actual Irán, existió entre el tercer y segundo milenio antes de nuestra era. Y su sistema de escritura todavía continuaba siendo un verdadero misterio para los científicos, una verdadera caja blindada que nadie lograba abrir, igual que sucede todavía hoy con el lineal A, de la civilización minoica, en Creta, que solo se ha conseguido descifrar en parte (el lineal B, en cambio, ya se comprende desde hace décadas). El arqueólogo francés, que imparte clases desde 2014 en la ciudad de Teherán, explica en la revista “Sciences et Avenir” que “el escrito que ha traducido había sido descubierto en la antigua ciudad de Susa (famosa por albergar a Alejandro Magno) en 1901 y durante los siguientes 120 años no podíamos acceder a lo que se había escrito en ella hace 4.400 años” .
François Desset encontró la clave en unas líneas que aparecían en un jarrón de plata. Un adorno de carácter funerario que le permitió observar que se repetían los nombres de diversos personajes, como informa el diario francés “Le fígaro”. Al estudiar estas inscripciones comprendió que se referían a una serie de gobernantes. De hecho, acabó por identificar a dos. Fue el primer paso. Después, reconoció el nombre propio de Napirisha, una diosa vinculada a este área y cuyo culto tiene una extraordinaria relevancia. A partir de ahí comenzó un juego deductivo y de relaciones lingüísticas que le llevaron a entender la lengua elamita y desentrañar su misterio, uno de los últimos que quedaban. Desset, en declaraciones al diario francés “Le fígaro”, asegura: “Este trabajo me permite confirmar que la escritura no apareció por primera vez solo en Mesopotamia, sino que aparecieron dos escrituras en dos zonas distintas”. Pero el historiador va más allá y, en este mismo diario francés, asegura que esto supondrá también otra ventaja: “Esto nos va a permitir acceder al propio punto de vista de los hombres que vivían en la zona de Hatami”.
El elamita es una escritura protocuneiforme y según confirma Desset a “Sciences et Avenir”, esto ayuda a confirma que alrededor del 2300 a. de C. , había una escritura paralela en Irán, la llamada protoelamita, que se empleó entre el 3300 a. de C. y el 2900 a. de C, las mismas fechas que los primeros textos cuneiformes mesopotámicos.
Fuente: https://www.larazon.es/cultura/20201227/rianeistxrbjzdyo4dqanbtmmy.html